Mirada al País-La estadidad: ¿ideal o negocio?

 

Especial para CLARIDAD

 

En una entrevista que se le hiciera a Pedro Albizu Campos publicada el 8 de febrero de 1930, en el periódico El Mundo, el dirigente nacionalista afirmó que en Puerto Rico se vivía la hora del desencanto. En el contexto de una crisis económica, social y política de enormes proporciones, el desencanto, según Albizu, sería completo después de las elecciones de 1932 porque los partidos políticos se limitarían “a luchar como siempre por las posiciones coloniales”.

Hizo agudos comentarios sobre los diferentes partidos coloniales. Sus expresiones sobre el partido que afirmaba defender la estadidad para Puerto Rico merecen una cuidadosa atención.

“El llamado Partido Republicano de Puerto Rico cometió el más grave error al enajenar por medio del consejo ejecutivo a los intereses invasores todas las fuentes de riqueza: vías de comunicación, franquicias, etc., con la vana esperanza de que con su política suicida se iba a congraciar con los poderes norteamericanos y hacer viable de esa manera la creación de un estado norteamericano en Puerto Rico, cuando, en realidad, lo que hacía era destruir toda posibilidad para la creación de tal estado porque esa política ha conducido al desplazamiento del portorriqueño por el norteamericano convirtiendo a Puerto Rico de un país soberano en lo económico como lo era en 1898 en una colonia de peones perteneciente a una fábrica norteamericana en el 1930.”

El núcleo del pensamiento albizuista era sencillo: si el país, como conjunto de intereses económicos, permitía el desplazamiento de la riqueza social a manos de grandes intereses capitalistas estadounidenses, perdía la base material necesaria para negociar la transformación de la isla en un estado federado. En otras palabras, la entrega de la riqueza local a manos del capital extranjero bloqueaba el camino hacia la estadidad. La agudeza de la observación de Albizu tenía una base material muy concreta. Surgía de la aguda concepción de que la posibilidad o necesidad histórica de la independencia de Puerto Rico se apoyaba en la urgencia de recuperar la riqueza material del país. La independencia no podía reducirse a una cuestión jurídica, como tampoco podía reducirse a una cuestión jurídica la búsqueda de la estadidad. Ambas direcciones, aunque opuestas, se apoyaban en una misma necesidad: tener control de la riqueza del país. La actitud de docilidad de los estadistas, su disposición a entregar los recursos del país al poder imperial, reduciría su movimiento a una política de palabras vacías, sin capacidad de acción concreta efectiva. Es decir, a una retórica descolonizadora desplegada sobre un proceso de colonización que seguía su curso implacable.

Se trata de un pensamiento con curiosas consecuencias. La pérdida progresiva del control de nuestra riqueza local dejaba sin contenido la aspiración a la estadidad. Hundía el país en la tierra movediza del coloniaje. Ahora bien, también dificultaba el camino hacia la independencia. En este cruce de caminos opuestos había un punto de comunidad. Para ambas propuestas, estadidad e independencia, era imprescindible luchar por el control de la riqueza material del país. El rumbo de la historia llevó al movimiento estadista por el camino de un miedo cada vez más irracional a la independencia de Puerto Rico con el resultado de reafirmar el coloniaje. Sin embargo, hubo entre sus dirigentes más destacados una conciencia bastante clara de la importancia de batallar por recuperar la riqueza que se le había ido al país de las manos. Veamos, por ejemplo, las siguientes palabras de José Celso Barbosa, de julio de 1918: “Hagamos por el problema económico lo que hemos realizado por el problema político: dejemos ya de considerar por algún tiempo el problema político como el más importante y principal y dediquemos todas nuestras energías a solucionar el problema económico. Pueblo puertorriqueño: a trabajar sin descanso, con un solo propósito, con un solo objetivo: el de recuperar nuestras tierras y ser dueño de nuestro país.”

