El periodista Gallisá y el chat del gobernador corrupto

Por Rafael Rodríguez Cruz/Especial para CLARIDAD

Leyendo los comentarios sobre Gallisá vertidos en las páginas del chat de Rosselló, no pude evitar imaginarme la respuesta que el propio Carlos habría dado en Fuego Cruzado al aducido “periodismo demagógico de CLARIDAD”. Puedo recordar ahora mismo su voz, con su inigualable tono pausado y reflexivo, revelándonos algún hecho particular que, de pronto, mostrara precisamente quiénes son los demagogos y corruptos en este país. Y es que así era el periodismo de Carlos. Fundado en hechos concretos, casi siempre celosamente ocultados por la prensa comercial, invariablemente, se trataba de una información singular que parecía surgir de su boca, mágica y jocosamente, para desenmascarar a los intereses, ocultos y no ocultos, que dominan en Puerto Rico. Algunas veces era un dato aprendido como resultado de su larga experiencia como luchador independentista, abogado, representante y periodista, entre otras funciones; otras, uno, que, por el contexto en que él lo enmarcaba, el momento en que lo decía y la fuerza de la ironía, no quedaba duda alguna de que provenía de una fuente enteramente confiable. Yo, que desde la diáspora lo escuchaba por internet, no me despegaba hasta que llegaba ese preciso instante en que Carlos nos obsequiaba, la mar de las veces cómicamente, la información que ponía fin al debate estéril. 

Podría, de paso, mencionar que siempre que viajaba a Puerto Rico procuraba que Jaime Córdova(escritor yexdirector de las sección deportiva de CLARIDAD) me llevara a almorzar con Carlos Gallisá. Para mí era un regalo compartir con ellos. Jaime, con su rica imaginación literaria y voz de locutor de juegos de pelota, siempre daba un contexto volatizado y no pocas veces cínico a los temas políticos de sobremesa. Carlos, por su parte, esperaba el momento exacto, encontraba la entonación que correspondía y, sin alterar el ritmo de la respiración, aportaba el dato que daba sentido terrenal a lo dicho. Como todo gran comentarista, de la radio y de los almuerzos, lo de Carlos era la referencialidad en sus locuciones. Nunca, ni en público ni en privado, lo escuché usar muletas lingüísticas ni clisés para aclarar lo que se esclarecía mejor con una simple referencia a los hechos. La magia de su periodismo era que Carlos, quien almorzaba conmigo y con Jaime sin prisa alguna, parecía a la vez estar conectado todo el tiempo con el país entero, desde lo que ocurría en Vieques hasta lo que pasaba en Mayagüez o en la diáspora. Entre él y los detalles de la vida colonial había una relación de incesante comunicación.  

Por eso, al leer los comentarios insultantes del chat del gobernador, pensé que nadie mejor que Carlos habría podido darles una contestación en la forma de una simple acotación jocosa e iluminadora a la vez. No es que no duela que se burlen de su muerte. En particular, el negarle el homenaje de bajar la bandera, en señal de luto por la vida de quien fue un insigne patriota y un buen ser humano, fue un acto vil como pocos. Pero la verdad es que la alusión al “periodismo demagógico de Gallisá” es cónsona con la visión de mundo perversa y cerrada de los participantes en el chat. Si a algo le dedicó Carlos buena parte de su vida fue a la lucha en contra del periodismo demagógico. Y es que demagogia y defensa del poder y los privilegios son, desde los tiempos de Aristóteles, la misma cosa. Todo el contenido del chat es precisamente un cuadro que ejemplifica el uso de la falsedad para engañar al pueblo y mantenerse en el poder. 

Viene a mi mente también una de las últimas intervenciones de Carlos Gallisá en Fuego Cruzado. De esas raras veces en que el programa hacía verdadero honor a su nombre, él debatió con Ignacio Rivera acerca del tema de la demagogia periodística en Puerto Rico. Ignacio, en tono poco convincente, manifestó sorpresa al Carlos hablar de la manipulación mediática por la familia Ferré-Rangel. Por supuesto, la contestación que recibió este agente retirado de la CIA fue rápida, sencilla y fulminante. Con uno o dos ejemplos, Carlos demostró la labor ideológica perversa del “gran periódico” de Puerto Rico. Ese día, pues, no hubo tanto un “fuego cruzado” entre él e Ignacio, sino par de tiros certeros de parte de Carlos. De hecho, yo creo que él habría aprovechado el “escándalo del chat” para retomar el importante tema de la verdadera demagogia periodística en Puerto Rico. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que El Nuevo Día, con sus numerosos recursos investigativos y periodísticos, no fuera la fuente que diseminara las páginas del chat que Rosselló aducía estaban “caducadas e irrecuperables”? ¿Cómo es que el Centro de Periodismo Investigativo, con una infinitésima parte de los recursos de la prensa comercial, no tuvo problemas en encontrarlas? ¿O es que acaso, la familia Ferré-Rangel, que se inmiscuye hasta en las fiestas de gatos en el palacio de Miraflores en Venezuela, no sabe lo que pasa en el Palacio de Santa Catalina? Finalmente, ¿será que hay fuentes fidedignas en Puerto Rico que no confían en la prensa comercial, como pasaba en los tiempos de Carlos Gallisá dirigiendo Claridad o de comentarista en Fuego Cruzado?

¿No es acaso irónico que fuera un medio de periodismo independiente sin dinero, y no El Nuevo Día, el que publicara la totalidad del chat caduco e irrecuperable de Rosselló y su pandilla de políticos corruptos? ¡Qué homenaje colateral al tipo de periodismo que siempre defendió Carlos! ¡Qué denuncia más certera sobre la manipulación mediática en la isla! Todo mediante la develación de los datos ocultos. Carlos lo habría añadido al arsenal de sus críticas al maridaje entre la prensa comercial y los que se nutren de la corrupción.

Mientras escribo esto, a cientos de millas de Puerto Rico, en un barrio de la diáspora que tanto amó Carlos, una masa gigante de ciudadanos se congregó el sábado por la noche frente a La Fortaleza demandando la renuncia del gobernador corrupto. Otra ironía que creo que Carlos habría destacado. El gobernador nos hace pensar en una rata cobarde escondiéndose de una “gata”, como dicen en el chat. Hay que imaginarse a Roselló allá adentro, tembloroso, con su voz de trompetilla desafinada, soñando con una salida engañadora al peo que él mismo ha formado. Nada es más emblemático de la corrupción y demagogia de nuestra burguesía colonial que el acto de un gobernador cobarde escondido en La Fortaleza. Recordemos, siete décadas atrás, el 30 de octubre de 1950, también otro gobernador corrupto, pero del PPD, buscó refugio entre las paredes y escondrijos del palacio de Santa Catalina. Las dos ratas han llegado a su hogar. 

¡Alabanza a la labor periodística de Carlos Gallisá! Nadie pude citar un dato que manche su memoria como patriota. Todo lo que se vive en el país en este momento, este súbito quebrantamiento de la demagogia política y despertar de nuestro pueblo, no es sino un homenaje a lo que fue su vida de luchador independentista. Es también una afirmación de que el periodismo veraz en Puerto Rico es por definición independiente, comprometido y patriota. Es más, si Carlos estuviera vivo me iría con él y Jaime Córdova a almorzar. De algún detalle nuevo me enteraría… 

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