Editorial-Incertidumbre en la CEE, terreno fértil para el fraude electoral 

Una entrevista reciente de CLARIDAD con el Comisionado Electoral del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), licenciado Roberto Iván Aponte Berríos, revive la sospecha que se ha ido generalizando entre nuestro pueblo de que las elecciones generales en Puerto Rico son cada vez más susceptibles a la manipulacióon y el fraude, en lugar de más seguras  y certeras, como nos quiere hacer creer el gobierno de turno de Pedro Pierluisi y el PNP, y la Legislatura bipartidista PNP-PPD.

El licenciado Aponte Berríos es claro al expresar que, a menos de año y medio, del próximo ciclo electoral, en la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) reina la incertidumbre, no hay respuestas claras ni comunicación efectiva de la cúpula gerencial hacia los partidos de oposición y faltan por decidirse y acordar detalles fundamentales al proceso electoral de 2024, como la propuesta para añadir nueva tecnología, o para modificar los requisitos de edad para el voto por correo, o la cantidad de recursos y presupuesto que requiere el proceso, a la luz de los nuevos cambios y enmiendas al Código Electoral que acaba de aprobar el Comité de Conferencia Legislativa PNP-PPD. Aponte Berríos señaló también la lentitud del proceso de inscripción de nuevos electores, y la falta de un calendario para las visitas a escuelas superiores y universidades para inscribir a los electores más jóvenes.

Ahora, con la inesperada renuncia del Presidente de la CEE, el juez Francisco Rosado Colomer, se retrasa aún más el proceso, en una CEE donde la toma de decisiones ha dejado de ser por consenso y se centraliza cada vez más en el presidente o presidenta del organismo. Además, la quiebra fiscal del gobierno añade también la intervención de la Junta de Control Fiscal (JCF) en la asignación del presupuesto a la CEE, del cual se depende para la reparación, mantenimiento y disponibilidad de las máquinas de votación y escrutinio electrónico.

En otras palabras, el manejo de las decisiones al interior de la CEE abona a la creciente percepción ciudadana de manipulación y fraude del proceso electoral, por situaciones como el excesivo control en manos de un presidente o presidenta nombrado por el gobernador de turno, una legislatura bipartidista en aparente contubernio y un Tribunal Supremo también dominado por el PNP, además de la limitada comunicación, transparencia y espacios de participación hacia los partidos llamados minoritarios, PIP, MVC y Proyecto Dignidad. Parece que las fuerzas en control de la CEE han olvidado que la suma de los votos obtenidos en 2020 por los partidos llamados minoritarios representa el 35% de los electores, en una elección que representó un descenso marcado en el favor electoral del PNP y el  PPD, y un rechazo a las políticas y acciones de ambas colectividades que han gobernado en alternancia por los pasados 60 años.

En su conversación con CLARIDAD, el Comisionado Electoral del PIP insiste en llamar a la fiscalización constante de los procesos y decisiones de la CEE, como medida de protección de los derechos de todas y todos los electores.

Desde CLARIDAD, nos unimos a ese llamado. No puede permitirse nuevamente la situación ocurrida en el 2020, cuando, por primera vez en nuestra historia moderna se interrumpió un proceso de primarias entre candidatos de los llamados partidos principales, acción que se conoce que fue intencional, y así fue denunciada públicamente por el entonces Comisionado Electoral del PPD, juez Lind Merle Feliciano. Tampoco puede permitirse que se ensombrezcan las elecciones generales con subterfugios como hizo el PNP en el 2020 con los llamados votos adelantados. Mientras en 2016 estos representaron apenas un 1.69 % de los electores, en el 2020 esa cifra subió a 13.61% de los electores, un cambio de 500% de un cuatrienio a otro, lo cual puede alterar significativamente el resultado de una elección, como en efecto ocurrió.

El fraude electoral es un viejo mal de las elecciones en Puerto Rico. Precisamente, cambiar ese patrón de fraude, de la compra y venta de votos, fue uno de los factores que precipitaron el primer gran triunfo del PPD sobre el viejo Partido Republicano en los años 40 del siglo pasado. Aquellos tiempos han cambiado, y ahora ambas fuerzas reaccionarias se han aliado para tratar de sofocar las fuerzas emergentes que recogen la frustración y el coraje de un pueblo que no aguanta más colonia ni más abusos. Por eso, hay que estar atentos y vigilantes para denunciar las tácticas y maniobras nebulosas que persiguen seguir perpetuando en el gobierno colonial a los mismos partidos que, una y otra vez, traicionan a nuestro pueblo.

 

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