Los 75 de Oscar López

Amediados de febrero de 2017, ya los tres Reyes Magos, le habían dado el mejor regalo, pero no fue hasta este 6 de enero de 2018, en que Oscar López Rivera, celebró su primera fiesta de cumpleaños en 36 años, frente al sol, bajo el hermoso cielo de su Patria con abrazos y felicitaciones de un pueblo que lo respeta y le quiere.

La celebración del cumpleaños 75 de López Rivera -la primera del día- este 6 de enero puso fin a la actividad que en apoyo a su excarcelación estuvo llevando a cabo el grupo 32 Mujeres por Oscar junto a colaboradores durante cerca de cinco años. Esta actividad fue iniciativa del fallecido licenciado Juan Santiago Nieves, la cual incluyó la pintura de un mural con el rostro del patriota pepiniano en una de las esquinas más visibles de Río Piedras. Este año la celebración pasó de ser una más que simbólica al contar con la presencia de Oscar López.

El ambiente festivo, las sonrisas de los presentes de esta mañana seis de enero contrastaban con la misma mañana del seis de enero de 2017, cuando una atmósfera algo triste llena de incertidumbre rondaba la celebración, ante la espera de la decisión del entonces presidente Barack Obama, de conceder el indulto al patriota puertorriqueño, acción que se produjo a mediados de febrero. Clarisa López, hija de López Rivera, presente en todas las celebraciones lo reconoció al expresar que el año pasado fue uno difícil y que siempre se estaba con la esperanza de que se produjera la excarcelación. “El mes de enero 2018 marca muchos cumpleaños, viejo feliz cumpleaños, felices 75”.

A tono con la celebración antes de la presentación del homenajeado, la activista Magali Millán Ferrer, ofreció un escrito sobre el significado para los cristianos de la fiesta de la Epifanía (ver pág.24). La celebración contó además con la participación de la joven cantante Nayda Pabellón Rosas y el cierre festivo estuvo a cargo del grupo musical Las Atípicas, quienes aportaron su talento en todas las pasadas ediciones.

El mejor regalo me lo hicieron ya…

“Yo creo que el mejor regalo me lo hicieron ya. Yo creo que estar aquí para uno entender lo que se logró con la excarcelación es saber lo que son 35 años de prisión entonces uno puede estar soñando, puede estar esperanzado pero también tiene las dudas no de que pasa un año, pasa otro año uno va envejeciendo, no va poniéndose más joven, sino un envejecimiento acelerado y uno quiere … como yo debo estar en Puerto Rico haciendo algo positivo y de momento se logra para mí el mejor cumpleaños es este año, esto no va pasar una vez más”.

Pausado, sereno en un aparte con Claridad tras la actividad López Rivera conversó respecto al significado de la ocasión. La experiencia en vivo es una diferente ya que en los años anteriores López Rivera se dirigía a los presentes a través de su hija vía llamada telefónica a lo que comentó, “ lo único que yo escuchaba en el teléfono muchas veces era ruido, las voces no llegaban muy claras pero a la misma vez era una fuente de energía, que oyendo to el revolú, esa dinámica bien jocosa hace que uno sienta fuerza y diga coño por lo menos en Puerto Rico la cosa esta bien positiva”.

Sin dudas esa actitud positiva le acompañaron por siempre durante su encarcelamiento. “Para mí la cuestión de la alegría puertorriqueña ha sido bien importante yo creo mucho en que debemos ser, mantenernos alegres no importa las condiciones en que estemos, si nos agobiamos, nos ponemos pesimistas, nos ponemos cínicos automáticamente nos vamos deshumanizando. La alegría debemos mantenerla, no importa donde estemos, aun en las peores condiciones uno siempre, siempre puede buscar un ratito de alegría, por ejemplo leyendo algo, sea gritándole a un compañero preso…cosas así son bien interesantes… nunca permitir que uno se ponga triste o se sienta abrumado, no es necesario”.

El año que acaba de pasar fue uno de fuertes emociones y experiencias para López Rivera, al indagar por los compromisos que le faltan por cumplir nos comentó; “Yo quería, pensaba que los conversatorios los iba a llevar bastante ligerito y ahí llegó Maria y se acabó todo”. Como admite, ese era uno de sus compromisos antes del paso de los huracanes en el mes de septiembre que le hicieron cambiar su agenda para dedicarse de lleno al trabajo comunitario voluntario, entrega que le ha llevado a más de una docena de comunidades por toda la isla. “Todavía no he entrado a ninguna comunidad donde haya visto algún rechazo pasa gente por ejemplo que quiere tomarse una foto, en una comunidad me dijeron ‘nosotros siempre rezamos por ti, nunca pudimos ir a ningún sitio pero aquí se rezaba por ti y nosotros queríamos verte, queríamos saludarte no te pareces a la persona que veíamos’… es algo bien interesante eso nos sirve de ejemplo del corazón que hay en el pueblo puertorriqueño”.

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