Textos para la Chelebración, Homenaje en vida a Joserramón Melendes

 

Testimonio Alberto Prieto

Irreverente y riguroso, Che vive la cultura con naturalidad para la lucha y el conocimiento que nos dé finalmente la libertad. Lo conocí como resultado del libro “La Casa de la Forma“, artefacto simbólico y detonante que supo enseñar el Ptyx mallarmeano, que es a la vez tic e impronta. En sus páginas nos habla de una odisea donde Puerto Rico es metonimia de la humanidad en lucha por liberarse. Es un caso único de erudición y sensibilidad, solo comparable a Alfonso Reyes (que abandonó la poesía) o a Jorge Luis Borges (menos poeta). Puede hablar con conocimiento del sánscrito, Virgilio o la teología medieval uniéndolas con la poesía más vanguardista. Pero que nadie se llame a engaño, debajo de toda su gran estructura cultural y de combate hay un poeta lírico que es quien irradia la magia que está siempre presente. Lo podemos constatar en la sorprendente exposición de su trabajo plástico que podemos ver en el Museo de la música en Ponce. Hoy celebramos a Che, pero también un acontecimiento editorial sin precedentes, los seis libros que acaba de publicar fruto del trabajo de 50 años que ahora por fin nos regala y que se añaden a su vasta biblioteca. Son historia de la poesía del siglo 20 y del 21, para dar sentido a lo que vendrá.

Así emos ido dando testimonio

de lo más frágil: del amor i del frío

solos echados a esta duemebela,

buscando la erbedera del milagro.

Es el misterio lo qe nos alimenta

el ministerio del lenguaje,

de donde medra el ser qe corre sido

str más ser: str naser, latiendo.

I, de nuevo, el fragor se desbarata,

revientan de pupilas las strellas.

(De Cansión de Cobre)

 

Testimonio Yara Meléndez Ordoñez (hija de Che)

Muy buenas noches. Queremos, obviamente, agradecer a todos y cada uno de ustedes por estar aquí. Hacerle un homenaje en vida a la gente no es fácil. A mí me parece que muchas veces es necesario. Como que, ¡caramba!, dejarle saber a la gente que son apreciados, que su trabajo es importante, que su labor es importante y que nutre la labor de otros tantos. Pero no es fácil. Hubiese sido lindo hacérselo de sorpresa, ¿verdad? Que llegara y “¡Eeeeh! ¡Sorpresa!” Pero eso no se dio así y a mí me alegra que eso no se haya dado así, porque como parte de eso y esa discusión, se dio un aspecto que a mí me parece que es bien importante de esta actividad, que es la exposición. Yo estoy segura de que la exposición ha sorprendido a mucha gente, ¿verdad que sí? Que es como que ¡Adiós! ¿Pero Che no era poeta y todas esas cosas? Pues sí, pero además hace aquello. Entonces eso te abre un poquito más la mente de quién es Che. Que para mí siempre ha sido uno de esos asuntos difíciles. Cuando uno es hijo de alguien que es famoso y que es importante para la gente, y que la gente se hace una imagen específica de esas personas, es bien loco para uno. A mí la gente me dice “¡Uy! ¿Ese es el papá tuyo? Ay, eso es un gruñón y es un no sé qué, y es un ‘todo lo otro’.” Y yo acá como que… ¿Ellos están hablando del que va conmigo al cine todas las semanas a ver películas de terror malas? En específico tienen que ser malas, porque vamos a relajarnos, a chavar. ¿Ellos me están hablando de mi papá? ¿El que cada vez que ve un nene chiquito, aunque sea al otro lado del salón va a hacerle gracias y a decirle locuras para que el nene se ría? ¿De verdad que me están hablando de esa persona? ¿El que me pide ir para la playa y le pide a los amigos ir a la playa para respirar salitre? ¿Ese? El que canta. ¡Y como canta! en el carro conmigo. Que me enseña todos los boleros viejos y que canta lindísimo. ¿Ese? ¿De ese es que me hablan? Entonces, pues, es bien curioso porque uno tiene que ver esa dualidad de esa persona pública. Entonces después uno se acuerda ¡Ah, claro! Ese es el mismo que cuando va la gente a que él lea las cosas que escribieron, es fuertísimo. ¡Es fuerte! El mismo que el día que yo saqué una B, me dijo “Eso hay que subirlo”. ¡Una, carajo! Ese mismo que escribe como escribe, por todo lo que sabemos y toda su propuesta, etc., pero por otro lado también, porque él no puede aguantar un lector pasivo. Tiene que ser un lector activo, presente y que esté trabajando duro con él ahí. Entonces, pues sí, ahí uno entiende. Hay esa dualidad, existe, en efecto.

Yo siento mucho que le voy a dar la decepción a él porque me pidió que cantara. Eso no se dio hoy, pero tal vez en otro momento. ¿Pero tú sabes qué? Hay cosas que se tienen que quedar entre uno, para uno. Eso es para nosotros, en el carro. Yo tratando de cantar los boleros que nunca me se las letras, ¡contra! Un día de estos me voy a aprender unos de esos boleros y le voy a dar la sorpresa, y va a ser una sorpresa bonita, para nosotros.

Entonces, pues, uno se tiene que acordar de que él es así de fuerte y que él es así de estricto, porque el arte es importante. A uno se le olvida. El arte es estricto porque es IMPORTANTE, y tú no lo puedes hacer así como así. No se puede. A mí siempre me han preguntado “Diache, ¿cómo tú saliste tan normal con esos 2 papás? No se suponía”. Mi marido dice que se lo pregunta todos los días, aunque él ve otros aspectos que no son tan normales. O sea, una mamá pintora, despistada hasta el tuétano y… Che. Y yo salí bien normal. Es que al fin y al cabo, al final del día ellos sabían que lo más importante de su misión como padres, era darme amor. Eso me lo enseñaron ellos y ahora a mí todo el mundo me dice que soy una madre maravillosa. Todo el mundo me lo dice y a mí me da mucha gracia, pues es como ¡qué chévere!, pero es que tuve los mejores padres. Me habrán dado mucho arte, muchas cosas, mucho conocimiento, mucho toda esa cuestión estricta de la importancia de hacer las cosas bien y todo eso, pero al final del día, mucho amor. Y yo quisiera pensar que todos estamos aquí porque sentimos mucho amor. Mucho amor por su trabajo, mucho amor por su labor, mucho amor por su poesía. Por su poesía. Sí, sí, nos gustan las otras cosas, lo otro que escribe, nos sorprende su arte plástico. Pero es verdaderamente su poesía lo que nos llena, es lo que nos eleva y lo que nos lleva a estar aquí con él. Y, pues, me encantaría que nos leyera algo. Che, ¿tú crees que puedes?

 

Testimonio Alejandro Medina

ARQUEOLOGÍA DE LA PUERTORRIQUEÑIDAD:

