Con estas manos:
Eurípides refuta la ideología del éxito
AGAVE
Habitantes del pueblo amurallado de Tebas,
vengan a ver esta presa
que cazamos nosotras,
las hijas de Cadmo.
No fue con misiles sofisticados
(como los de Tesalia)
no fue con redes, fue con las uñas
blancas de nuestras propias manos.
¿De qué frontean
los que usan instrumentos comprados al armero?
¡Con estas manos lo atrapamos!,
desmembrándolo
parte
por
parte.
¿Dónde está mi padre? ¡Que venga!
¿Dónde está mi hijo Penteo?
Quiero que ponga una escalera
contra los muros
de la casa,
para que clave
en el triglifo
esta cabeza
de león,
que cacé
y traigo en mis
manos.
(En otra parte del escenario, Cadmo ordena a unos actores que vayan y recolecten en la montaña
los restos
esparcidos
de Penteo.)
(Agave no oye lo que dice.)
(Cadmo se acerca.)
Papá, puedes frontear lo que tú quieras,
porque tus hijas somos las mejores
y sobre todas
yo,
que dejé el telar
por algo mucho más importante:
cazar bestias con mis manos.
En los brazos traigo este premio,
ves,
para que cuelgue de tu
casa.
Recíbelo
en tus manos
y orgulloso
de mi cacería
invita a tus amigos
a una fiesta,
que eres dichoso,
¡DICHOSO!
porque yo alcancé esta meta.
(Sigue un diálogo en el que Cadmo ayuda a Agave a salir de su psicosis para darse cuenta que lo que carga en sus manos es la cabeza de su hijo Penteo,
a quien descuartizó vivo
.)
Agave en Las bacantes de Eurípides (ll. 1202-1243) en traducción de Cristina Pérez Díaz
Portada: Dibujo original en tinta sobre papel de Emanuel Torres