Las recientes elecciones en Estado Unidos no cambian mucho para el tema del estatus

 

CLARIDAD

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Aun cuando no se dio la llamada “ola roja”, anticipada por las encuestas, los resultados de las elecciones de medio término en Estados Unidos levantan preocupación respecto a su calidad democrática, al reflejar un  país cada vez más polarizado políticamente, en donde los que más están representados en los organismos de poder,  sobre todo en el Congreso, tienden a representar las clases empresariales del país.

La Cámara de Representantes quedó en manos del Partido Republicano, con 218 de los 435 escaños. Mientras, el Senado permaneció en manos del Partido Demócrata, con 51 de los 100 escaños. A eso se le suma el voto de la vicepresidenta.

En entrevista, el profesor de Ciencias Políticas, Javier Colón Morera, señaló respecto a la equivocación de las encuestas que es interesante ver que estas están teniendo problemas desde hace varios ciclos para pronosticar los resultados. Las firmas encuestadoras se defienden  diciendo que hay  un tipo de elector que se decide a último momento, por lo que anticipar los resultados  electorales se hace cada vez más difícil. Otros señalan que hay personas que en un ambiente tan polarizado no quieren decir lo que van a hacer.

Su hipótesis es que hubo varios temas que favorecieron a los demócratas. Primero, el tema del derecho al aborto perjudicó a los republicanos y ayudó mucho a los demócratas porque el voto femenino aumentó y partió a favor de los demócratas. Esto debido a la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, el cual básicamente dijo que no existe un derecho constitucional como tal al aborto, por lo que los interesados en  proteger  algún tipo de derecho tienen que acudir a las  legislaturas estatales o al Congreso.

Lo mismo pasó con los jóvenes, que fue un voto bastante entusiasta con el Partido Demócrata, y con la población negra, que se ha mantenido como un bloque bien sólido con dicho partido. O sea, que hay unos bloques electorales que se solidificaron para los demócratas, como lo es el voto de la mujer y los jóvenes, y las elecciones tienen que ver con quiénes están más entusiasmados y quiénes se movilizan más. Entonces ese voto adelantado demócrata y el interés que se pudo generar en estos temas”.  El otro factor fue el tema de la democracia, debido a que los que estaban lanzándose como candidatos republicanos en varios estados claves son los que  se niegan a reconocer  los resultados de las elecciones presidenciales. Estos candidatos fueron  los respaldados por Trump.

Colón Morera hizo la observación de que hay muchos analistas que utilizan los resultados de elecciones anteriores como referencia y que el pasado indica que en general los partidos que están en el poder ejecutivo tienden a perder un montón de asientos en las primeras elecciones de mitad de tiempo.

El tema de la posesión de armas, el cual es uno que también tiende a dividir a la opinión pública estadounidense, no fue un tema dominante. Sí lo fueron la economía, el derecho al aborto y el tema de la democracia. Observó que el tema de las armas  habría que desglosarlo a nivel de los estados porque hay algunos en que la Asociación Nacional del Rifle controla el tema.

En términos de los hispanos, describió que era  interesante observar que los republicanos hicieron una campaña anticomunista diciendo que el Partido Demócrata se estaba moviendo hacia el socialismo y, aparentemente, eso tuvo algún efecto sobre algunos sectores, principalmente en las poblaciones venezolanas y cubanas de Florida. Estos votantes consolidaron al Partido Republicano en ese estado como el partido dominante. Incluso, algunos observadores  ya empiezan a poner a Florida como un estado republicano y a considerar que su gobernador,  Ron De Santis,  se podría convertir en el principal contendiente para una primaria por  la presidencia junto con Trump en ese partido.

El analista de la política estadounidense afirmó que el modelo bipartito que existe en Estados Unidos, comparado con la pluralidad que hay en otros países, pone en cuestionamiento su llamada democracia. A esos efectos, señaló que en Estados Unidos  hay muchísima preocupación que  proviene de muchos sitios desde una perspectiva crítica y que en lo más que se insiste es en que el país está siendo uno cada vez más polarizado políticamente, en donde los que más están representados en los organismos de poder,  sobre todo en el Congreso, tienden a representar las clases empresariales, grupos de presión que lo que están haciendo  es acrecentar la separación social entre ricos y pobres.

