Frederick X. Rodríguez-Castro
Especial para En Rojo
El sector religioso en Puerto Rico, igual que gran parte de la sociedad manifiesta profundas tiesuras políticas y sociales. Este sector, no es inmune a los embates de la política. Históricamente ha tenido una fuerte influencia en la vida publica (fundación de partidos, movimientos e intervenciones vinculadas en política). No obstante, se encuentra dividido entre dos posturas que se cruzan con visiones ideológicas y valores que, aunque nacen del cristianismo, conducen a caminos cismáticos.
En cada ciclo electoral, una parte llama abiertamente a votar por candidatos que defienden los valores “cristianos”. Estos lideres, mayormente vinculados a iglesias de corte conservador y dominados por sectores pentecostales, hacen énfasis en temas como el rechazo al aborto y en la cláusula separación de Iglesia-Estado en temas de diversidad. La política para este sector debe testificar una moral “cristiana” estricta, y los candidatos que no compartan tales principios son excomulgados políticamente, independiente de su capacidad para dirigir un gobierno.
El sector religioso más liberal mira hacia las necesidades sociales y económicas de la comunidad. Defiende una postura inclusiva, reconoce la diversidad religiosa y cultural de Puerto Rico, y promueve políticas públicas que atienden las necesidades de los más vulnerables (pobreza, salud, educación). Para ellos, los valores cristianos se traducen en una preocupación por la justicia social. A menudo apoyan candidatos que, aunque no comparten una visión conservadora de la moral, convergen en los valores al servicio al prójimo y la defensa de los derechos humanos.
El cisma en el sector religioso revela una batalla no solo ideológica, sino también teológica que representa un desafío para la sociedad puertorriqueña, que debe enfrentar las consecuencias de crecientes divisiones. Al estar “entre cruces”, el sector religioso se encuentra en una encrucijada; seguir aferrándose a una moral conservadora o abrirse a una visión inclusiva. Resta esperar si el telón político que divide al sector, como velo religioso puede ser rasgado por un ecumenismo que abarque las complejidades sociales y económicas de nuestra Isla.
El autor es teólogo y miembro Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr.