Ciencias Médicas en el COVID-19

 

Por Giancarlo Vázquez López/CLARIDAD

gvazquez@claridadpuertorico.com

Las proyecciones según la Caracterización de los casos confirmados de COVID-19 en Puerto Rico hasta julio 2020, por los doctores Erick Suárez y Juan Carlos Reyes, estiman que esta semana podría haber entre 12 y 23 muertes por la enfermedad causada por el coronavirus.

Hasta julio se han registrado casi 6 mil casos de COVID-19 en la Isla. Las gráficas compartidas por el Dr. Suárez demuestran “una tendencia muy marcada”. En la segunda semana del séptimo mes, el número de casos pasó de los 1,500 y luego disminuyó. El último punto es de poca confianza. Las cifras de casos semanales confirmados pueden cambiar. Lo proyectado, según dijo el Dr. Suárez, es que sigan bajando.

Precisar estos números es difícil por el retraso con el que llegan los datos. Otro problema es la escasez de pruebas moleculares. Por lo anterior, la Caracterización de los casos confirmados considera otros indicadores, como las hospitalizaciones diarias, para analizar el comportamiento del virus.

Durante los meses de abril, mayo y junio, el número de hospitalizaciones se mantuvo “muy bajito”; en julio aumentó “fuerte”. Según las proyecciones, las hospitalizaciones podrían bajar a 298 o subir a 785. Habría que esperar dos semanas (esta entrevista se realizó el martes, 4 de agosto) para ver el impacto que tiene el cierre en el número de hospitalizaciones.

La infección es igual en hombres y mujeres; pero el número de muertes es aparentemente más alto en hombres (142) que en mujeres (88). Hasta julio se registraron 230 muertes. El riesgo de muerte es más alto en personas de 85 años o más que en personas menores de 45. “A menor edad, más riesgo de infección; a mayor edad más riesgo de muerte…”, resumió Suárez, enfatizando que el riesgo de muerte en personas mayores de 85 es casi 54 veces mayor.

De momento, la mayor cantidad de muertes por COVID-19 por región se registra en la Zona Metro, con 62. Le sigue Bayamón (29), Arecibo (22), Ponce (31), Mayagüez (35), Caguas (30), otra (20). En ese mismo orden, las muertes de personas mayores de 75 años son: 30, 9, 7, 16, 23, 16 y 4.

Aun cuando la población menor de 45 es mayor, Puerto Rico se comporta como los países europeos donde hay una alta concentración de población de edad avanzada, explicó Suárez. Factores como el desarrollo tecnológico y mejores condiciones sociales influyen en tal comportamiento. Pero lo último no puede considerarse en un país donde la mitad de la población vive por debajo de los niveles de pobreza.

En cuanto a las muertes semanales, se puede observar que hubo un aumento significativo durante la primera semana de marzo, luego disminuyó y volvió a aumentar la última semana de julio.

 “Eso es lo que pasó en términos del comportamiento de muertes. Si yo proyecto con lo rojo (Gráfica: Proyección de muertes semanales por COVID-19 después de jul. 31 2020), esperaría que la próxima semana tuviéramos entre 12 y 23 muertes”, dijo Suárez.

“La pregunta que me hiciste de si se debería regresar a clases, hay que ver qué parámetros usaríamos. Obviamente, lo ideal serían los casos confirmados, pero tenemos la limitación de que en la última semana puede haber problemas de retraso, las pruebas que se están realizando, cambio en la práctica médica. El otro indicador sería ver las hospitalizaciones. Creo que empezar después de septiembre no está tan mal. Por lo menos, agosto nos debe decir claramente hacia dónde van los casos, las muertes y las hospitalizaciones. Todavía no me siento muy confiado, yo esperaría todo el mes de agosto hasta tener claro el comportamiento”, sostuvo.

Tras el alza evidenciada en los casos confirmados por COVID-19, a finales de julio fueron impuestas nuevamente las restricciones. El efecto de las medidas de mitigación debe verse después de 2 a 3 semanas, debido al periodo de incubación del virus. Esto significa que para fines de agosto o principios de septiembre deben verse las disminuciones en los casos confirmados, hospitalizaciones y muertes. Ahora la preocupación es que puede haber otra ola de casos debido a las elecciones de ayer.

Suárez, profesor en el Departamento de Bioestadísticas y Epidemiología de la Escuela Graduada de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Ciencias Médicas (RCM-UPR),hizo la advertencia de que si logramos controlar el distanciamiento social, entre otras prácticas, podemos avanzar en lo que llegan alternativas clínicas. También mencionó el control en el aeropuerto.

Sobre la vacuna expresó que no se sabe cuánto más pueda tardar. Además, “No se sabe el precio que va a tener, cuándo va a llegar a todos los rincones del país, si va a estar disponible para todo el mundo. Hay una serie de preguntas todavía en ese sentido. Lo que sí podemos controlar es lo básico: lavado de manos, disminuir las reuniones sociales; cosas que podrían estar en control nuestro, de la población. Sabemos que si no lo hacemos se sale de control”.

“Una cosa que hemos aprendido con estas curvas que te he mostrado es que llegó a un pico, bajó y después volvió a subir… Después del 4 de julio empezaron las reuniones familiares las fiestas y ya empezó otra vez a subir. Esto se une ahora al problema de los reactivos”, concluyó.

Estudio Coronagenes

Actualmente, Suárez está colaborando en estudio dirigido por la Universidad de Edimburgo, en Escocia, para identificar la relación de los genes y el COVID-19 a través de pruebas de ADN. Albert Tenesa, profesor de genética cuantitativa de la Universidad de Edimburgo, ha estado en Puerto Rico en congresos organizados por Suárez. A raíz de esa comunicación Tenesa invitó a Suárez a colaborar en dicho proyecto.

“Se pretende identificar aquellos genes que podrían explicar la severidad del COVID-19. Hay gente que le da el COVID y no presenta síntomas o son síntomas muy leves, hay otros que presentan síntomas muy severos”, especificó Suárez. “La idea es ver qué genes podrían estar asociados a este comportamiento, qué genes se sobrexpresan o subexpresan en las personas y tratar de ver si se puede identificar algún patrón y luego hacer una recomendación de algún tratamiento específico”.

El estudio está en una fase inicial muy básica, apenas empieza su promoción internacional. En Inglaterra, hasta hace unos meses, llevaban participando unas 1,200 personas. Según el doctor Tenesa, ellos esperan reclutar aproximadamente medio millón de personas. Aunque le parece ambicioso, Suarez destacó que tienen cuatro años para recopilar toda esta información.

Al tratarse de una pandemia, considera que “el Caribe es un grupo de gente que puede dar información útil sobre cómo puede variar la enfermedad según la expresión de los diferentes genes”.

En algunos países se llegó a la fase 3, donde se está experimentando con personas que han decidido participar. En esta fase, si los resultados son positivos, ya se puede ir a la población general, según explicó Suárez. “Pero siempre hay que tener en cuenta qué podría suceder a largo plazo. Por eso hay una cuarta fase para ver el daño o beneficio que podría ocurrir a largo plazo de cualquier vacuna o intervención”, aclaró.

 

 

 

 

 

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