Yanira Reyes Gil: Digna heredera del legado de Nilita Vientós Gastón

CLARIDAD

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Con  una distancia de casi un siglo, la justicia social, la lucha por la equidad de género y la defensa de la nacionalidad distinguen y preceden el quehacer profesional y ciudadano  de la insigne Nilita Vientós Gastón.

A la que puede considerarse una de sus muchas herederas, el Colegio de Abogadas y Abogados (CAPR) y su Comisión de la Mujer otorgó  este año la Medalla Nilita Vientós Gastón: la profesora de Derecho, Yanira Reyes Gil.

“Estoy inmensamente agradecida del Colegio, en particular de la Comisión de la Mujer, por hacerme este reconocimiento. Reconozco humildemente que me precede gente que respeto y admiro mucho que han recibido esta medalla antes que yo”, expresó a CLARIDAD.  Entre esas mujeres que le preceden hay gente con las cuales trabaja, a quienes  “admiro mucho, como la compañera Esther Vicente, y gente que ya no están con nosotros, como María Dolores (Tati )Fernós. Así que me siento muy honrada con este reconocimiento”.

La licenciada y profesora de Derecho en la Universidad Interamericana de Puerto Rico no tuvo la oportunidad de conocer a Vientós Gastón (1903-1989),  pero sí dijo que ha  leído sus escritos y “realmente parte del orgullo y agradecimiento que siento es porque reconozco la labor que hizo Nilita por el Derecho y las artes en Puerto Rico, y por la figura de ella, en términos de ser una pionera en muchos asuntos de las  mujeres y los asuntos por la justicia social”.

Los temas y asuntos en los que se ha desempeñado y han distinguido la práctica de Reyes Gil son los derechos humanos, la  equidad de género, en  particular, los derechos de las mujeres y el enfoque de género; pero además ha trabajado en otros asuntos de justicia social.

“Yo empecé todo mi activismo como parte del movimiento estudiantil en la Universidad de Puerto Rico en el movimiento contra el alza en la matricula en los años 90. También he trabajado diferentes temas a nivel académico y el activismo por la descolonización de Puerto Rico. Para mí todo eso está atado  a tratar de  buscar un país más justo y un país más libre, un mejor espacio para todas las personas que vivimos aquí.  Eso es tener como meta una perspectiva de derechos humanos y una perspectiva de género. A fin de cuentas, lo que buscamos es el mejoramiento de las condiciones de las personas, que podamos alcanzar una vida digna para todos los que viven en este pedazo de tierra”.

La también miembro de la Mesa de Aborto Libre (MAL) y de la Coalición 8 de marzo, abunda respecto al problema de la violencia de género y el machismo, tan presentes en nuestra sociedad. Puntualiza que aun cuando la mayoría de los hogares son liderados por  mujeres, este es un problema que no tiene sexo.

“Eso  quiere decir que lo tienen todas las personas. Crecemos en un país, una sociedad, que todas los roles y estructuras se establecen a partir de esa estructura patriarcal y desde la crianza. Tanto mujeres como hombres reproducen esas mismas ideas que entienden de como debe ser la vida, que establece una subordinación para las mujeres. Las personas que no tienen una sexualidad masculina dominante, eso seguimos reproduciendo”.

Esas concepciones no sólo se dan en la familia, sino que se dan en todas las estructuras, en la escuela. “Por eso es que estamos luchando porque se establezca un currículo con perspectiva de género, porque la escuela, la iglesia, los medios de comunicación, en los trabajos, en todas partes se reproducen esas mismas estructuras de dominación hacia las mujeres y eso se da  desde cosas bien grandes hasta cosas pequeñas”.

La cofundadora del Instituto de Mujeres, Género y Derecho (conocido como Inter Mujeres), nos comparte su experiencia con las estudiantes que llegan a la facultad: “Cuando empecé como estudiante de  Derecho, las mujeres todavía éramos minoría. Casi no había profesoras y, ahora, la mayoría de las estudiantes de Derecho son mujeres, y estamos ahí tratando de ser un profesorado más equitativo; pero todavía los hombres son mayoría porque el Derecho es mayormente es una disciplina masculina aún”.

Describió que el tema  implica muchas rupturas desde el salón de clases y que la  manera en que se enseña el Derecho, por lo regular, es de una forma bien autoritaria, desde el poder. Y hacer una pedagogía feminista en el salón de clases implica hacer una ruptura para hacer un salón de clases más democrático.

“Eso  a veces llega bien a nuestros estudiantes y a veces no. Los estudiantes están acostumbrados a una forma de enseñanza, y les cuesta. Pero parte de la cosas buenas de esta profesión de abogada y educadora es que siempre hay  un espacio para hacer esos proceso de desaprender cosas con las que crecimos y empezar a actuar de otra forma y poder de alguna forma sembrar algo que haga pensar a esas y esos estudiantes desde una visión de justicia, de cuestionarse el Derecho mismo desde unos ojos de lo que es justo”.

En particular, narró que ofrece el curso preparatorio Abogacía y Sociedad,  que se da antes de que los estudiantes comiencen de lleno en el estudio de Juris Doctor. Desde ese momento está hablando de acceso a la justicia, de equidad, asigna opiniones judiciales con perspectiva de género, con perspectiva de clase, y así poco a poco, dice, logra llegar a algunas personas.

La necesidad de una perspectiva de género y una mayor equidad ocurre incluso entre la misma profesión del Derecho. En el 2019, la Comisión de la Mujer del CAPR llevó a cabo una  primera asamblea de mujeres abogadas y estudiantes de Derecho, en la cual se discutió por parte de  compañeras abogadas  las situaciones que pasan  todavía en los tribunales. Las participantes  expusieron sobre el discriminen, el ninguneo, de que no se les toma en consideración.  “En ese momento fue bien importante tener un espacio para recuperar esas historias y que las compañeras pudieran hablar de las situaciones que pasan cotidianamente  todavía a estas alturas, que ya no podemos hablar de una  absoluta mayoría de hombres. Todavía hay cosas que hacer y recorrer. Creo que por eso es importante que reconozcamos que todavía hay asuntos y trabajos que hacer”.

Frente a ese escenario está la huella del legado  de Vientós Gastón, primera mujer abogada que trabajó en el Tribunal de Justicia de Puerto Rico como Procuradora General Auxiliar, quien ganó el pleito que estableció el uso único del idioma español en el sistema de justicia de Puerto Rico.

“Para mí lo más importante, con lo más que me relaciono de su el legado, era su planteamiento en términos de la justicia social y la necesidad de estar, no con el poder, sino con las personas y los sectores marginados. Eso es lo que yo aspiro a hacer, lo que sería mi ruta. Ese mismo espacio de trabajo hacia la igualdad, no formal, sino la real en términos materiales: derechos,  acceso y servicios. Eso es lo que me atrae  del legado de Nilita Vientós Gastón”.

 

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