Con ventaja el PPD sobre el PNP

 

CLARIDAD

Ahora mismo, el Partido Popular domina 3 a 2 al PNP y, a juzgar por las informaciones que circulan, todo indica que esa “ventaja” del PPD se ampliará en las próximas semanas. Aunque, a decir verdad, nadie puede afirmar a ciencia cierta cuál de los dos partidos estará al frente en los próximos meses porque quienes conocen todo el cuadro no sueltan prenda.

La “ventaja” a que me refiero no surge de una encuesta de preferencias políticas, sino de algo parecido a aquel “box score del crimen” que antes se publicaba en la prensa. Según ese cuadro informativo, desde principios de 2021 los moradores de cinco alcaldías han sido objeto de acusaciones criminales por extorsión o robo de fondos públicos. De estas, tres están en manos del PPD y dos del PNP.

Como se recordará, el PNP arrancó al frente porque los primeros acusados fueron los acaldes de Cataño y Guaynabo. Tras esos arrestos, el PPD estaba gozando. El muy mediático Félix Delgado cayó primero, pero la noticia no causó sorpresa. Desde hacía meses, tal vez años, se rumoraba el desenlace porque el tal “Cano” se pasaba de pasarela en pasarela exhibiendo el producto de su saqueo.

Lo que sí causó sorpresa fue el que vino después porque cuando se supo lo de Cano, el presidente de la federación de Municipios, el también mediático Ángel Pérez, compareció ante los medios de prensa a lamentar la noticia y a decir lo que dicen todos: “el que le falle al pueblo, que responda”. A los pocos días el que debió responder fue él y, a diferencia de Cano, que corrió a declararse culpable para evitar el drama público del arresto, Pérez tuvo que desfilar por la calle Chardón, compungido, luego de la vista de fianza.

La alegría a los Populares tras esos dos arrestos duró poco porque enseguida superaron al PNP. La nueva redada comenzó en Trujillo Alto donde detuvieron al vicealcalde y luego se extendió a Aguas Buenas, donde cayó el exalcalde, ya retirado, Luis Arroyo Chiqués.

En esa etapa el juego estaba empatado, dos a dos. El desempate llegó hace unas semanas cuando se supo que el alcalde de Guayama, Eduardo Cintrón, había llegado a preacuerdo con la fiscalía federal para declararse culpable a cambio de una condena de 48 meses de cárcel. Simultáneamente se supo que el todavía en funciones alcalde de Trujillo Alto, José Luis Cruz, cuyo vicealcalde ya está acusado, está “desaparecido”. Seguramente reaparecerá en los próximos días haciendo alegación de culpa ante un magistrado.

Como ya hemos visto, la última moda de los alcaldes corruptos es negociar un acuerdo de culpabilidad antes del arresto. Así evitan el revolú frente a su casa en la madrugada, el desfile con manos esposadas por la Chardón y la salida con cara de amanecido tras la vista de fianza. De la última avalancha de imputados el único que desfiló con aires de desamparado, luego del arresto, fue Ángel Pérez, a pesar de que, contrario a los otros, contaba con asesoramiento legal casero, ya que su esposa es abogada y exjuez. Sin embargo, no quiso o no lo dejaron declararse culpable de antemano y no tuvo más remedio que recorrer la pasarela dolorosa de la calle Chardón.

Después de todo, si como norma general los acusados de corrupción por la fiscalía federal siempre terminan declarándose culpables, porque la evidencia siempre es abrumadora y la aceptación reduce condena, es un buen negocio aceptar la culpabilidad de entrada. Así la reducción en la condena sería mayor y, más importante aún, esa negociación temprana les facilita conservar parte de lo robado.

Eduardo Cintrón Suárez, el popular de Guayama que rompió el empate con el PNP, montó un esquema corrupto muy novedoso y hasta creativo, que tal vez había ideado desde los tiempos en que fungió como “asesor de asuntos municipales” de Aníbal Acevedo Vilá. Como los municipios siempre deben emplear mucho dinero asfaltando carreteras, le exigió al contratista un “reintegro” igual a un dólar por cada metro cuadrado de asfalto. Nótese que este ladrón siempre pensó “lo mejor para el pueblo”, porque su beneficio estaba atado al asfalto utilizado. Como mientras más carreteras arreglaba más ganaba, puede afirmar que el pueblo se beneficiaba.

Como decía antes, la proporción 3 a 2 a favor del PPD puede que no dure mucho. Según se conoció cuando se destapó lo del alcalde de Cataño, los “empresarios” que comían y salpicaban –el abogado Oscar Santamaría y el contratista Mario Villegas- tenía contratos con decenas de municipios. El modus operandi de estos dos era sobarle la mano a quien le daba de comer por lo que ahora mismo debe haber unos cuantos abogados negociando preacuerdos.

El “score”, por tanto, va a estar cambiando entre el PNP y el PPD. Como sucede en los juegos peleados, durante los próximos meses la ventaja cambiará de manos más de una vez. En última instancia poco importa cómo se altera el resultado del juego porque, como dice el poema de Guillén: “si somos la misma cosa, yo y tú, tú y yo”.

Artículo anteriorSube de nivel el tenis de mesa
Artículo siguienteLas playas son nuestras y son públicas