José Celso Barbosa detestaba la hipocresía de los que utilizaban la independencia como moneda electoral para ganar elecciones y no hacer nada en la dirección de lograr la soberanía del país. Llegó a pensar que entre estadistas e independentistas existía el punto de convergencia destacado por Albizu años más tarde. Escuchemos estas palabras de Barbosa, de mayo de 1921: “Yo quiero aprovechar esta oportunidad para declarar una vez más que los que verdaderamente son independentistas, sin trabas de ninguna clase, sin mordazas de ninguna especie, esos hombres tienen todo mi respeto y toda mi consideración porque defienden sus doctrinas y las predican y no se esconden para defenderlas ni para predicarlas. Pero a veces yo hablo con un independentista que se dice a sí mismo ‘enragé’ y le digo: ¿Qué le pasa, que no se le oye? Y me contesta: No; es que están tirando piedras, y hay que meterse debajo de la cama… ¡Ah! Y si de esa manera creéis, señores de la mayoría, que vais a ganar algo, estáis equivocados y estáis engañando al pueblo”.

Pero Barbosa no solo criticaba a los independentistas de palabra que, a su vez, actuaban de forma inconsistente, sino que añadía lo siguiente: “Yo no tengo que decir que si yo supiera, por una declaración a la que pudiera prestar verdadera atención, que Puerto Rico habría de ser una colonia permanente, un ‘branch’ de la factoría grande, seguiría protestando y protestando moriría. Por eso yo veo con simpatía a los independentistas a espuela limpia: porque se confunden con nosotros en la aspiración suprema. Ellos quieren la soberanía aparte, separada, la soberanía nacional de Puerto Rico; nosotros pedimos esa misma soberanía dentro de la gran Unión Americana. Lo demás… es querer seguir engañando al pueblo”.

Han pasado más de cien años desde que se pronunciaran esas palabras. La declaración que buscaba Barbosa para prestarle verdadera atención no puede ser más clara: se deriva de una experiencia colonial que no parece tener fin. Mientras tanto, el movimiento estadista se ha ido alejando del ideal de Barbosa que no podía concebir la estadidad como un proceso de pérdida consistente de la riqueza del país. Peor aún, el partido que hoy representa supuestamente la estadidad, el Partido Nuevo Progresista, ha sido el más enérgico de los dos partidos de gobierno en la política neoliberal de privatización y venta de la riqueza del país al capital extranjero. El resultado de tal política neoliberal ha sido hundir a Puerto Rico en un pantano colonial más profundo y pestilente. Como secuela de esta política, Puerto Rico ha vivido un alarmante retroceso histórico con la imposición congresional de la bochornosa Junta de Control Fiscal. ¿Dónde ha estado la protesta “estadista” contra esa política de mayor desnudez dictatorial?

No hay tal protesta porque tampoco hay un verdadero movimiento estadista en el sentido expresado por Barbosa. Lo que hemos visto es una pandilla de vendedores de la riqueza del país que se ha lucrado con las migajas que caen del plato grande de la entrega de las corporaciones y entidades públicas, y otra pandilla enriqueciéndose con el virus de la corrupción y mal uso de la enorme catarata de fondos federales que llega a Puerto Rico como resultado de huracanes, terremotos, pandemias, así como de la miseria que el capitalismo neoliberal ha ido regando por toda la isla.

No hay ya “ideal” posible relacionado con la estadidad. Lo que ha prevalecido es un negocio podrido que enriquece a muy pocos, hunde en la miseria dependiente a muchos, y desmoraliza a toda la sociedad con una política de entrega y corrupción. El viejo ideal de hace muchas décadas ha sido convertido en un negocio por un relevo de mercaderes, que incapacitados para la transformación agrícola-industrial del país, lo venden día tras día, envuelto en una retórica desgastada de igualdad. Mientras tanto, sus acciones cosechan una sociedad abrumada por la inequidad y formas irracionales de violencia diaria contra mujeres, niños- niñas, y ciudadana y cuidadanos mayores. Ante esta invasión de mercaderes en el templo del país, ¿quién sacará el látigo?

 

 

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