El sacerdote jesuita nacido en Argentina como Jorge Mario Bergoglio, y a quien
el mundo llama Papa Francisco, falleció temprano el pasado lunes, luego de
haber celebrado el Domingo de Pascua-la fiesta más grande de la cristiandad-
rodeado de una enorme multitud que se congregó en la Plaza de San Pedro en
El Vaticano. " Buona Pascua" les dijo el pontífice con la voz tenue, ronca y
fatigada de sus últimos tiempos, mientras su asistente les leía su hermoso
mensaje de amor y aliento a los migrantes y a los pobres, y abogaba por la paz
entre los pueblos y el fin de las guerras en Palestina y Ucrania.
Con su presencia frágil y su voluntad de hierro, Francisco reiteró en su último
día la coherencia que caracterizó su vida personal y pública, cualidad que lo
estableció entre las figuras seminales y transformadoras de la historia en estas
primeras décadas del siglo veintiuno. Francisco, Obispo de Roma, murió como
vivió, "con las botas puestas", en su caso, con los gastados zapatos negros,
símbolos de la austeridad y sencillez que coronaron su vida como líder
humanista de millones de personas en el mundo.
Con su ejemplo, el Papa Francisco ha elevado a un más alto nivel la vara con
que se medirá el liderazgo mundial en todos los órdenes de ahora en adelante.
Un recorrido de su vida y acciones desde que fue elegido como Papa de la
Iglesia Católica en marzo de 2013, permite conocer la gama de precedentes, y
nuevos cambios y espacios, que se dieron durante estos doce años. Fue el
primer latinoamericano en ser elegido Papa, resaltando así la importancia de
nuestra región que alberga al 48 por ciento de los católicos del mundo. Fue
también el primer sacerdote jesuita en llegar a tan alto cargo, y con él trajo un
mayor énfasis en la inclusión y la justicia social, estandartes de su orden
religiosa y de su papado. Fue infatigable en denunciar la tragedia de millones
de migrantes en el mundo y en defender sus derechos humanos. También lo
hizo con las poblaciones pobres, sin hogar y carcelarias. "Me gustaría una
Iglesia pobre y para los pobres", remarcó en más de una ocasión, como en su
primer viaje como Papa a la isla italiana de Lampedusa, punto de entrada
masiva de migrantes de África a Europa, creándose situaciones innombrables
para dichas poblaciones errantes.
Implantó iniciativas para brindar hospedaje, servicios médicos y comida en los
sectores más pobres de Roma, visitaba a los presos y presas en las cárceles y
fue crítico de la economía excluyente, sobre la cual dijo: «Esta economía mata».
Fue el primer Papa en expresar de forma contundente su visión de avanzada
sobre la protección y preservación del ambiente natural, en su Encíclica
«Laudato Si», un bello y bien investigado documento sobre la crítica necesidad
de que cuidemos «nuestra casa común».
El Papa Francisco dedicó su jornada de vida a sembrar las semillas de una
reforma profunda de la Iglesia Católica. Fueron noticia sus históricos
acercamientos a grupos y líderes importantes del Islam, el judaísmo, católicos
ortodoxos, luteranos y metodistas, entre otros sectores religiosos hacia los que
tendió puentes de colaboración recíproca. Fue también el primer papa en visitar
países budistas en busca de un mayor acercamiento. Contradijo las posturas de religiosos conservadores y promovió la inclusión del sector LGBTQQ+ y de
las mujeres en las prácticas y procesos de la Iglesia Católica. En otra de sus
frases para la historia, Francisco trazó su ruta de acogida: «Si una persona es
‘gay’, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?» Fue
él también quien abrió la puerta a la participación de las primeras mujeres en
posiciones de responsabilidad y poder decisional en altos niveles de la Iglesia
Católica y el Vaticano, como haber nombrado la primera mujer en la dirección
de una oficina administrativa en el Vaticano y la primera mujer presidenta de la
Ciudad del Vaticano.
También hizo historia nombrando a la primera mujer Prefecta del Vaticano,
posición que solo había sido ocupada por cardenales de la Iglesia Católica.
Otro precedente fue la inclusión de mujeres en el organismo de 70 miembros
que selecciona a los obispos y en el Consejo de 15 miembros que supervisa
las finanzas del Vaticano. Pocos pasos, dirán algunos. Pero ciertamente pasos
firmes que establecen pautas importantes hacia futuro.
Hasta en su ritual mortuorio, el Papa Francisco rompió esquemas, dejando
listos los arreglos para un funeral sencillo y austero, más en consonancia con la
naturaleza del pastor de su grey que con la pompa y circunstancia de un Jefe
de Estado. Su lugar de reposo final no serán las criptas del Vaticano, sino la
muy hermosa y serena Basílica de Santa María la Mayor, muy cercana a sus
afectos y su corazón. En vida y en muerte, Jorge Mario Bergoglio/ Papa
Francisco muestra la dignidad de su iluminado paso por un mundo convulso
que necesita y extrañará ejemplos como el suyo.