Sobre un poeta y la poesía

Conocí a Che en el verano del 2012. Yuri, el hijo de Esteban Valdés, quien fuera mi profesor de arqueología, me había hablado de su papá y de su poesía concreta. Su libro Fuera de trabajo demostraba que se podían reconciliar el compromiso con el arte y la lucha por la independencia en una misma obra, sin que ambos aspectos entraran en conflicto. El encuentro con la poesía de Esteban fue un azote positivo y cuando Yuri me explicó que ese libro se había publicado de manera independiente, a través de la editorial Qease en el año 77, y que el editor detrás de esa editorial era también otro poeta, quise conocer a la persona que, junto a Esteban, había hecho posible que semejante obra llegara hasta nosotros. También me había dicho que Che había publicado un libro suyo llamado La Casa de la forma, quien lo había hecho con las manos. Esto me pareció interesante, porque para ese mismo tiempo, se me había ocurrido publicar un libro de poesía de manera artesanal. Yo estaba trabajando en el Pepe Ganga de Río Piedras, donde diariamente se tiraban a la basura muchas cajas de cartón y se me había ocurrido utilizar ese cartón para encuadernar libros. Un sábado en que regresaba con algunas cajas al hombro pasé por el Burger King y vi a Che sentado en las escaleras de la librería Universitas. Me acordé de lo que me había contado Yuri del poeta, y sin previa presentación le pregunté que si él era Che Melendes. Como salido del “trasfondo de un sueño”, todavía un poco confundido por la pregunta, me contestó que sí, que él era en efecto esa persona. Procedí a preguntarle que si le quedaban copias de La forma de la casa, sin darme cuenta de que había invertido el título del libro; riéndose me corrigió y añadió que le quedaban copias. Le pedí que me trajera una al día siguiente y que pasaría por ella a la misma hora. Al otro día, con más cajas de cartón, pasé a la hora acordada. Me senté y comenzamos a hablar. Che me preguntó que para qué eran las cajas. Le conté que eran para hacer un libro de poesía con materiales reciclados. Preguntó que si yo ya tenía los poemas para el libro, porque no era posible hacer un libro sin tener el contenido de antemano; convirtiéndose, su comentario, en la primera de muchas enseñanzas. Estuvimos allí entre cuatro o cinco horas, en las que Che me habló de la poesía pura y el simbolismo francés hasta llegar al nacionalismo Albizuista y la lucha por la independencia y Corretjer. Yo no sé, al sol de hoy, la relación que tuvo todo eso, pero aquella vez me hizo un sentido cabrón. Azotado por la cantidad de información me despedí, recogí los cartones y me dirigí hacia el hospedaje. Cuando llegué, me senté frente a la mesa diciéndome a mí mismo que la poesía no era lo que yo creía que era y que tenía que ponerme a estudiarla. Entonces, comencé a visitar de manera recurrente la colección puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro, para leer y estudiar poco a poco nuestra poesía. Comentaba mis lecturas con Che y este me daba más referencias que nuevamente consultaba en la colección puertorriqueña. Así me fui haciendo de mi propio marco de referencias con relación a la poesía contemporánea en Puerto Rico. De aquel día en adelante las visitas al Burger King y las conversas con Che se multiplicaron sin detenerse a lo largo del tiempo que me tomó graduarme del bachillerato. Incisivo, intransigente siempre, a palo limpio, fue compartiendo conmigo todo lo que sabe. Yo fui absorbiendo lo que pude de esa mentoría ocasional. El acervo de Che es rico y abundante, y uno no hace más que captar a saltos y poco a poco las pistas a seguir. La precisión con la que maneja las referencias y la cantidad de información que te comparte sumen a cualquiera en una atmósfera muy densa que toma tiempo asimilar, pero que con la distancia y mediante la reflexión en solitario puede uno ir comprendiendo.

Su método: “el más heterodoxo de los ortodoxos y el más ortodoxo de los heterodoxos”, como suele decir, no respeta generaciones, pues jamás condescendiente, supone de cualquier de nosotros un compromiso radical con el conocimiento y la poesía, y un interés genuino de parte de quien le visita. Ese mismo verano conocí, a través de Carla Bello a Kenneth Cumba y por él a Félix Meléndez, José Luis Lolo Lebrón, Gegman Lee e Isamar Anzalotta, quienes también conocían el trabajo de Che como poeta y editor. A través de nuestras reuniones de lectura, que eran casi misas religiosas, y no miento, fuimos profundizando en la poesía de Angela María Dávila, José María Lima, Francisco Matos Paoli, Juan Antonio Corretjer, Pedro Pietri, entre otros, pero, sobre todo, los poetas con los que Che había trabajado en el pasado. Kenneth Cumba me manifestó la idea de hacer una revista de poesía y entre su idea y mis ganas de hacer libros con materiales reciclados se terminó estableciendo la base para la revista Parhelios. Siguiendo el modelo de Qease fundé MESA, con logo en xilografía de José Gabriel Miranda, con el propósito de que sirviera de plataforma para la publicación de la revista, iniciando, de ese modo, la gesta y la promoción de lo que estábamos haciendo como grupo. Con la intención de revolver un poco las dinámicas culturales entorno a la Universidad de Puerto Rico y de llenar el vacío literario que imperaba entre la juventud de aquel entonces, e inspirados por las anécdotas de Ché, sobre los recitales que durante muchos años él y otros poetas de su generación organizaron, se nos ocurrió hacer por nuestra cuenta lecturas de poesía abiertas a la comunidad estudiantil riopedrense. Luego, por iniciativa de Che, comenzamos a organizar las lecturas del 23 de septiembre frente al mural de la bandera de lares que había pintado Willy Bass en la calle Amalia Marín, esquina Gándara con Ponce de León. De esta forma fuimos generando, poco a poco, actividad literaria en esa zona, y nos fuimos consolidado como grupo, uniéndose otras y otros compañeros. Sin la presencia de Ché en nuestras vidas nada hubiera sido de la misma manera, porque a pesar de que todos teníamos la voluntad de hacer todas esas cosas, el insumo de su mentoría, las enseñanzas posteriormente internalizadas, cumplieron una función determinante en nuestro desarrollo. Sus lecciones de vida, su compromiso con la cultura puertorriqueña y con la lucha por la independencia de Puerto Rico, lo han hecho un ejemplo a seguir por múltiples generaciones y nosotros no hemos sido la excepción. Che para mí, y me atrevería a decir que para la mayoría de nosotros, ha sido un acceso directo a la poesía del país y a nuestra identidad puertorriqueña. Siempre ha sido el más dispuesto a estar entre los jóvenes, y como a todos nos cercenaron de nuestra historia e identidad colectiva, él ha funcionado como un eslabón entre nuestro pasado histórico inmediato y este presente tan incierto. Gracias a Ché hemos podido reescribir para nosotros la historia literaria de Puerto Rico, pero, sobre todo, la memoria histórica de nuestra lucha por la independencia y la relación que la poesía puertorriqueña tuvo y tiene con la misma. De ahí que la mayoría de nuestros más representativos escritores hayan tenido una relación cercana con el independentismo puertorriqueño. La poesía y la revolución, en nuestra tierra, se encuentran indisolublemente relacionadas. Conocer, asumir y atesorar esa historia nos permite gestar hacia el futuro. Yo espero que haya mucho Che pa’ largo, mucha obra siendo y por hacerse, para que haya un nosotros cada vez más grande, porque a las generaciones futuras les hará falta, como a nosotros, reconstruirse su propia historia nacional. Quisiera creer que, como diría Lima, pudieran “forjar su vuelo en nuestra huella”, como hemos hecho nosotros con las huellas de los que estuvieron haciendo desde antes, resistiendo y manteniendo viva la nación. Al igual que Che en Postemporáneos, quisiera pedirle a los más jóvenes “que sean más poetas y que exploten”, para que en la independencia podamos releernos y encontrarnos como pueblo. Gracias Che. Que viva el areito y la poesía. Celebremos.

