Editorial-Haití: la crisis no se resuelve si el pueblo no participa  

Ariel Henry,ex primer ministro de Haití. Foto tomada de Cubadebate.

 

El pueblo haitiano enfrenta en estos momentos lo que quizá sea la coyuntura definitoria de su azaroso destino. Tras cerca de  dos semanas de actividad criminal frenética por parte de gangas armadas que ocuparon cárceles, edificios de gobierno y el aeropuerto de la capital haitiana, Puerto Príncipe, el no electo e impopular primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció su renuncia y el inicio de la transición a un nuevo gobierno interino. El «golpe» tomó al mandatario fuera de su país, al cual no pudo regresar. Llegó durante el fin de semana a Puerto Rico y de aquí voló a Jamaica, donde anunció su intención de dimitir tras una reunión de emergencia de la organización CARICOM, que agrupa a los gobiernos de las  islas-naciones del Caribe. Bajo la tutela del Departamento de Estado de Estados Unidos ( DEEEUU), al organismo regional trabaja en la configuración de un Concejo de Transición de siete personas con derecho a voto, quienes nombrarán un nuevo primer ministro interino para Haití. Un portavoz del DEEUU dijo que espera  que  los miembros del Concejo estén nombrados dentro de las próximas 24 a 48 horas.

Vale señalar que el.gobierno de Ariel Henry era considerado ilegítimo por amplios sectores de la población haitiana. Fue nombrado por el último presidente de Haití, Jovenel Moise poco antes del asesinato de este en 2021, y nunca fue electo ni convocó elecciones. Su poder descansó en el apoyo tibio que le dio el gobierno de Estados Unidos, apoyo que ahora le retiró de un golpe, escudándose tras la fachada de CARICOM.

A la luz de lo anterior, ya puede vislumbrarse lo que ocurrirá. El nuevo Concejo, y el nuevo primer ministro probablemente serán de muy corta duración, y el pueblo haitiano continuará viviendo en la inseguridad, la inestabilidad y la violencia que han sido constantes de su historia, y ahora se han recrudecido tras las tragedias de los terremotos, la pandemia y el asesinato del presidente  Moise.

El pueblo de Haití tiene una historia ejemplar de lucha y resistencia. Hizo la segunda revolución de independencia en América en 1804 , que también produjo la primera emancipación de la esclavitud de todo un pueblo en esta parte del mundo. Como consecuencia, el tráfico  y venta de seres humanos y el oprobioso régimen de la esclavitud recibieron un golpe mortal. Por lanzarse y triunfar, el pueblo haitiano ha.pagado el mayor tributo de sangre y oprobio en toda la región caribeña. Colonización brutal,  esclavitudes de todo tipo, dictaduras opresivas, violencia institucional, ocupaciones extranjeras, despojo y extracción de riquezas, racismo, y pobreza extrema han sido solo algunos de los castigos que ha sufrido el pueblo haitiano a lo largo de su historia.

Hoy, las voces más preclaras de la sociedad civil haitiana  y sus organizaciones- de derechos civiles y humanos, de servicios sociales y de la salud, de los derechos de la niñez, de la academia, de sectores religiosos, de los derechos de las mujeres y promotores de la gobernanza democrática- reclaman a una sola.voz una solución haitiana y no extranjera para los problemas de Haití.

El tutelaje de las grandes potencias- Estados Unidos, Canadá y Francia- ha sido lucrativo para los grandes intereses económicos de dichos paises, y para los fabricantes de armas de Estados Unidos, que le venden las armas a las gangas que aterrorizan al pueblo haitiano. Mientras tanto, hay más de 300,000 desplazados internos por la violencia de las gangas, y millones viviendo en la más abyecta pobreza, y sin acceso a los servicios básicos para una supervivencia digna.

Igualmente, han sido nefastas para el pueblo haitiano vulnerable las experiencias pasadas con las fuerzas de seguridad internacionales (MINUSTAH),  tras terremotos y desastres naturales. Están documentados los delitos y violaciones de derechos humanos perpetrados por dichas fuerzas internacionales, llevadas alli bajo el pretexto de proteger a la población civil.

Es predecible que resulte igualmente catastrófico el proyecto de movilizar fuerzas armadas de Kenya, como respuesta a la violencia de las gangas. Ese plan lo fue a concretar personalmente  el primer ministro Ariel Henry con el.gobierno de Kenya, mientras las gangas armadas se aprovecharon de su ausencia, se apoderaron de la capital y del aeropuerto, y forzaron el golpe que lo sacó del poder. Más fuerzas armadas- de Kenya o de donde sean- solo podrían recrudecer aún más la violencia en Puerto Príncipe y sus barrios, con consecuencias directas sobre los más vulnerables.

Queda una lección muy clara de la crisis en todos los órdenes que se ha desatado en Haití. No hay soluciones sostenibles a largo plazo para un país, si las mismas son impuestas desde afuera y decididas al.margen del pueblo que las reclama.  No le corresponde a Estados Unidos, ni a ningún otro gobierno extranjero, ni a CARICOM decidir a puertas cerradas y por medio de negociaciones secretas quién debe constituir el próximo gobierno de Haití. Eso es un derecho que debe corresponderle solamente al pueblo haitiano. Imponerlo a fuerza del poder que ostentan y sin contar con la «oposición decente» de ese país, solo implicará la continuidad de una  política imperial fracasada que tiene a Haití al filo del abismo.

 

 

Artículo anteriorAdrián González Costa: “Esto ha sido fabricado como filigrana; con mucha delicadeza, con mucho cuidado”
Artículo siguienteNorberto Cintrón Fiallo, compromiso y acción por nuestra libertad