Encontrado en las redes: Sobre el filósofo  Byung_Chul Han

 

Byung-Chul Han es el filósofo ideal del neoliberalismo en descenso, justo el pensador que Occidente necesitaba para apostar a que nada cambie. No es, por su puesto, un defensor del neoliberalismo (eso ya está fuera del mercado). Es un fiel defensor del «todo está perdido». Mientras hay estallidos sociales distintos, heterogéneos, en diferentes partes del mundo, ninguno de ellos que pudo predecir Han (ni en su propio país), él prepara una lectura del individuo en la sociedad (rara vez de relaciones sociales, mayormente lecturas psicológicas individuales) atrapado en su propia psiquis y sus propios deseos. Es una sociedad asfixiante, antidialéctica, que solo existe en sus libros y en las mentes de los derrotistas que se alegraron al encontrar a un filósofo tan pesimista y abstraído de la lucha social como ellos.

Parte de su atractivo es que es pop – escribe libritos que se pueden leer en el tren o en la guagua. No tengo nada en contra de ese tipo de lecturas, pero es una de las razones por la que se consume tanto. Parte de su atractivo, también, es la manera ligera en que cita a mucha gente, usualmente tomando conceptos, torciéndolos, y criticando los muñecos de paja que él mismo ha decidido construir. Pasa mucho cuando cita a psicoanalistas. Pero, sobre todo, cuando cita a marxistas.

El domingo pasado, Han llegó a su espacio ideal dentro de la sociedad puertorriqueña: a las páginas de El Nuevo Día. Fue una mención pasajera, pero no dudo de que se repetirá, y que el propio Ferré Rangel pronto lo mencionará. Como pasaba con Laclau, que todo «wishful thinking liberal» utilizaba para calmar las aguas a las luchas de clases, Han es la respuesta cínica a la esperanza por un cambio real.

A todas estas, yo me quedo con el viejo Marx.

 

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