Para una nueva Reforma de la Iglesia

Hoy, domingo 28 de octubre, Brasil vive la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y de gobernadores para algunos estados. Escribo esas líneas aún sin saber el resultado de ese pleito. De todos modos, sea quien sea el vencedor para presidente, encontrará un país extremadamente dividido y en el cual la derecha logró crear un clima de odio e intolerancia nunca visto antes. Lo peor es que unos de los actores que más han aportado su fuerza para eso fueron, en gran parte, las Iglesias cristianas, siendo que grupos pentecostales ya tenían antes esa postura. La novedad fue ver padres católicos, obispos y hasta un cardenal haciendo publicidad por la extrema derecha y aceptando aparecer en la televisión  con el candidato fascista.

Al menos para la segunda vuelta, la conferencia de los obispos (CNBB) se pronunció por la Democracia y contra candidaturas que defienden violencia y odio. También la conferencia de los religiosos (CRB)  emitió un pronunciamiento en la misma dirección. En la Iglesia Católica, la norma es que la Iglesia no asume postura partidista. A pesar de eso, muchos ministros tomaron posición partidaria y contraria a los derechos humanos y a la democracia. Han hecho propaganda por el candidato de empresarios, del imperio norteamericano y de la industria de armas.

Hasta hoy, los católicos de Alemania tienen vergüenza en saber que, en el tiempo del Nazismo, muchos sacerdotes y obispos apoyaron a Hitler. La Iglesia que se colocó en la resistencia era una minoría. Actualmente, la Iglesia Católica se debate con una de las más tristes crisis de su historia. Escándalos morales llegaron hasta las cúpulas. Obispos y hasta cardenales son destituidos de sus cargos. El papa se enfrenta a una fuerte oposición. Él ha repetido que detrás de los abusos y del sistema que los favorece, está el Clericalismo. Es esa misma enfermedad la que hizo  que obispos y sacerdotes traicionaran el evangelio de Jesús y han ayudado al pueblo desinformado a votar contra sí mismo. Son esos mismos obispos y sacerdotes que se posicionan contra el Papa Francisco y quieren impedir cualquier reforma que amenace el poder sagrado que ostentan. Por eso, el evangelio llama a las personas más conscientes, sea cristianos, sea personas que aman la paz y la justicia, a reaccionar con la lucidez de la profecía y de la resistencia. A un joven que le decía: “Soy ateo”, el obispo profeta Pedro Casaldáliga contestó: ¿De qué Dios eres ateo? De ese dios del sistema opresivo, también somos ateos.

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