Diario de Cannes 3

Aunque no lo sabía entonces uno de los atractivos principales del Festival des Films du Monde de Montreal era lo fácil que era manejar los espacios del Festival desde la ubicación de las salas de cine —casi todas en un solo complejo— hasta la programación con sus tandas comenzando en la mañana y terminando a la medianoche. También el acceso a personalidades del cine—ya fueran actores, directores, guionistas y productores—se hacía relativamente fácil para periodistas y los allegados al mercado. El gran volumen de filmes se dividía en Competencia Oficial, Hors Concours (fuera de competencia que en Montreal significaba una selección de Cannes), Un Certain Regard de filmes más experimentales y “atrevidos”, una retrospectiva a algún director o productor destacado y Cine bajo las Estrellas exhibición al aire libre de filmes premiados anteriormente. Todo esto multiplicado es precisamente el Festival de Cannes.

La sección de Un Certain Regard tiene su propio jurado y filme de apertura (el de clausura es el filme ganador) y que este año fue presidido por nuestro Benicio del Toro. En su entrevista cuando fue seleccionado, el ganador por Mejor Actor en el filme de Steven Soderbergh, Ché, Parte 1 y 2, en Cannes de 2008, se expresó así: “Lo fabuloso de estar en esta posición no es evaluar los filmes ya que al haber sido seleccionados ya son ganadores, sino porque nos da la oportunidad de ver, oír y sentir historias de todo el mundo. Y así aprenderemos más de nosotros mismos.” Comento dos de los incluidos.

The Harvesters/Los cosechadores primer largometraje del sudafricano Etienne Kallos presenta un ambiente claustrofóbico de una familia de agricultores blancos en la Sudáfrica inclusive de 1994. Los miembros de esta familia han escogido aislarse de las transiciones ocurridas en el país y apenas salen de su sector para no encontrarse con los cambios ocurridos en los pueblos adyacentes. Mantienen esta falsa unidad con un riguroso sentido religioso que les da la razón por su comportamiento. Esta burbuja comenzará a desinflarse según el joven Janno comience a cuestionar las acciones de sus supuestos padres y la llegada de Pieter, un huérfano adolescente que sí sabe lo que es sobrevivir en las calles. La atmósfera que crea el director es tan agobiante y hermosa como la historia misma.

Rafiki de la kenyana Wanuri Kahiu presenta a dos jóvenes de diferentes clases sociales en Nairobi cuyos padres hacen campaña para salir electos por sus distritos. A pesar de la rivalidad política Kena, quien vive con su madre enferma pero siempre muy posesiva y que trabaja en la tienda de su padre quien ahora tiene una esposa joven que está encinta, y Ziki, quien tiene tiempo para estar con sus amigas y vestirse, peinarse y maquillarse como quiera, se vuelven primero amigas y luego amantes. El filme capta muy bien el efecto que este descubrimiento tiene en madres, padres, vecin@s, rivales y amig@s. La dirección cinematográfica resalta los estupendos colores oscuros y brillantes de las pieles y colores de pelo y vestuario de las dos chicas.

En Hors Concours se presentó a casa llena Solo: A Star Wars Story (Ron Howard); la otra estadounidense el remake de Fahrenheit 451 (Ramin Bahrani y que ya se puede ver en HBO pero que es preferible ver la adaptación original de la novela de Ray Bradbury por François Truffaut de 1966); el documental Whitney (Kevin MacDonald) que estrena en julio en Fine Arts pero que sería mejor ver el documental de HBO Can I Be Me?; el documental de Wim Wenders Pope Francis – A Man of His Word, exhibiéndose ahora en Fine Arts y recomendada como una historia de un ser humano excepcional; The House that Jack Built del siempre controversial Lars von Trier que sube los decibeles de violencia gráfica en el cine contemporáneo; y un excelente thriller político de Corea del Sur.

The Spy Gone North de Yoon Jong-Bin basado en un hecho histórico que comienza en 1993 y que nos dice tanto del embrollo de ahora con Estados Unidos y China. Suk-young Park, ex oficial militar, es reclutado por el servicio de inteligencia (espionaje) de Corea del Sur. Posará como negociante/inversionista y llegará hasta el círculo cercano de Kim II-Sung y luego Kim Jong-il a través de una zona libre: China. Es ahí donde se hacen los contactos, se verifica la autenticidad de los negociantes y sus propuestas y entonces se extiende la invitación a Corea del Norte. En este caso el propósito de infiltrarse es para conocer los avances de su programa nuclear (¿suena a 2018?) pero la realidad es que es todo una manipulación de los partidos surcoreanos para obtener presidencia y parlamento y congraciarse con el Occidente (entiéndase principalmente Estados Unidos) y detener cualquier intento de unificación y cooperación entre las dos mitades de una misma nación.

En una categoría denominada Cannes Classics se incluyó la exhibición del clásico de 1968 de Stanley Kubrick, 2001: A Space Odyssey; copias restauradas de filmes de Ingmar Bergman, Bruce Beresford, Vittorio de Sica, Emilio Fernández (Enamorada), Yasujiro Ozu, Jacques Rivette, Fernando Solanas (La hora de los hornos), Billy Wilder entre otros. La tercera categoría en esta sección fue de documentales de este año: The Eyes of Orson Welles de Mark Cousins, Be Natural: The Untold Story of Alice Guy-Blaché de Pamela B. Green, Jane Fonda in Five Acts de Susan Lacy y dos de Ingmar Bergman: Bergman-Ettår, Ett Liv de Jane Magnusson sobre los años más productivos de este director: 1957-1963 y el acercamiento muy particular que hace la extraordinaria directora alemana, Margarethe von Trotta.

Searching for Ingmar Bergman es el homenaje que le hace Margarethe von Trotta en el centenario del realizador sueco. Tuve la oportunidad de ir a su primera exhibición y ser parte de la ovación que se le rindió a esta directora a quien anteriormente había conocido en el Festival des Films du Monde de Montreal. Se aproxima a su figura como un descubrimiento para las nuevas generaciones y por eso el comienzo es anecdotario al expresar el impacto que tuvo en ella el ver El séptimo sello cuando tenía 15 años. Desde la perspectiva de esta adolescente de entonces al ver las posibilidades de hacer cine y expresar sus historias con palabra, imagen, luz y sonido que se apartan de lo conocido es que von Trotta se acerca a la vida del director como cineasta que escribe, dirige y controla toda la producción. Sus entrevistas con hijos, actores, conocedores del ambiente artístico son referentes para la memoria y relevancia de la obra de Bergman. Para su vida emocional recomiendo el documental de Dheeraj Akolkar, Liv & Ingmar de 2012.

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