Romero, santo por ser humano

Por, toda América Latina y el Caribe, llega la noticia: en agosto, el papa Francisco va a canonizar Oscar Romero. Aún hay personas que piensan: ahora Romero sí será santo. San Pablo nos dice que todos los bautizados son santos porque son santificados por Dios. El proceso de canonización solamente confirma que el es un ejemplo de santidad para todos.  Desde su martirio, el 24 de marzo de 1980, las comunidades cristianas de América Latina y el Caribe siempre lo han llamado “San Romero de las Américas”.  En el año 2000, la Iglesia Anglicana puso su figura como santo, junto con otros mártires del siglo XX en el atrio de la Catedral de Londres.

Al canonizar a Oscar Romero, el papa recuerda que Dios está con sus profetas, si en su tiempo de vida, estos son ignorados e incomprendidos. Romero sufrió mucho, no solo por parte de sus enemigos políticos, sino también por parte de muchos obispos y curas que lo consideraban exagerado en su cuidado con los pobres.

Pocos días después del martirio de Romero, Jon Sobriño escribió: “Aunque parezca raro decir eso Oscar Romero fue un hombre que creyó en Dios. Romero tuvo el coraje de creer en Dios, abandonando las imágenes de Dios ligadas al poder y a la sociedad injusta. Para Oscar Romero, creer en Dios significó asumir radicalmente la causa divina, la voluntad de Dios para el mundo. En la Universidad de Lovaina, el arzobispo declaró: “Estar a favor de la vida o de la muerte. No hay posibilidad de quedarse neutro. O servimos a la vida o somos cómplices de la muerte de muchos seres humanos. Acá se revela la nostra fe. Cremos en el Dios de la vida o usamos el nombre de Dios para servir a los artífices de la muerte”. Cuando se niega la dignidad del ser humano se niega la existencia de Dios. Por causa de eso, después de diversas amenazas de muerte, en la tarde del 24 de marzo de 1980, Oscar Romero fue asesinado, cuando celebraba la misa en una capilla del hospital de la ciudad.

Desde la muerte de Oscar Romero, en El Salvador, la guerra civil fue superada. El país vive un proceso de integración en el continente y busca fortificar la justicia para el pueblo empobrecido. De todos modos, la desigualdad económica sigue siendo escandalosa y la sociedad vive un fuerte clima de violencia. En este momento del mundo, el papa Francisco insiste que obispos y curas, así como todos los bautizados sean profetas, asumiendo el cuidado con todo el pueblo y la naturaleza. La figura de Romero nos enseña a como vivir eso, siendo plenamente humanos.

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