José Elías Torres, protagonista de una vida bien vivida

 

Especial para Claridad

El miércoles  18 de agosto de 2021 estuve temprano en la noche en el velorio en Ponce del recién fenecido periodista mayagüezano José Elías Torres, director de noticias de WPAB Radio, cargo que llevaba desempeñando por dos décadas. Su muerte nos tomó a muchos por sorpresa, ya que contaba sólo con 57 años de edad y la vitalidad de su quehacer periodístico no levantaba sospecha alguna de que estuviese próximo a concluir. De golpe y porrazo se puso fin a la radical agricultura de quien abordaba su vocación como militante de las causas y contradicciones muchas veces ocultas detrás de las informaciones sobre hechos.

Al llegar al velorio encuentro que se está celebrando un pequeño servicio religioso, en el cual escucho a un pastor evangélico exclamar “¡alabado sea el Señor!” ante la muerte del compañero. Según éste, la muerte de José Elías estuvo predeterminada por Dios. ¡Otro fabricante de imaginarios fatulos que sólo sirven para simbolizar su propia ignorancia y desdén absoluto de lo real! No pude soportar esa barbaridad y abandoné el salón. Habrá quien diga que últimamente estoy criticándolo todo implacablemente y debo confesar que ya hace un tiempo tengo poca o cero tolerancia con las imbecilidades o necedades que se leen y escuchan a diario en nuestro país.

¿Toda muerte está predeterminada? ¡Que sentimiento más trágico acerca de la vida! ¿Las muertes producto de tragedias naturales también están predeterminadas por una voluntad divina? ¿Dios quiso las sobre cuatro mil muertes cuando el paso del huracán María? ¿Constituye la pandemia también un acto divino y las muertes bajo ésta también algo fríamente predestinado? ¿También están predeterminados los crímenes de lesa humanidad que se cometen a través del planeta? ¿La historia es producto de una voluntad divina o es producto de los actos u omisiones de los seres humanos al calor de sus circunstancias? Y una vida bien vivida, con reconocida autenticidad, como la de José Elías, ¿es el resultado de su propia voluntad y méritos, o está también predeterminada por una voluntad divina? En este caso, se le negaría ser protagonista de su propia historia, reduciéndolo a una condición existencial como mero sujeto constituido por Otro.

Me niego a aceptar estos oscuros designios fundamentalistas. Por mi parte pienso que la muerte de José Elías fue el resultado de uno de esos hechos arbitrarios o azarosos con los que nos sorprende continuamente una existencia a la que no logramos descifrar aún todos los misterios de su dialéctica material.

Al compañero José Elías Torres lo conocí allá para 1995 a raíz de una entrevista que me hizo para una emisora de radio en Añasco sobre la recién estrenada Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos, ese histórico proyecto a cuya fundación nos dedicamos Juan Mari Bras y yo, entre otros. Sería la primera entrevista de varias realizadas por éste desde otras emisoras de radio locales donde laboró, tales como WORA y WTIL.

Ya desde 1990, José Elías había dejado el magisterio en el que se desempeñaba enseñando Historia en el Colegio San Benito de Mayagüez y la Escuela Superior de la Universidad Interamericana en San Germán, institución universitaria donde estudió y se graduó. Pero fue ese tiempo que pasó como maestro que marcaría eventualmente la función educativa que le asignaría al periodismo. Por eso siempre se le seguiría llamando “profesor”. Si bien el periodismo radial se convirtió en su segunda  y definitiva vocación, se dedicaría a ella desde la perspectiva de un maestro que abordaba los temas como oportunidades para no sólo informar sino que también para enseñar y formar consciencia.

Ya en el 2000, pasa a ser designado Director de Noticias de la señera emisora radial ponceña WPAB, también conocida afectuosamente por mi generación como “Radio Moscú” por ser abiertamente un foro radial progresista contra el colonialismo en nuestra patria y a favor de todas las causas justas que ahondaban en sus crecientes grietas. José Elías ya se hallaba colaborando con dicho medio desde un año antes como corresponsal en la región oeste.

Con su afiliación y plena integración a WPAB, mi relación con José Elías va tomando un rumbo más diverso, ya no circunscrito a informar y denunciar sobre las tribulaciones que enfrentaba la Facultad de Derecho mayagüezana producto de una serie de acciones discriminatorias e ideológicamente motivadas por parte del Tribunal Supremo de Puerto Rico. Fui colaborador asiduo de “Enfoque Internacional”, uno de los nuevos programas creados por él, dedicado al análisis crítico de los eventos y las relaciones internacionales. Fue un programa único y pionero en la radio puertorriqueña usualmente concentrada casi exclusivamente en noticias de Puerto Rico y Estados Unidos. José Elías también incluyó la transmisión de noticias y análisis de BBC Mundo, la división en español de la agencia británica. Con ello, diversificó la fuente y perspectiva de las noticias sobre todo en torno a la América Latina y el Caribe.

En ese sentido, José Elías no era nada insularista, sino que en todo caso internacionalista en su visión de mundo.  Claro está, su punto de partida en ese mundo lo serían siempre las regiones sur y oeste de Puerto Rico. La importancia casi exclusiva del referente metropolitano de San Juan, siempre le pareció exagerada y nada representativa necesariamente del resto de nuestro país.

