Nuevo bautismo en las aguas del pueblo

Paulo Freire

 

Especial para En Rojo

Actualmente, cuando hablamos de la realidad social y política en América Latina y Caribe, es común que surjan propuestas de reanudar el trabajo de educación de las bases. Muchos recuerdan con gratitud y nostalgia las intuiciones proféticas y el innovador método de alfabetización y concienciación de adultos, llevado a cabo por el gran Paulo Freire, cuyo centenario de nacimiento, en 2020, acabamos de celebrar.

Si miramos la realidad actual, en las últimas décadas, el mundo ha cambiado mucho. La población se ha vuelto más urbana. Para la mayoría de las personas, las condiciones de vida en las periferias urbanas se han hecho más difíciles. La lucha por la supervivencia es más exigente. Hay hermosas experiencias de inserción de personas y comunidad, sea en comunidades indígenas, sea en grupos afro descendientes, sea en poblaciones de periferia urbana, pero parecen menos frecuentes y tienen que tomar otras formas. Además, en los últimos decenios, iglesias y sociedades han experimentado un proceso de autocierre que dificulta más esa retomada de un proceso de educación social y política. Parece que hoy menos pastores y cristianos intentan unir fe y vida, espiritualidad y compromiso social.

En el campo de la política, en los últimos años, además de las diversas formas de desestabilización de gobiernos no alineados con su política neoliberal, el Imperio de los Estados Unidos ha organizado nuevas tácticas de guerra mediática. Coopta a gobernantes. Utiliza el poder judicial, parlamento y medios de comunicación para sus intereses. En algunos países como Brasil, ha logrado inocular en la sociedad una regresión social y política que, hace algunos años, nadie hubiera imaginado posible. Por eso es cada vez más urgente reanudar el proceso de educación popular y el proceso de organización de las bases, así como profundizar la unión de las fuerzas progresistas en torno a un proyecto político común.

El principio fundamental de lo que se llama de “educación de base” es la convicción de que «el pueblo es y debe ser sujeto y protagonista de su propia historia». Cuando comenzó el proceso de los foros sociales, se decía: «pensar globalmente, actuar localmente». Con el tiempo, se hizo cada vez más claro que no podemos separar estas dos dimensiones. Una dimensión interfiere profundamente con la otra. La intensificación de la minería en el Amazonas depende de la bolsa de valores de Beijing. Cada lucha local tiene que tener en cuenta el proceso internacional.

Un elemento desafiante, pero aún esencial, es que el trabajo de base requiere inserción. No se puede hacer sólo con consejos casuales, como si fuera «desde fuera». La inserción debe ser organizada, planificada y sistematizada. Su objetivo es conocer la realidad desde dentro y con la comunidad organizar los pasos del proceso y planificar las acciones a realizar. Este proceso: acción, reflexión, acción toma cuerpo al clarificar un horizonte político, pedagógico, organizativo que sería la concreción de lo que dice el Foro Social Mundial: «Un mundo nuevo es necesario. Juntos podemos hacerlo posible».

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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