Prosa Félix Meléndez

El lustro en el semblante; un bardo en el camino

Hay un camino iluminado que alberga guías. Es un camino de varias curvas, luengo camino de sombras, áspero camino de luces. Es la vía de valles y montañas, colinas y mogotes. Es un camino poblado, con huellas de profundidades diversas. De nombres que son lucha para siempre. Donde hay seres que, atravesando un momento de catarsis en su existencia rozan la chispa divina. Pero, obnubilados con la chispa, la usan para iluminarse el camino. Olvidan, quizá no se enteraron, que la luz no está para alumbrarles un camino, la luz ES el camino. Y que somos desde ella a partir de nuestra realidad. Realidad que forjó el carácter de quien en esta noche celebramos. Che encontró la luz y ha caminado en ella desde el momento que le iluminó. Es por eso que ha sido faro para quienes nos iluminamos con su trabajo. Trabajo que es la herencia de que somos. Que posa su musa en varias formas. Para iluminarse hay que buscarse desde lo auténtico, saber cómo encontrarse es su legado. ¿Cuándo comienza o cuando acaba el oficio de la escritura? El engranaje de la máquina diaria está formado de palabras. Trabajar sobre de ellas es magia que permite decir desde otras formas. El trabajo es continuo. El compromiso con refinarse no se le puede cuestionar. La insaciabilidad de decir lo que corresponde desde la voz que se tenga forma parte de sus lecciones. No se puede dejar de agradecer cómo Che, se ha ocupado de alumbrar su parte en el Acervo nuestro como Nación. Se ha dado a la tarea de comprender que el rescate de lo nuestro no se da desde las aulas o las oficinas que controlan lxs marionetas coloniales. Porque hay en muchas partes quienes intentan ocultar nuestra verdad. La verdad de quienes somos, de nuestras luchas, de nuestros aciertos y hasta de nuestras fallas. Pero existimos, somos la huella de todos y todas las que han estado antes. Desde el primer momento que nuestra voz voló, no hemos dejado de ser. Y Che es emisario del Mensaje. Si una de las palabras que a hoy, colectivamente, no está definiendo es la colonia, es porque no hemos logrado la cohesión necesaria para en conjunto cambiar esta realidad, pero sabemos por qué ha sido eso. Mas de algo tenemos aun una mayor seguridad, y es del hecho de cómo desde su flanco, Che no ha abandonado su compromiso con la lucha. El oficio de la escritura, y de su autenticidad, es su forma de persistir e insistir. Como manifestación genuina del ser puertorriqueño que somos y compartimos, y que late en quien siente profundamente. Es como sentirse o saberse escribidor o escribano, para que escribamos, de lo sencillo su complicidad, de lo complejo su ternura, de lo invisible la espesura, de la patria sus raíces y sus vuelos, sus señuelos. Mostrarle a la mesmedad a confiar en el camino que la luz traza. Esa es de sus mejores lecciones. Tiene el poeta que portar su rostro, y acarrea en sí el semblante de quien ha sido atravesado por La Palabra/ La Forma, así su destino es el complejo arte de contar, y de tantas otras cosas, claro y en esta nación con una coyuntura tan complicada. La imagen de Che, es una memorable, claro, es una memoria que muta, intercambiable está de acuerdo con la época que se alberga en la casa de la memoria del que o la que recuerda. Es como una fuente que es remanso, y riega en quien aprende tantas fuentes. Esto se explica en el Fondo de la máscara donde dice: “Para qe aya un bien debe ser compartido, i lo otro es egoísmo.” Por eso hoy se comparte este espacio. El camino iluminado con el que empecé estas palabras es Historia que carga la brisa para que habite la memoria, toca aprender el lenguaje de la luz. Las sílabas se trazan en el aire, después de plasmadas en la página. ¿O pasa al revés? Ya sabremos. Etéreas las pinceladas llegan al canvas de la oreja. Preparado o no, late el tímpano, y la resonancia atmosférica que orquestan las palabras de Ché nos hablan y nos muestran aquel camino. Celebramos en su escucha.

