Especial para CLARIDAD
Ante los casos de feminicidios y violencia hacia las mujeres debemos problematizar el asunto y descubrir los causantes fundamentales de estos, para trabajar con los mismos desde el modelo ecológico y de la justicia restaurativa. Pero antes debemos echar una mirada desde la perspectiva de género a la principal herramienta de las políticas públicas, el presupuesto del país. El presupuesto con perspectiva de género busca contribuir a la erradicación de las desigualdades existentes entre mujeres y hombres, y a que las mujeres ejerzan plenamente sus derechos. Los presupuestos son el principal instrumento de política económica y social y reflejan las prioridades establecidas de un gobierno, la prioridad de erradicar la violencia hacia las mujeres.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que los efectos de la violencia de género cuestan a las naciones cerca del 2% del Producto Interno Bruto sin contabilizar los daños emocionales. Estos daños económicos de la violencia de género incluyen los costos medibles y los costos no medibles debido a daños emocionales que afectan a la víctima, a sus familiares y la sociedad. Cada vez que matan a una mujer o se vive en situaciones de violencia hay pérdida económica, social y comunitaria, por eso es un problema social serio que debemos erradicar y debe ser un objetivo del país.
Evaluar el Presupuesto público del país con perspectiva de género es ir identificando las partidas presupuestarias que contribuyen a identificar necesidades y especificidades para reducir las desigualdades y la violencia hacia las mujeres, los problemas salubristas (físicos y mentales) y los programas y los servicios que se brindan. Esto significa adoptar presupuestos para dar cumplimiento a una vida libre de violencia y fortalecer los servicios institucionales creados como las unidades especializadas, servicios de salud y psicológicos, apoyo económico, entre otros. Y también atender las demandas de las mujeres, desde la atención ante un hecho de violencia, medidas de prevención o medidas de reparación. Atender las necesidades de las mujeres siempre han sido una deuda de los Estados con las mismas.
Uno de los inconvenientes que enfrentamos ante la violencia de género es que no se identifican las causas del problema de la violencia que genera costos sociales y de vidas: el machismo institucionalizado. Erradicar la violencia manifiesta la necesidad de cambiar la forma en que se enfrenta, para obtener una igualdad real entre las personas. Podemos identificar algunos tipos de violencia machista: violencia institucional, violencia física, violencia psicológica, violencia sexual, violencia intrafamiliar, violencia social, violencia simbólica, violencia económica, violencia laboral y la violencia patrimonial. En la violencia no hay ninguno que sea menor y son consecuencia de la discriminación que las mujeres sufren, pero veremos la violencia institucional y simbólica. La violencia institucional hacia las mujeres “es aquella mediante la que funcionarios o autoridades dificultan, retrasan o impiden el acceso a la vida pública, la adhesión a ciertas políticas e incluso la posibilidad de que las mujeres ejerzan sus derechos” La vemos continuamente en las “no acciones “para prevenir la violencia y feminicidios. Y culturalmente se ata a la violencia simbólica que “recoge estereotipos, mensajes, valores o signos que transmiten y favorecen el hecho de que se repitan relaciones basadas en la desigualdad, el machismo, la discriminación o la naturalización de cualquier rol de subordinación de las mujeres en nuestras sociedades”. Esta violencia es más difícil de erradicar, la manifestamos en actitudes, comentarios, chistes y hasta en programas televisivos y radiales. El reconocimiento de los diferentes hechos de violencia contra las mujeres permite que se pueda ir erradicándolos. Desde un modelo ecológico de prevención de la violencia, que puedan identificar dónde están los servicios de atención a los que pueden tener acceso. Y desde la justicia reparadora donde se conoce los recursos que se asignan en el presupuesto y el acceso a la justicia. Además de tener información para poder participar en la discusión del presupuesto del país.
En el modelo ecológico se toma en cuenta los elementos que pueden ser detonantes institucionales de la violencia contra las mujeres y la debida diligencia en la atención. En los mismos se incluye si hay o no servicio de salud, si existen instituciones especializadas y la sensibilizad para atender los casos. Estar al tanto si esos servicios están orientadas a la atención de las víctimas, a la prevención, a la sanción, a la investigación y a la reparación. Cuando se habla de reparación el mismo debe tener un componente individual en cuanto a la víctima, pero también un componente colectivo para que el país tome las medidas de prevención. Esto es atender de manera individual al agresor, a la víctima, pero también a los elementos sociales. Es ir como sociedad identificando la cultura de la violencia, todos aquellos elementos que están en el entorno, que legitiman y justifican, y que al final atrofian el encontrar soluciones para erradicar la violencia contra las mujeres.
En la justicia reparadora tiene que ver con los recursos que se asignan, y cómo se ve el acceso a la justicia. Es entender que el acceso a la justicia es mucho más que se castigue al agresor, sino que también es que se garanticen todos aquellos proyectos o acciones que están orientados a la reparación de los daños causados a las mujeres y sus familias. Incluye las medidas necesarias para evitar que los hechos de violencia se repitan y que las mujeres puedan fortalecer o reconstruir su proyecto de vida o crear un proyecto de vida y reciban los servicios para la recuperación. Además de brindar servicios de asistencia psicológica y de atención legal, incluye cómo se le facilitan las condiciones económicas y sociales, ya sea a través de créditos, de becas educativas, de programas de vivienda u otro tipo de oportunidades.
Los modelos integrales de prevención de atención de la violencia contra las mujeres no solo atienden a las víctimas, sino también cómo se previene modificando todos los patrones culturales que legitiman la violencia. Al analizar el presupuesto del país hay que velar porque se incluyan todas estas partidas para erradicar cualquier tipo de violencia hacia las mujeres, la asignación y etiquetación de recursos públicos y enfatizar en ir erradicando la violencia institucional y simbólica que afecta el acceso a la justicia y que afecta los proyectos de vida de las mujeres y sus familias. Recordando que la violencia contra las mujeres es un acto sexista-machista que debemos erradicar, y nuestra función es contribuir a que las políticas públicas que se hacen dentro de los gobiernos tengan enfoque de género, que respondan a la agenda de las mujeres y que en el presupuesto del país sean incluidos e identificados como agenda de país.