Historias violentas para contar The Equalizer 2 y Mission: Impossible-Fall Out

Como suele suceder, y para evitar cualquier bajón en la taquilla de verano, casi toda la programación de estrenos desde mayo hasta agosto son secuelas que por lo general—si no se apartan mucho del concepto original—satisfacen al gran público joven que llena las salas de cine en esta época de calor intenso. Escojo dos que elogié su original (The Equalizer) y toda su franquicia original (Mission Impossible).

The Equalizer 2

(director Antoine Fuqua; guionista Richard Wenk; autores Michael Sloan y Richard Lindheim; cinematógrafo Oliver Wood; elenco Denzel Washington, Pedro Pascal, Ashton Sanders, Orson Bean, Bill Pullman, Melissa Leo, Jonathan Scarfe, Sakina Jaffrey, Kazy Tauginas, Garrett Golden)

Aunque suele ser difícil y poco común decir, la secuela de The Equalizer es superior al filme original tanto por su historia, secuencia narrativa y desarrollo de personajes. Robert McCall (el genial Denzel Washington) sigue siendo el agente del operativo de inteligencia desaparecido y dado como muerto por decisión propia, que vive en un vecindario de clase trabajadora de Boston y tiene un empleo en una ferretería. Aunque saluda a sus compañeros de trabajo casi no socializa y se mantiene aislado en su apartamento a menos que en la madrugada vaya a tomar café o té y leer en un diner cercano. Pero si percibe que las pocas personas que conoce están en un aprieto se toma la iniciativa de ayudarles. Esto usualmente significa dejar varios cuerpos golpeados, heridos o asesinados en el camino. Pero lo que McCall siempre busca es el anonimato, la compañía de sus recuerdos y una vida normal de levantarse cada mañana para ir a trabajar. En este original para cine (aunque basado en una serie de la TV) la primera parte o setup es excelente pero luego se convierte en una ola de violencia que no termina hasta que cada uno de los miembros de la mafia rusa esté muerto.

Pero en su secuela (The Equalizer 2) se hilan varias historias y cada una contiene su propia trama con su exposición, desarrollo, clímax y denouement desde la niña secuestrada por un padre que lo único que le importa es hacerle daño a su ex, el grupo de blanquitos ejecutivos que endrogan y abusan de una joven, hasta su confrontación con sus ex compañeros de inteligencia que ahora trabajan por su cuenta como asesinos a sueldo (casi sicarios). McCall vive en una vivienda de población diversa (Fatima, del Medio Oriente, se encarga de crear un gran huerto casero y jardín para los vecinos) y trabaja como chofer de LYFT (competidor de UBER). Sus secuencias en el auto que maneja para recoger a pasajeros asignados inmediatamente nos remonta a Robert de Niro en Taxi Driver (1976), excepto que McCall está en todos sus cabales. Sin proponérselo McCall deja que un joven vecino, Miles, se le acerque hasta llegar a su espacio propio. Sin pensarlo mucho se convierte en su guía y protector contra las gangas que invaden las calles y a favor de los estudios y su capacidad de dibujar y pintar. McCall investigará, llegará a sus conclusiones y descubrirá quiénes de sus conocidos del ayer tienen su propia agenda y que le entorpece su camino.

Al igual que en la historia original, el pasatiempo principal de McCall es la lectura de libros (nada de tablets o IBooks). The Old Man and the Sea de Ernest Hemingway fue su guía en el primero y ahora el autor preferido de su esposa, Marcel Proust, con sus siete libros/episodios de En busca del tiempo perdido es su viaje a la paz interior que siempre busca.

Mission: Impossible-Fall Out

(director y guionista Christopher McQuarrie; autor Bruce Geller; cinematógrafo Rob Hardy; elenco Tom Cruise, Henry Cavill, Ving Rhames, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Sean Harris, Angela Bassett, Vanessa Kirby, Michelle Monaghan, Alec Baldwin)

Hace tres años en Mission: Impossible-Rogue Nation, Ethan Hunt y su reducido equipo de colaboradores enfrentaron a Solomon Lane y el Sindicato, un grupo que consignaba una manera creativa y destructiva para salvar la humanidad que ellos habían decidido era salvable. En esta aventura/misión conoce a Ilsa Faust, agente no muy querida de MI-6, quien a veces está de su lado y en otras le tira a matar. En esta secuela—la número seis, Lane sigue encarcelado pero sus seguidores se han transformados en “los apóstoles” con la misma misión de salvar al mundo aniquilando una gran parte de su población. Desde el comienzo se sientan las bases de lo que es más importante para este equipo: la misión o los amigos/familia. Cuando se toma la decisión también se aceptan las consecuencias y se desarrollan otras estrategias para lograr lo asignado. En este caso es la recuperación de tres misiles de plutonio que fueron pensadas por Lane para equilibrar las fuerzas de oposición no importa las consecuencias de esta acción.

Por supuesto, Ethan no puede depender tan solo de Luther y Benji porque los jefes fantasmas—ya que como misión imposible nadie toma responsabilidad—van a complicar el camino a seguir. Alan Hunley tendrá un discursos oficial y otro privado; Erica Sloane ordenará que se sigan sus directrices y pondrá a su agente, August Walker, a la cabeza; Alanna Mitsopolis/Viuda Blanca con su propia agenda será la intermediaria en la recuperación del plutonio; Ilsa, por su parte, seguirá otras órdenes para secuestrar o asesinar a Lane. Hunt tendrá que navegar por todas estas tramas, recuperar el plutonio, atrapar a Lane y quedar vivo.

La acción es imparable con un excelente uso de los sitios donde escogen descender en paracaídas, agarrarse de las patas de un helicóptero, perseguir y escapar en autos en calles y carreteras, encontrar y desconectar explosivos que pudieran afectar a una población ya en estado precario. Esa red de historias está tan bien enlazada que Julia, la esposa de Ethan que tuvo que desaparecer para preservar su vida, entra y sale de la trama con una suavidad y emoción que nos deja aturdidxs. Christopher McQuarrie, director y guionista de MI 5 y 6 logra mantener y desarrollar esa madeja de historias como lo hizo con Jack Reacher (2012 con Tom Cruise) y, por supuesto, The Usual Suspects de 1995 por el que ganó el Oscar por Mejor Guión Original.

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