Uno al que no pudiste ignorar: a Residente

“Tu cultura hip hop me da pena/ Me hablas a mí de película, Y tú eres el que no sale de la escena”.

–Residente

La historia va más o menos así. Era la época de los “Reaganomics”: políticas bajo Reagan que reducían impuestos a los ricos y promovían el libre mercado sin restricciones. MTV transformaba la manera de escuchar música. Michael Jackson se convertía en el Rey del Pop con su disco Thriller. Se identificaba el virus del SIDA. Carlos Romero Barceló comenzaba su gobernación. Aparecía el juego Pac-Man. Madonna desfilaba con un vestido de novia en el escenario de los Grammys. Michael Jordan hacía su debut en la NBA. A Lidia Echevarría se le pasaba la mano cuando enviaba a unos jóvenes a darle un susto a su marido Luis Vigoreaux quienes terminaron asesinándolo. Run DMC elevaba el estatus del Rap de los parques a la radio a MTV. Ocurría un desastre nuclear en Chernóbil. Diego Armando Maradona anotaba un gol que se recordaría para siempre como “la mano de DI0S”. Mike Tyson se convertía en el campeón indiscutible de pesos pesados. Unas lluvias intensas provocaban derrumbes en el barrio de Mameyes en Ponce. El transbordador espacial Challenger se desintegraba en segundos después de su despegue. “Un cortocircuito” provocaba el incendio del hotel Dupont Plaza. El ELA dejaba de ser la promesa que alguna vez fue en los sesenta. Aumentaba el crimen y la deserción escolar. Brewley MC y Rubén DJ rapeaban sobre esto. En la moda, los colores y las exuberancias eran la orden del día. A las mujeres se les recuerda por las pollinas, a los hombres por sus bigotes de Magnum. Y mientras el huracán Hugo dejaba maltrecho a Puerto Rico, caía el muro de Berlín. Para Vico C entrábamos en La Recta Final.

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En los noventa Bill Clinton asumía la presidencia de Estados Unidos y bajo su administración se derogaba la Ley 936, entre otras razones, porque los fondos no se estaban usando para lo que habían sido estipulados. El cantazo de las 936 impactaba todo el tejido social, afectando a Puerto Rico de diversas maneras. Una de ellas fue el giro hacia una economía de narcotráfico.

La demanda por drogas en Estados Unidos aumentaba y Sur América jugaba un papel central en suplirla, formando un comercio internacional que se movía por toda la cuenca del Caribe. Esto creaba un tipo de “Segundo Estado” con sus propias leyes y lógicas de mercado, al margen åde la economía mundial y, en el caso de Puerto Rico, paralelo a su economía afectada por el cierre de fábricas. El narcotráfico no solo generaba una alternativa real vida para algunos, sino además todo un estilo de vida. Es aquí donde se debe insertar el origen del reggaetón en Puerto Rico, marcado en particular con la salida del cassette de Playero 37. Muchos fueron los resultados de este giro económico-cultural en la isla: aumento en la venta de drogas y armas, etc. La política de Mano Dura trató de contenerlo, pero no pudo. Muchos fueron los jóvenes que murieron.

Y es aquí, en medio del fracaso del ELA, que surge también la cultura Hip-Hop en Puerto Rico. Cierto que sus pioneros fueron Vico, Brewley y Rubén… Jelly D, Lisa M, Piro JM y toda aquella primera generación de raperos de los ochenta. Pero junto a Chezina, Yaviah, Yankee y Eddie Dee, se levantaba también el colectivo de No Mel Syndicate, Conciencia Poética y Vanguardia Subterránea. Eran “aquellos días”, como dice el poeta Stanley Rosario, “en que los vecindarios eran tierras lejanas. Y un par de nosotros decidimos juntarnos y hablar en contratiempo. Y fue entonces que las vocales se salieron de los libros”. Y con cada party, y en cada graffity se comenzó a escribir otra historia. Una memoria generada por jóvenes que estaban fuera del proyecto del ELA. Una historia que aún no se encuentra en los libros de historia del Hip-Hop, pues las comunidades afro en Estados Unidos, sin querer queriendo, han omitido de su discurso la participación de los boricuas en esta cultura “Desde un principio”. Basta con solo ver el documental Hip-Hop Evolution (2016), que, a pesar de sus virtudes, sigue repitiendo esa omisión. Sin embargo, la historia se sigue escribiendo.

Recientemente uno de los mejores emcees que salió de Vanguardia Subterránea, Tek One, junto al productor Yallzee, de Vanguardia también, sacaron una canción para Residente quien lleva rato tirando puyas para la escena de Hip-Hop boricua. El día que salió “Calle C” hubo fiesta. Para los que vivimos y representamos esta cultura de una manera u otra, esta canción fue motivo de alegría, imagino que tan cercano a la alegría que sentiremos el día que Puerto Rico sea libre, pues finalmente le tiraba a Residente alguien a quien este no iba a poder ignorar. Es el Uno, brodel. Y que nadie me malinterprete, en Puerto Rico se le ha estado diciendo a Residente que respete a la escena desde el 2008. Excelentes emcees de la talla de Siloé Andino y R-Two, hasta Tony Small quien puso “Los puntos sobre las íes”. El asunto es que el Uno ha competido para las Batallas de Gallos de Red Bull y nos ha representado en México y Venezuela mucho antes que Residente tuviera su reconocimiento internacional. Además, es uno de los cuchillos más amolaos que tenemos en la gaveta y Residente lo sabe. Lo sabe porque como dice Low Q, Tek era el ídolo de muchos (incluyendo René) para los tiempos de Café Seda.

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Dos semanas y tres días después, Residente respondió. Nada nuevo. Y de todas las cosas que se pudieran decir sobre su respuesta, me quiero detener en la barra que utilicé como epígrafe. Cuando Residente ataca a Tek diciendo “Tu cultura hip hop me da pena… tú eres el que no sale de la escena”, posiblemente jura que está diciendo gran cosa. Y cuánto se equivoca. Cuando uno sigue aquí hablando de los elementos de la cultura no significa que uno no haya evolucionado, que es lo que Residente insinúa. Al contrario, cada vez que uno habla sobre los principios y valores del Hip- Hop lo que se hace es recordar de dónde uno viene. Y en el caso del Hip-Hop de Puerto Rico esto puede significar: que escribimos y bailamos desde la última colonia del mundo, pregúntale a SieteNueve. El Hip-Hop ha sido el outlet que nos permite recordar a nuestros muertos y celebrar a nuestros vivos. Nos dio hermanos y hermanas. Nos ha permitido sobrevivir el fracaso de proyecto que construyeron los tecnócratas de Muñoz y nos ha ofrecido una historia con la que nos podemos identificar ya que la que construyeron Ricardo Alegría y compañía está llena de mitos y mentiras. En fin, la escena de Hip-Hop en Puerto Rico, con sus virtudes y defectos, ha creado una memoria colectiva y no una individual como la que propone Residente cada vez que dice que él no tiene escuela.

Una vez más Residente se “cuelga en lo más básico”. Pero quizás era de esperarse pues como le dijo Tek “esquipiáte la escuelita, nunca hiciste la tarea, de ahí tu confusión entre rapeo y cacarea”.

San Juan, PR, 19 de noviembre 2018

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