“Entiendo que después  de Rusia, Estados Unidos es el peor país con la peor distribución de riqueza en el mundo. Así que por ahí hay unos problemas tremendos y es obvio el surgimiento de unos grupos radicales de derecha que están empeñados en la idea de que el país está perdiendo el dominio racial de los blancos”. Estos grupos  se están organizando en términos políticos y algunos casos  militarmente.  “Eso plantea un reto y ya por lo menos se está empezando a reconocer que el principal reto de terrorismo dentro del país son estos grupos de primacía blanca”.

Este  observó que en definitiva hay  una subrepresentación de los sectores pobres, de la población hispana, la cual casi no está representada en el Senado. Por ejemplo,  hay unos problemas estructurales, como que el estado de California tiene 30 millones de  personas y solo dos senadores, mientras el estado de Wyoming tiene menos de un millón e igual tiene dos senadores.

Otro ejemplo es la elección del presidente, la cual es una indirecta. Sobre la posibilidad de cambios comentó creer  que a los demócratas les gustaría cambiar algunas de las reglas del juego. Por ejemplo, Hillary Clinton  propuso una enmienda constitucional para darles el voto a todos los ciudadanos, incluyendo los de los territorios. A su juicio, lo que sucede es que  la Constitución de EE. UU. se hizo para que sea bien difícil de alterar, y cualquier estado que entienda que va a perder con algún arreglo se va a oponer. Para lograr  un cambio constitucional se necesita que  38 legislaturas estatales estén a favor, de lo contrario no procede. En ese sentido es un modelo constitucional  bastante rígido.

A nivel internacional, Colón Morera comentó que tiende a pensar que el miedo que existía con los resultados de estas elecciones era que triunfaran todos los candidatos a gobernador que negaban  los resultados anteriores del proceso electoral y al esfuerzo por parte de los republicanos para elegir sus candidatos a secretarios de Estado, esfuerzo que fracasó.  En EE.UU. son los secretarios de Estado los que controlan el proceso de conteo de votos en sus respectivos estados.  “Ya eso plantea que Estados Unidos se acercaba a un momento bien difícil, incluso a la posibilidad de que ciertos estados no respetaran el resultado electoral y se creara una situación de posiciones extremas. Sí hay algunos países que se sienten un poco aliviados de que ese escenario límite no se esté dando”.

También a nivel  internacional los resultados levantan expectativas respecto a las consecuencias sobre la guerra entre Ucrania y Rusia. Habrá que ver cómo la Cámara de Representantes evalúa  el tema de Ucrania, ya que los republicanos parecen menos entusiasmados a proveer armas a ese país. Esto podría abrir  una conversación que hasta ahora no ha ocurrido porque hasta ahora ha prevalecido la línea dura de darle a Ucrania todo el armamento que solicita.

En conclusión, para los estadounidenses los resultados reflejan una polarización de sus ciudadanos, en donde un bloque que se mantuvo leal a los republicanos fue los blancos evangélicos, el 87 % de sus votos;  se reflejó que hay unas diferencias notables entre blancos y negros, mujeres y hombres, religión, y edad.  A más edad, más republicanos.

Consecuencias para Puerto Rico

 En cuanto al estatus, en términos generales, lo que significan las elecciones para la Isla es que  la situación no cambia mucho, debido a que hubo mucho problema para aprobar la legislación en la Cámara al proyecto respaldado por  Jennifer González. Colón Morera observó que aparentemente se va a hacer un último intento para aprobar la legislación en el Senado antes del cambio de gobierno, pero reparó que nunca hubo los 60 votos que hacen falta en el Senado para ir por encima de  lo que se llama el filibusterismo y poder aprobar una medida.

 

 

 

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