Inscritas en piedra

Ten fe

Puerto Rico se levantara

Boricua no te vallas

Anónimo

Si transitas por el expreso 52 (Luis A. Ferré) de Caguas a San Juan en el K.H. 7.5 verás escrito en aerosol blanco en la piedra a la vera de la carretera un mensaje: Ten fe /Puerto Rico se levantara/ Boricua no te vallas. Lo vi por primera vez al quinto día luego del paso del huracán María y lo sigo leyendo cada vez que viajo por ese “expreso” a 10 o 25 millas por hora en busca de un asomo que me recuerde “antes de María” en casa de mis familiares en San Juan y Levittown.

Batalla el mensaje con su cliché (Puerto Rico se levanta), sus errores gramaticales y su ausencia de color e imágenes con los anuncios a todo color y generados con la perspicacia de las agencias publicitarias de captar la atención del público en las vías de rodaje. Tal vez muchos aún no lo han visto a pesar de los constantes tapones al cual se enfrentan cotidianamente en ese expreso. Tal vez tienen la vista fija en la parte trasera del vehículo que lo antecede esperanzado en el momento que se pueda adelantar unos metros. Es posible que alcen la mirada incitados por aquellos anuncios parpadeantes, rebosantes de colores e imágenes que les invitan a seguir consumiendo o le auguran la millonada que le espera con la loto.

Me pregunto si, aún ese ser anónimo, luego de más de 100 días tendrá fe en la consigna de un gobierno buscón, corrupto, mendiguero e insensible a las necesidades del pueblo y solícito con las artimañas de los depravadores del país. ¿Aún tendrá fe en que Puerto Rico se levante cuando en su municipio sabe que de las supuestas “64 víctimas de Pesquera” a causa del huracán María, la gran mayoría deberían de ser, según sus cálculos, de su pueblo? ¿Aún tendrá fe cuando el agua no le llegó por más de 2 meses y su vida se restringió a esperar el camión Oasis y luego hacer largas filas para conseguir el fluido que habría de alimentar a la generadora de electricidad? ¿Aún tendrá fe en las mentiras y los “jueguitos semánticos” del gobernador de generación y distribución de energía eléctrica? ¿Aún tendrá fe, después de más de tres meses de espera en que el cuerpo de ingenieros del ejército de EUA se supone que coordinase para colocar un toldo azul para cubrir parte del techo y salvaguardar lo poco que le queda? ¿Aún tendrá fe en que FEMA le apruebe su solicitud y le facilite el dinero para adquirir una cama y poder descansar del trajín del día? ¿Aún tendrá fe en que el gobierno de EUA reembolsará fondos para reconstruir el puente del barrio que colapsó o reponer la otra mitad de la carretera? ¿Aún tendrá fe en que la Junta de Control Fiscal viene a enderezar las finanzas del país? Podría seguir ad infinitum pero usted, quien lee estas líneas, puede añadir las suyas.

Finaliza el mensaje con una petición urgente y a la vez desgarradora por su visión pitonisa de alertar sobre la masiva migración (200,000) de boricuas en días por venir luego del huracán: “Boricua no te vallas”. Me pregunto, ¿a quién perdió en esa estampida humana? ¿A quiénes hemos perdido en el plano individual como en el colectivo? ¿Se nos fue en esa fuga aquellas mentes y aquellas manos que podrían “levantar a Puerto Rico”?

Como exmiembro de la diáspora (22 años de exilio) sé del dolor que se siente al regresar esporádicamente a tu tierra en plan turista (vacaciones de verano o del trabajo), en estar en un desplazamiento constante con raíces aéreas y ser una observadora intermitente de esa otra vida de tu familia y tus amistades. ¿Habrá en algún momento de su vida experimentado esa oquedad emocional nuestra escritora anónima?

Claridad, en su edición del 30 de noviembre al 6 de diciembre, publicó un excelente artículo de Manuel de J. González, La emigración y el final de los tiempos. Poner en perspectiva histórica el fenómeno de la migración del pueblo boricua se sintió como un bálsamo a esa gran tristeza de experimentar la ausencia de vecinos, amistades y familiares de nuestra tierra, aquellos que se nos fueron. Nos recuerda González que, “La mayoría de los emigrados no regresó a su país de origen, pero algunos lo hicieron trayendo experiencia y recursos que ayudaron a la recuperación” (pág. 7). Sé que así será porque ha sido el patrón de las grandes migraciones humanas. Siempre, desde nuestros orígenes como especie, la constante ha sido la búsqueda y esto ha implicado partidas. Hoy, contrario a cientos de años atrás, podemos abrazar la idea de retornar a nuestros orígenes, a nuestra tierra. Sé que muchas de las personas que tuvieron que abandonar su casa, su familia, sus amistades, su cultura habrán de regresar. Lo sé. Lo hemos hecho muchas y muchos. Pero también sé que si no luchamos por desbancar a estos parásitos (Pesquera, Keleher, Jaresko, Fortuño, políticos de carrera y otros depredadores como la Junta de Control Fiscal) y hacerles pagar lo que han robado seguiremos como nuestro escritor anónimo agarrándonos de una “fe” clichosa y viendo como nuestra isla se despuebla de las manos y mentes que la han de transformar.

Me pregunto si aún nuestra escritora anónima reside en la Isla o ha engrosado la masa de boricuas en el exilio ¿O tal vez sea un integrante del movimiento comunitario que se organiza para exigir sus derechos como ciudadanos de esta tierra? Apostemos por lo segundo.

La autora reside en Humacao (todavía sin electricidad, sin toldo y agua de vez en cuando…)

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