El nuevo miembro de la familia

Hay un nuevo miembro en la familia. Su apetito es voraz, es exigente, es agresivo y en ocaciones podría ser violentamente peligroso. Llegó un día, tarde ya en la noche, de la mano de papi. La algarabía que generó levantó a toda la familia que hacía horas que trataba de dormir entre ruidos, mosquitos y calor. Se impuso desde el primer día. Cuando exigía su alimento, era saciado de inmediato.

Las necesidades de la abuela pasaron al segundo plano. ¿Cómo defraudar a un recién miembro de la familia? Ya no era prioridad hacer fila para conseguir los medicamentos de la abuela. Al principio la fila para conseguir el alimento del nuevo miembro de la familia se hacía maratónica pero, valía la pena. Esas cinco o seis horas en sí equivalían un pequeño sacrificio comparado al bienestar que nos brindaba. Era una combinación de nostalgia por lo que había sido y de esperanza de lo que sonábamos que volvería a ser. Era pensar una horas al día que a pesar de que todo allá afuera había cambiado este espacio y estos momentos eran inmutables.

La familia, con excepción del nuevo miembro, se fue adelgazando. Un buen día la abuela desarrolló una tosesita la cual, religiosamente, compartimos todos en familia. Al pasar los días nos acostumbramos a las tosesitas y yo podía adivinar quién estaba cerca sólo por su forma especial de toser. La Abuela se dio a la tarea de identificar la fuente de nuestro mal y del resultado de su pesquisa salió culpable el nuevo miembro de la familia. “Son sus vahos”.

El nuevo miembro de la familia demandaba, sin tregua, su opípara ración de fluido vital y las finanzas del hogar comenzaron a mermar. Una tarde entre gritos y maldiciones papi anunció que en el nuevo miembro de la familia se le iba una semana del sueldo mensual. Suerte que nos acogimos a la prórroga, si no, estuviéramos en la calle y a pie, apuntó la abuela. Mami había perdido su empleo en esos días aciagos y Puchi, mi hermano, no encontraba ninguna chiripa, aunque no era que la buscase tan encarecidamente. Papi estaba constantemente de un humor de los mil demonios , según titi Luisa.

Una mañana el nuevo miembro de la familia no quiso o no pudo levantarse. Sé que papi había estado con Puchi tratando de aliviarle la respiración estentórea pero, al final el cansancio o la impotencia los derrotó. No podíamos entender. Se dañó la leche. La carne asumió un verde lama y mami se puso a llorar.

Ese día regresamos a comer galletas, salchichas y agua templada. A los tres días la abuela pidió reunión familiar de urgencia. Mientras la abuela hablaba y el resto de la familia sugería y nos organizábamos para un nuevo orden, el nuevo miembro de la familia se mantuvo en su esquina, pienso yo que con el temor de ser desplazado. Después de la visita del técnico, el nuevo miembro se ha ido acoplando a nuestras exigencias y acepta ser alimentado cuando se quiere y se puede.

En las noches, papi y mami invitan a algunas amistades y hay cervezas y jugos fríos así como entremeses frescos. La música es en directo. Sé que el nuevo miembro se queda humildemente en su covacha y desde allí nos aporta para la luz del balcón y el frío de la nevera.

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