Las estrellas aconsejan, pero no obligan

 

 Especial para CLARIDAD

A principios de febrero había aprovechado la oferta de preventa de un libro. A mitad del mes llegó y dio comienzo esta columna. En su portada, un avestruz algo flaquito hinca su cabeza en la tierra y debajo se lee un título: Ignorance (en letras gruesas), a global history.

El autor de esta historia global de la ignorancia, Peter Burke, quien antes ha estudiado a profundidad la historia social del conocimiento, evoca innumerables filósofos, pensadores y artistas que se han referido a la “ignorancia” desde las más diversas perspectivas. Menciona, por ejemplo, a Pedro Calderón de la Barca y “La vida es sueño”. Cita, claro está, a Socrates, Confusio, Zhuangzi, Descartes… Y luego también las tradiciones filosóficas griegas y romanas, las huellas del protestantismo y el catolicismo, además de frases y hechos históricos considerados de alcance mundial. De golpe, como un rayo, me acuerdo de varios refranes o frases de uso muy popular en Puerto Rico que operan en ese terreno filosófico. Echo de menos que no citara alguno.

“La ignorancia es atrevida” o “Te conozco bacalao aunque vengas disfrazado” pertenecen a un maravilloso conjunto de refranes que aluden a los dilemas que plantean la ignorancia y el conocimiento. Refranes o frases que vemos o escuchamos en múltiples contextos: culturales, sociales, políticos, económicos, deportivos, juveniles, románticos, matrimoniales, deportivos, religiosos, agrícolas, laborales, científicos, académicos o personales.

Los refranes son un lugar donde la imaginación, la sentencia o la moraleja aparecen con cierta gracia o picardía. Pueden ser vulgares, machistas, clasistas, pero también de buen gusto, precisos, provocadores y hasta de un brillo y una profundidad sorprendentes.

En varios de mis cursos en la Universidad de Puerto Rico incluí un libro maravilloso de Wenceslao Serra Deliz, El refranero puertorriqueño: historia e ideología, publicado por el valiosísimo centro cultural Casa Paoli, el Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico y Publicaciones Gaviota. Discutimos dos ensayos: “El prejuicio racial en el refranero puertorriqueño” y “La construcción social de la imagen de la mujer en el refranero puertorriqueño”. Si se quiere explorar la violencia y las formas terribles que asume la tradición oral y escrita en estas dos dimensiones tan trascendentales de la vida puertorriqueña, las dos lecturas son importantes. Para mi sorpresa he podido corroborar que militantes actuales del feminismo y los derechos humanos no conocen ni uno ni otro. (La primera edición es del 2002).

En cualquier caso, el libro de Burke pone el dedo sobre un asunto que la esposa del alcalde de Ponce ha puesto sobre el tapete en estos días. Este episodio local, digámoslo claro, revela solo parte de la profunda y compleja historia que hay detrás de la “ignorancia”, como bien señala nuestra querida Wilda Rodríguez en una columna reciente. Burke por su parte ha identificado unas 57 variantes de la “ignorancia” que van desde el conocimiento que se niega a propósito al total desplante de la verdad como son los fakenews, pasando por los estados propios de la escasez o falta de información hasta la falta de voluntad para conocer.

De políticas públicas silenciadoras, “ignorancia organizacional” o “ignorancia fabricada”, dos de las 57 variantes que identifica Burke, hemos visto bastante en Puerto Rico. Vengo de una generación que dio varias batallas en ese terreno del “conocimiento”. Lo propio hicieron otras tomándose muchos más riesgos que nosotros. De la mía recuerdo las jornadas destinadas a promover la historia de la lucha independencia de Puerto Rico y sucesos de gran significación clausurados por el sistema educativo colonial. Organizamos conferencias y charlas sobre la Masacre de Ponce, la lucha obrera y sindical, el Grito de Lares y contra el militarismo. También sobre Pedro Albizu Campos, Betances y los presos políticos nacionalistas encarcelados en Estados Unidos.

La Federación Estudiantil Pro Independencia (FEPI) llegó a tener unos cuarenta a cincuenta capítulos por todo Puerto Rico en la década de 1970. Y desde allí se organizaban estas actividades con nosotros mismos como ponentes o con la ayuda de intelectuales de primer orden como Isabel Gutiérrez del Arroyo, Loida Figueroa, Manuel Maldonado Denis, Félix Ojeda, Alberto Márquez y Juan Mari Bras, y en muchos otros casos, con líderes sindicales como Pedro Grant o dirigentes jóvenes del entonces vibrante Partido Socialista Puertorriqueño. De seguro teníamos igual número de infiltrados por la Policía, razón por la cual esta historia que cuento ha quedado bien documentada.

