María y ahora Fiona reconstrucción pa’ cuando

Foto por Vicente Vélez

 

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A tres días de recordar el quinto aniversario (20 de septiembre 2017), del paso del huracán María, categoría cinco que devastó a la Isla, otro huracán, Fiona, esta vez categoría 1 volvió a pasar por Puerto Rico, dejando hasta 30 pulgadas de lluvia en algunas zonas.

¿Qué tan preparados estamos para enfrentar eventos atmosféricos, independientemente de su envergadura? Varios entrevistados coincidieron en que todavía no estamos preparados.

Para el director de la organización El Puente – Enlace Latino de Acción Climática, Federico Cintrón Moscoso, aunque en términos de preparación comunitaria al presente se estaba un poco mejor, la preocupación ahora era super mayor “porque ahora sinceramente las cosas que se reconocieron en aquel momento que había que cambiar no estamos convencidos de que se hayan hecho a nivel gubernamental y, por lo tanto, no creemos que estemos mejor preparados hoy a como estábamos en el 2017”. Se refirió a que se sabe que el sistema eléctrico difícilmente se pueda decir que está en una mejor posición.

El portavoz de El Puente, organización que aboga por la instalación de sistemas solares de energía, censuró que, por el contrario, el Gobierno ha decidido restablecer el mismo sistema que falló.

Lo que están haciendo ahora con el dinero de reconstrucción es lo que había antes. Hemos señalado que eso es un error porque ese fue el sistema que se cayó, siempre hemos dicho que esa ruta de recuperación no es la correcta y lo vemos ahora en los apagones constantes de Luma.

En términos de la capacidad de adaptación de las comunidades, Cintrón Moscoso consideró que las comunidades que estaban ya organizadas posiblemente tienen una mayor capacidad de respuesta ahora, pero no le queda claro que en términos generales otras comunidades se hayan preparado. “Ha habido esfuerzos, los conocemos, pero ha sido un esfuerzo comunitario. Por ejemplo, el programa de instalación de oxígeno energético lleva dos años, lo que trata es de instalar un sistema de emergencia solar en centros comunitarios para que, en caso de una emergencia, los vecinos puedan guardar sus medicinas, conectar sus teléfonos, y tener un refugio si es necesario. Tenemos cinco en la red de los oasis, así es como sabemos que las comunidades han tratado de tomar las riendas de prepararse”. Otro punto que trajo a la atención fue que no ha visto que se haya implementado el Plan de Mitigación para el cambio climático.

Falta de visión y voluntad

En tanto, en entrevista por separado, el reconocido profesor de geomorfología, José Molinelli Freytes, subrayó que el gobierno estaba desperdiciando totalmente la oportunidad que aparece en esta coyuntura, que son los recursos económicos para poder enderezar muchos elementos de infraestructura en el país y re conceptualizar un país nuevo.

A pesar de ello, las cosas se siguen haciendo como siempre. Aquí no hay una visión de un Puerto Rico sostenible realmente. Aunque se habla de eso, no se hace nada. No hay un proyecto de transformación con una visión a mediano y largo plazo, es volver a construir en los sitios donde aparezca un espacio”.

Dicho de otra manera -indicó- algo en que no se repara es en la geografía del país. Explicó que se pueden diseñar unas casas que cumplan con todos los códigos de construcción modernos, actualizados después del 2018 con el código de construcción de Puerto Rico post María; se puede construir la estructura mejor hecha a base del conocimiento actual, pero si esa estructura se coloca en el sitio equivocado, se repite el mismo problema. Es decir, uno de los problemas fundamentales del país es que no ha colocado la infraestructura en los lugares correctos, fuera de las áreas vulnerables múltiples.

Otro problema que trajo a la atención es el factor pobreza y falta de recursos que condena a la población a tener que proveerse su propia vivienda con planchas de madera y techos de zinc en el primer lugar en que puedan construir. Estos elementos, “que surgen de la inequidad social resultante de la pobreza económica y la incapacidad del gobierno de articular un proceso efectivo de avanzar en garantizar vivienda segura en lugares seguros, genera una vulnerabilidad altísima”.

No dejó pasar por alto la denuncia de lo que ya se conoce como la corrupción de los permisos, que se otorgan para colocar estructuras en lugares que no deberían. Esa corrupción en los procesos de permiso tiene efectos adversos en el desarrollo económico y el desarrollo sostenible del país. “El sistema le da permisos a los que pagan, a los que tienen las conexiones”, dijo. Precisó que un inventario hecho después de María reveló que más de 1.4 de millón de estructuras están en zonas inundables. La mayor parte de esas estructuras tiene permiso de la Junta de Planificación. “O sea, que no es como quieren decir que es la construcción informal, la de los pobres”.