Dicho programa se juntaba a otra de sus creaciones, “Hoy mismo”, de 7 a 9 de la mañana de lunes a viernes. En éste abordaba las noticias del día o del momento en su sentido más amplio, sobre todo aquellas que se le escapaban o que decidiesen ignorar los otros medios radiales. Iniciaba con su “cátedra periodística” para luego pasar a una serie de entrevistas con colaboradores regulares del programa, entre los cuales se encontraban otros periodistas como Wilda Rodríguez; sindicalistas como el expresidente de la UTIER Ricardo Santos; escritores de renombre como Eduardo Lalo; o especialistas en temas legales y económicos como el jurista Rolando Emmanuelli Jiménez. Además, cooordinaba otro programa, en este caso sabatino, de 8 a 10 de la mañana, conocido como “Análisis Radial”, en el que Alfonso “Tuto” Giménez, el dueño de la emisora y su hijo Alfonso Jiménez Lucchetti, el presidente y gerente general de WPAB, así como otros colaboradores, eran entrevistados por José Elías en torno a los temas más acuciantes de la semana.

José Elías será recordado por haberle hecho una última e histórica entrevista, en agosto del 2005, al líder Machetero Filiberto Ojeda Ríos poco antes de que éste fuese asesinado el 23 de septiembre de ese mismo año por fuerzas del Buró Federal de Investigaciones (FBI), con el apoyo de la Policía colonial.

Como resultado de la entrevista de 2005, José Elías publicó al año siguiente un libro titulado Filiberto Ojeda Ríos: su propuesta, su visión (coeditado por Ediciones Callejón y Claridad, San Juan, 2006). Tuve el honor de que decidiera incluir en éste un artículo mío titulado “Diagnóstico y cauces: La propuesta de Filiberto Ojeda Ríos”. Tanto José Elías como yo entendíamos que en la entrevista reciente suya con el líder revolucionario boricua había una propuesta política histórica ante la profundización de la crisis colonial-capitalista en nuestro país y los retos que ésta le planteaba al movimiento de liberación nacional y social en Puerto Rico. Estoy plenamente convencido que la enorme repercusión que tuvo dicha entrevista, contribuyó finalmente a la decisión imperial de ejecutarlo.  Los masivos actos fúnebres posteriores y las denuncias generalizadas del acto represor, tienden a confirmar cuánto había crecido el respeto y admiración en Puerto Rico por la figura de Ojeda Ríos.

José Elías veía en Filiberto Ojeda Ríos la más importante voz del independentismo en ese momento, creencia que llegué a compartir con él, sobre todo luego de la segunda entrevista. Yo había tenido ocasión de compartir por lo menos en un par de veces en San Juan con el líder Machetero durante los años en que me desempeñaba como Delegado del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) y encargado de su Misión Permanente en Cuba (finales de 1973 hasta finales de 1977). Allá recibía yo visitas esporádicas de su esposa e hijos que vivían exiliados en La Habana y éstos aprovechaban mis esporádicas idas a Puerto Rico para enviarle correspondencia a su ser querido quien estaba forzado a vivir en la más absoluta clandestinidad dentro de la Isla. A partir de estos encuentros, que se fraguaban tomando siempre los debidos cuidados, se trabó una relación de amistad y mutuo respeto.

Sin bombos ni platillos, el líder máximo del Ejército Popular Boricua fue también un asiduo colaborador de José Elías, por invitación expresa suya, a partir de la primera entrevista que éste le realizó en el verano del 2002. Ello incluía el envío de los comunicados que emitían los Macheteros con cada vez mayor frecuencia sobre diversos temas. Con ello, José Elías contribuyó a incrementar la presencia pública de Filiberto Ojeda Ríos y dar a conocer su pensamiento revolucionario, tanto el coyuntural como el estratégico.

Ya en su segunda entrevista del 2005, el líder Machetero inscribe las posibilidades históricas que se le abre a la independencia de Puerto Rico dentro de la nueva coyuntura latinoamericana y caribeña inaugurada por la victoria de Hugo Chávez Frías y el desarrollo de la revolución bolivariana en Venezuela, así como la aparición de otros gobiernos progresistas a través de la región. De particular interés, le resultaba los esfuerzos de integración económica y política que se estaba promoviendo desde Caracas.

Incluso, en una visita que realizamos José Elías y yo a Caracas luego del vil asesinato de Ojeda Ríos, acompañando a su viuda Elma Beatriz Rosado, pudimos testimoniar el enorme reconocimiento que existía en Venezuela hacia el revolucionario boricua recién caído. Tan es así que se colocó un busto suyo en el extremo oeste de la céntrica Avenida Bolívar, en lo que se conoce como el Paseo de los Insignes. Junto al busto de Ojeda Ríos, se encontraban ya en dicho Paseo bustos de Ernesto “Che” Guevara de la Serna, Manuela Sáenz, Ezequiel Zamora, Emiliano Zapata, Augusto Sandino, Farabundo Martí, Martin Luther King, Jr. y Oscar Arnulfo Romero. Lamentablemente, turbas terroristas de la derecha venezolana destruyeron en el 2013 el busto de Ojeda Ríos.

Mi última interacción con José Elías fue el pasado sábado 7 de agosto cuando me entrevistó sobre un artículo publicado por Carlos Severino y yo esa semana en Claridad titulado «Amores que matan», sobre las críticas contra Cuba de algunos y algunas de la izquierda en Puerto Rico y lo que ello refleja sobre la creciente domesticación ideológica de ésta y su desarraigo de cualquier horizonte socialista y revolucionario.

Sus restos fueron finalmente puestos a yacer en su ciudad natal de Mayagüez, aunque sus huellas quedarán inmortalizadas como parte de la historia del periodismo puertorriqueño. En vida fue merecedor de múltiples reconocimientos por su extraordinaria labor periodística.

Echaré de menos su voz emblemática. ¡Hasta siempre, compañero!

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