Es una pena que el distinguido historiador y académico británico no haya aterrizado en Puerto Rico donde hubiera encontrado una buena fuente de información y casos ejemplares. Tomo de ejemplo los refranes que podrían resultar relevantes al tema de la ignorancia y el conocimiento con el permiso, claro está, de los investigadores serios del tema. Mi intención aquí no es decir la última palabra, sino más bien compartir la dicha que produce reconocer la sabiduría que encierran esas formulaciones, esos chispazos de inteligencia y picardía, frases y refranes de uso común tanto en Puerto Rico como en el conjunto de su experiencia cultural, la diáspora incluida.

La lista que compuse es producto de la memoria, una hojeada al libro Los refranes más usados en Puerto Rico, de María Elisa Díaz Rivera, algunas consultas al Diccionario de Gabriel Vicente Maura y un par de correos que intercambié con algunos amigos. Los agrupo en tres grandes categorías que se acercan al sentido que sugiere cada refrán.

Déjese llevar primero por la imaginación. Luego, si corresponde, adéntrese a sus posibles profundidades. Estoy seguro de que el académico británico especialista en la “ignorancia” los echaría de menos, aunque justo es concluir que el libro de Peter Burke debería ser lectura obligada pues nos alerta de cómo en la historia de la humanidad se arrastran decenas de mecanismos y trampas que obstaculizan su vuelo emancipador hacia la igualdad, la libertad y la justicia social.

Donde la “ignorancia” opera directa o indirectamente:

 La ignorancia es atrevida.

Corazón que no ve, corazón que no siente.

A caballo regalado no se le mira el colmillo.

Cuando el río suena es que agua trae.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Sacar los trapitos al sol.

No tires piedras si tienes techo de cristal.

Un ciego guiando a otro ciego.

Alábate pollo que mañana te guisan.

Se cree la última Coca Cola del desierto.

Los que van al grano del “saber” o el “conocimiento”:

El que sabe sabe.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Nadie aprende por cabeza ajena.

El mono sabe el palo que trepa.

Te conozco bacalao aunque vengas disfrazao.

Más vale maña que fuerza.

El jíbaro es cosa mala.

Dime con quien andas y te diré quién eres.

Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

Yo sé de la pata que cojea.

Cuando tu ibas, yo venía.

No cambies chinas por botellas / No cambies oro por cobre.

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Dime de qué presumes y te diré de lo que careces.

Más claro no canta un gallo.

 La fiebre no está en la sábana.

Quien más mira, menos ve.

El que escarba yaguas viejas, siempre encuentra cucarachas.

De la boca de los niños se oye la verdad.

No dejes camino por vereda.

 Los pájaros les tiran a las escopetas.

Probando es como se guisa.

Lo que bien se aprende nunca se olvida.

La verdad, aunque severa, es amiga verdadera.

El hábito no hace al monje pero lo distingue.

Nadie sabe pa quien trabaja.

Zapatero a su zapato y carpintero a su madera.

No juzgues un libro por su portada.

Pájaro viejo no entra en jaula.

Nadie sabe lo que hay en la olla más que la cuchara que la menea.

Las estrellas aconsejan pero no obligan.

Hay que estirar el pie hasta donde llegue la sábana.

Sobre gustos no hay nada escrito.

La curiosidad mató al gato.

Según es el pájaro, así es el nido.

Virtudes o fallas en la “comunicación”:

Hablando la gente se entiende.

El pez muere por la boca.

En boca cerrada no entran moscas.

Con la boca es un mamey.

Al buen entendedor pocas palabras bastan.

El que no llora, no mama.

El que no oye consejos no llega a viejo.

Cuentas claras conservan amistades.

Guerra avisada no mata soldado, y si lo mata es por descuidado.

Quien canta sus males espanta.

Cría fama y acuéstate a dormir.

Referencias:

Burke, Peter (2023) Ignorance: a global history. Yale University Press.
Díaz Rivera, María Elisa (1998). Refranes más usados en Puerto Rico. Editorial de la Universidad de Puerto Rico. (Segunda edición revisada y aumentada).
Dirca, Michael (February 10, 2023). Ignorance is not always bliss —and not always bad— a new book argues. Washington Post. https://www.washingtonpost.com/books/2023/02/10/ignorance-book-peter-burke/
González Nieves, Cristina M. (2016). Transición de los Refranes Puertorriqueños. [In]genios: Revista de Investigación y labor creativa. Recinto de Río Piedras, UPR.
https://www.ingeniosupr.com/vol-22/2016/1/27/transicin-de-los-refranes-puertorriqueos-sup1sup
Rodríguez, Wilda (27 de febrero 2023). La ignorancia como principio. Facebook.
https://www.facebook.com/wilda.rodriguez.104
Serra Deliz, Wenceslao (2014). El refranero puertorriqueño: historia e ideología. Casa Paoli, Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico y Publicaciones Gaviota (2da edición).
Vicente Maura, Gabriel (1984). Diccionario de voces coloquiales de Puerto Rico. Editorial Zemi. 

 

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