El profesor Molinelli Freytes señaló que la falta de voluntad para ubicar infraestructura en lugares correctos responde a que no hay una visión de cómo debe usarse la infraestructura básica del país, que es dónde ubicamos nuestras ciudades, comercios. Apeló que, aunque se hayan cometido errores en el pasado a lo largo del tiempo, con una política clara se pueden detener las construcciones en los sitios de alto riesgo, zonas inundables, próximas a la costa, las que se sabe se van a ver afectadas por el nivel del mar por lo que no se debe permitir más construcciones.

Otro ángulo que trajo a la atención es que el país no está aprovechando el conocimiento sobre el ciclo de vida de las ciudades. En nuestro caso, a mediados de este siglo, parte de esa infraestructura que se hizo en los años 50, 60 y 70 y que ya tendrán más de 100 años, se deben ir desalojando por ser áreas de alto riesgo. Mencionó como ejemplo zonas como Isla Verde, el pretendido estacionamiento soterrado que se quiere hacer en el Sixto Escobar, el cual describió como un disparate”. Todo lo que se está construyendo en Isla Grande son edificaciones que no van en ese lugar por ser un sector susceptible a terremotos y al alza en el nivel del mar, acotó. En el caso de Isla Grande indicó que el uso óptimo de ese lugar es para transporte marítimo. En su lugar, dijo que esas inversiones millonarias que se pretenden en Isla Grande pueden hacerse en Santurce, en lugares más altos que no presentan riesgo.

Lo que se ve es que se sigue con el mismo patrón que nos llevó a tener la misma vulnerabilidad que tenemos. Esta controversia es clave porque el gobierno no ha aprendido y el gobierno federal tampoco tiene la voluntad o quiere intervenir en ese proceso”.

Agregó que cada vez que hay un evento natural que provoca un desastre, como se han hecho las cosas mal, no se tienen los recursos para reparar y rehabilitar las estructuras que se han colocado en lugares incorrectos. “El proceso de mala planificación lo que hace es incapacitando a Puerto Rico para que resuelva sus propios problemas y nos encamina por la dependencia creciente de los fondos de Estados Unidos”, advirtió.

El efecto cascada

En entrevista por separado, la doctora en Oceanografía, Maritza Barreto, aun cuando dio crédito a que se haya creado un fondo estatal de emergencia, observó que, en términos generales, se necesita mejorar el análisis de los impactos de un evento cuando hay el efecto cascada.

El efecto cascada, explicó, es que no se pueden mirar los impactos de un evento atmosférico por sí solos. El análisis tiene que ser de todos los sectores, desde los diferentes focos de cómo un evento afecta otros aspectos de la naturaleza, debido a que un área que ha sido afectada por eventos pasados va a estar más vulnerable con el siguiente.

La doctora Barreto expresó que hay una realidad y es que tenemos que aprender a vivir en una isla. En esa línea, dio a conocer sobre una investigación realizada post huracán María y que espera presentar el 7 de diciembre. Uno de los hallazgos que se sospechaba y se logró cartografiar es que hay sectores donde el agua se está moviendo tierra adentro, debido a la erosión costera y el aumento en nivel del mar.

Si ya tenemos un problema de erosión y de estructura crítica en la zonas, mi apreciación como científico es que no podemos seguir construyendo en esa línea de agua, el debate de los bienes de dominio público va más allá de eso. Es importante el hecho de la exposición y vulnerabilidad, eventos como Fiona y María, las marejadas Riley y todas las que vendrán nos enseñan que no podemos seguir construyendo en una franja costera de alta fragilidad porque estamos exponiendo lo que está construido; que quizás no debió estar ahí pero ya está. Tenemos que protegernos, no podemos seguir promoviendo que esa fragilidad aumente”.

La doctora Barreto se expresó a favor de una moratoria en la construcción de la franja costera y en la necesidad de sentarse a definir una ley de costas, unos protocolos para que, lo que se construya alejado de esa línea de agua, sea para el disfrute de todos.

Tenemos que aprender que vivimos en el trópico, que geográficamente somos una isla, que estamos expuestos a las manifestaciones del cambio climático, como el aumento en el nivel del mar, el impacto de huracanes y eventos mayores. A partir de esa realidad, tenemos que aprender a vivir con ella y, como parte de eso, no es parar el desarrollo sino hacer un desarrollo que se alinee a esa realidad y todos podamos disfrutar de él. Yo creo que es posible”.

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