 

Homenaje a La casa de la forma

La forma es un temporal

en el agua de la mente

y el que cruza su agua ardiente:

¡Borincano general!

La concha es espuma y sal

que en la ola se transforma.

Mas junto al viento, en su norma

como una arena de ensueño

tiene en la barca del sueño

una casa de la forma.

 

La belleza, en una copa

-luego de un gran mestizaje-

se derramó en el paisaje

bajo la niebla que arropa.

Un día la vieja europa

vino a ver como se informa

la luz, dentro de una horma

hecha de fuego y de coco

que se vuelve poco a poco

una casa de la forma.

 

La palabra en el turey

es una estrella encendida

que ante el cielo de la vida

hace del mundo su ley.

El verbo es como ese rey

que todo el pueblo uniforma

sin que aplique la reforma

del silencio como un mueble

para que siempre se pueble

una casa de la forma.

 

La voz se ha vuelto un oficio

y la palabra del cangre

es la raíz y la sangre,

materia del sacrificio.

Cuando nos llama el indicio

de la voz que no deforma,

el lienzo es la plataforma

donde se pinta el sentido

de palabras, convertido

una casa de la forma.

Marcus Ortiz,Ponce, Puerto Rico,21 de enero del 2023

 

  1. Com-porta-miento poético pa’ Che” de Isamar Anzalotta

*Adaptación de textos situados en Paradelfin, Secretum y Calaboso.

¿Es también parte de nuestra dignidad lo que creamos?

lo que creemos, es también parte

¿yankis o puertorriqueños?

se pasa una la vida entera

tratando de entender algo definitivo,

la vida sin vivirla, una entera

tratando de entender

sus manas y cataclismos

¿yankis o puertorriqueños?

-hay mucha gente hablando en mi cabeza-

cada neurona y cada axón

a su nada, puedo decir:

¿cumplí mi puñetera vida?

 

no hay esencia ni ciencia ni decencia,

es mejor estar sola

como una lapa,

es mejor que vivir

esta decencia

-y no seremos ya así tampoco-

 

cuando dejemos de ser la insistencia

además; ¿quién nos marcó la salida?

lo importante es que nunca es la llegada

lo importante es seguir

o que siga lo que impulsa esta quimera

de la nada a esta punta va bastante

de 0 a cualquier punto es suficiente

existencia para ya no ser nada

ahora a seguir,

he ahí la magia y el milagro.

 

Ponce, Puerto Rico 28 enero 2023

 

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