Semana Santa ¿Qué hacer?

 

 

Para quien no cree en la existencia de Dios -el cristiano- la celebración de la Semana Santa resulta en un problema. Un estado laico, digamos, Puerto Rico, tiene al menos el Viernes Santo como un día feriado. Sí, hay una contradicción. Sin embargo, ¿por qué se conmemora? Hay varias respuestas posibles.

Sin embargo, me interesa el asunto desde otra perspectiva. Supongamos que no soy creyente y lo miro desde la perspectiva de los mitos.  Bien, los mitos cumplen varias funciones importantes en las sociedades. En primera instancia, en el pasado proporcionaban respuestas a preguntas fundamentales sobre el origen del mundo, la creación de los seres humanos, los fenómenos naturales y otros aspectos de la existencia. Ayudaban a las personas a comprender el mundo que les rodeaba y a darle sentido a su experiencia. Hoy la ciencia contesta algunas de esas preguntas.

Si existe la ciencia, ¿descartamos los mitos? La verdad es que estos relatos transmiten conocimientos, valores y enseñanzas importantes de una generación a otra. A través de las historias míticas, se transmitían normas sociales, tradiciones culturales, lecciones morales y sabiduría ancestral.

Por otro lado, eran una parte central de la identidad cultural de una sociedad. Ayudaban a definir las creencias, valores y tradiciones de un grupo, y fortalecen el sentido de pertenencia y cohesión social dentro de la comunidad.

Aunque estoy hablando del pasado no puedo negar que los mitos, hoy, ofrecen imágenes y símbolos poderosos que pueden estimular la imaginación y la creatividad de las personas. Están estrechamente vinculados a prácticas rituales y ceremoniales. A menudo, las historias míticas son la base de ceremonias religiosas, festivales y rituales de paso que desempeñan un papel importante en la vida comunitaria y en la experiencia individual.

La mayoría de los cristianos no aceptaría que sus creencias son mitos. Esto es así porque tienen una base bíblica. Por ejemplo, los eventos que se conmemoran durante la Semana Santa, como la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, la Última Cena, la crucifixión y la resurrección, se encuentran descritos en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Como tienen un carácter sagrado y significativo en la tradición cristiana, no es necesario para un cristiano discutir la veracidad de los eventos. Representan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que según la creencia cristiana, tuvo lugar para la redención y salvación de la humanidad.

Más de uno se preguntará si tal relato o la propia existencia de Jesús existe en referencias históricas. Algunas.  Flavio Josefo, un historiador judío del siglo I, menciona a Jesús en sus obras Antigüedades judías y Guerra de los judíos. Por supuesto, cuando uno dice historiador no se refiere al concepto académico del siglo XIX, más o menos. Seamos más flexibles. Pensemos en Heródoto o Sima Qian. Desde ese punto de vista, podemos añadir a Tácito, romano del siglo I, que menciona a Jesús y los cristianos en su Anales. También Suetonio, del siglo II, menciona a Jesús y los cristianos en su obra Vida de los doce césares o Plinio el Joven, gobernador romano del siglo II, que menciona a Jesús y los cristianos en su correspondencia con el emperador Trajano.

Puede argumentarse justamente que son alusiones un siglo después de la muerte de Jesús o que no son descripciones detalladas. Ahora bien, ¿cómo esperar que se encuentren datos detallados y cercanos entre historiadores cuando se trata de creencias prohibidas y de creyentes perseguidos? Está claro que durante el siglo I, el cristianismo fue perseguido en el Imperio Romano, especialmente durante el reinado de Nerón (54-68 d.C.). También hubo persecución bajo el mandato de varios emperadores romanos, como Decio (249-251 d.C.) y Diocleciano (284-305 d.C.).

Fue en el siglo IV cuando el cristianismo experimentó un cambio significativo con la conversión del emperador Constantino y la promulgación del Edicto de Milán en el año 313 d.C., que puso fin a la persecución y estableció la libertad religiosa para los cristianos en el Imperio Romano.

Como dato curioso, algunos de los ateos más populares en tiempos recientes han escrito ensayos interesantes sobe el cristianismo. Así por ejemplo, Slavoj Zizek, filósofo y teórico cultural, tiene una perspectiva interesante sobre el tema. En El sublime objeto de la ideología, Zizek aborda el cristianismo desde una perspectiva crítica y la utiliza como una herramienta para analizar la sociedad contemporánea y los problemas políticos y culturales.

Hambriento de polémica,  Zizek plantea que el cristianismo es una religión que desafía la lógica del capitalismo y la sociedad consumista. ¿Por qué? La idea de la redención y la salvación, va en contra de los valores del individualismo y la acumulación material que predominan en la sociedad actual.

Por otro lado, Zizek también destaca la figura de Jesucristo como un símbolo de rebelión y resistencia contra las estructuras de poder establecidas. Jesús desafió las normas sociales y políticas de su tiempo y defendió la igualdad, la justicia y la compasión hacia los demás. Para él, el mensaje de Jesús tiene una relevancia política y social en la actualidad, ya que invita a cuestionar y transformar las estructuras injustas de la sociedad.

Por supuesto, el crítico cultural esloveno critica ciertos aspectos del cristianismo, como la forma en que ha sido instrumentalizado por instituciones religiosas y políticas para mantener el control y perpetuar desigualdades sociales. Para Zizek, el verdadero mensaje del cristianismo se ha distorsionado y se ha convertido en una forma de justificar el poder y la opresión.

No soy quién para declarar qué es verdad histórica o qué es un mito con relación a la Pasión y Muerte de Cristo. Sin embargo, el relato de un hombre que desafió al imperio con un mensaje de igualdad, compasión y justicia, es pertinente. Sobre todo porque se trata de una figura y un relato que surge en las tierras hoy ocupadas por genocidas. ¿Qué más relevante que la idea de salvar a un pueblo con la vida? ¿Qué más pertinente cuando las instituciones religiosas cristianas fundamentalistas distorsionan tanto el mensaje de la salvación que se ponen del lado de los opresores y de los asesinos?  Cuando éramos niños y teníamos un conflicto nos preguntaban, ¿qué haría o qué diría Jesús en estas circunstancias? Frente a la sangre derramada en Palestina, ¿qué haría Cristo? Ante los crímenes contra la humanidad cualquiera -creyente o no- tiene que preguntarse ¿qué hacer?

Comentarios a: pijuan21@hotmail.com

Artículo anteriorPalestina vive
Artículo siguienteMarzo en la historia-Arrestos en 1954 del liderato comunista