Cuba y la solidaridad que el huracán no se llevó

La brigada Martha Machado recuperó una de las escuelas rurales pertenecientes al consejo popular La Coloma. Autor: Tomada del perfil de Facebook de Kcho Publicado: 17/10/2022

 Corresponsal de CLARIDAD

 

Pinar del Río, Cuba –En el interior de un ranchón de madera y guano una veintena de niños estudia la historia de Cuba. A 100 metros de allí, en el portal de una casa pequeña, otra clase estudia la tabla de multiplicar del nueve en una pizarra a la que la humedad le ha ido comiendo los bordes. No muy lejos de ahí, en el pasillo exterior de otra casa, estudiantes de cuarto grado escriben un párrafo sobre lengua española, bajo la supervisión de la maestra.

Son todos ellos estudiantes de la escuela primaria Mariana Grajales, del municipio La Coloma en la provincia de Pinar del Río, a la que el huracán Ian le arrancó el techo y anegó en lluvia los últimos días de septiembre. Estudian a media jornada, aprovechando al máximo la luz del día, pues aún no hay luz en su comunidad, y aunque las condiciones no son las óptimas, no permiten que les quiten el ánimo ni las ganas de aprender.

Por eso, varios vecinos han puesto a disposición sus casas y sus espacios para que las maestras puedan seguir dando clases y los niños no pierdan su curso, mientras las autoridades reconstruyen la escuela.

“El huracán nos afectó la escuela y la muchacha nos prestó su casa para que pudiéramos trabajar y no afectar lo que queda del curso escolar. Todos los vecinos de la comunidad nos ofrecieron sus casas, hay otros grupos en otras casas”, explica Marielis Pimentel, maestra de la escuela Mariana Grajales, mientras imparte instrucciones para sus estudiantes de cuarto grado culminen la tarea que les encomendó.

Su “salón de clases” es un espacio improvisado en el pasillo exterior de una casa, dispuesto con mesas y sillas que pudieron rescatar de la escuela. En las ventanas de la estructura, afiches y carteles de Elpidio Valdés ––el famoso personaje de dibujos animados cubanos ambientados en la lucha de independencia de Cuba contra el régimen colonial español–– para decorar un poco el lugar.

A pesar de todo, los pequeños se sienten bien en ese ambiente, asegura la maestra mientras en su rostro de dibuja una de esas sonrisas, a media distancia entre la nostalgia y la resignación. Lo vivido en las pasadas semanas aún fresco en la memoria.

“Esto fue una odisea ––dice Pimentel–– porque nosotros estábamos preparados para los ciclones pero este nos azotó con más fuerza y más cerca; otras veces pasan por la provincia pero más lejano y este viaje nos tocó por aquí por La Coloma.

El huracán Ian tocó tierra el 27 de septiembre ––precisamente en La Coloma–– con fuerza de categoría 3 y rachas de viento superiores a las 125 millas por hora. La extensión de sus lluvias y sus vientos cubrió toda la zona occidental y parte del centro de Cuba. A su paso, dejó tres fallecidos y decenas de miles de familias damnificadas, la mayoría de ellas en la provincia de Pinar del Río.

En un recorrido por el territorio, CLARIDAD pudo constatar la devastación dejada por el ciclón: incontables viviendas totalmente derrumbadas, otras tantas sin techo, cientos de kilómetros de tendido eléctrico y postes caídos y familias que lo perdieron todo.

Según datos oficiales, más de 100,000 viviendas sufrieron afectaciones con la tormenta, unas 12,000 de ellas fueron derrumbe total. La industria agropecuaria, principal fuente económica de Pinar del Río, recibió severos daños, así como las empresas de producción de materiales de construcción.

El tabaco, primer rubro de exportación de la provincia y cuya industria emplea a gran parte de la población ––de una manera u otra, la mayoría de los pinareños están relacionados con la producción del tabaco––, perdió el 90% de las casas de cura de la hoja e innumerables cosechas se perdieron.

Taina es una de las estudiantes de cuarto grado, a la pegunta sobre qué recuerda del huracán, se toma unos segundos para pensar y responde que “el huracán afectó muchas casas, aquí en Cuba y en otros países, y también que tumbó muchos árboles”. Ante la mirada cómplice de sus compañeros, asegura querer regresar a su escuela, pero aclara que se siente “bien” estando con sus “amiguitos”.

LA SOLIDARIDAD COMO HERRAMIENTA DE RECUPERACIÓN

A poco menos de un mes del evento climatológico, Pinar del Río sigue su camino hacia la recuperación. Es un proceso lento y pudiera tomar meses antes de que la provincia regrese a la normalidad, pero las labores de las autoridades y, en especial, los gestos de solidaridad hacen de la marcha un tanto más llevadera.

El pueblo pinareño ha recibido suministros de alimentos y artículos de primera necesidad donados por otras provincias. Además de los cuerpos de trabajo de las autoridades estatales, brigadas de ciudadanos han llegado hasta aquí, desde el primer momento tras el paso del huracán, para ayudar en las labores de recuperación y reconstrucción.

Ejemplo de ello es el escultor y artista plástico cubano Alexis (Kcho) Leiva quien llegó hasta La Coloma con materiales y personal para reparar una escuela dañada por el ciclón. Otros artistas, entre ellos, actores, pintores, músicos y teatreros, conformaron la llamada Brigada Martha Machado con la que brindaron también ayuda a los pobladores de ese municipio.

En La Habana, disimiles empresas y sedes de trabajo se han convertido en centros de acopio para recibir y organizar la ayuda solidaria que ciudadanos de la capital buscan hacer llegar a sus compatriotas de la vecina provincia.

Cuba también ha recibido ayuda internacional. Países como Venezuela y México fueron los primeros en responder tras el desastre enviando donaciones para el oeste de la isla.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro envió un cargamento con toneladas de alimentos, equipos de construcción, láminas de zinc, transformadores eléctricos y postes  destinado a las regiones orientales. Por su parte, desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se enviaron al país caribeño cerca de una veintena de aviones cargados con más de 100 toneladas de material eléctrico y personal de expertos.

En la compleja situación económica que se encuentra hoy Cuba, gestos de solidaridad como estos han ayudado a palear un poco la carga que supuso el huracán. No hay acciones demasiado pequeñas en el proceso; desde un avión cargado con materiales hasta una escuela improvisada en una casa para que los niños no dejen de estudiar. Todo es válido en un país que conoce de sobra de solidaridad.

Solidario como es, el pueblo cubano sabrá reponerse. “Por suerte, esto está pasando y vamos a recuperarnos”, dice la maestra Pimentel.

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