La pesadilla de las campañas partidistas

 

 

Especial para CLARIDAD

 Faltan pocos días para que respiremos con un poco de tranquilidad pues llegará a su fin la temporada de huracanes. En los últimos tiempos la naturaleza no deja de sorprendernos con dramáticos eventos, por lo que podría haber excepciones a la ausencia de tormentas luego del 30 de noviembre. Confío en que no ocurra. Al mismo tiempo y cuando aun falta un año para que se lleven a cabo las elecciones nacionales,  han comenzado a asfixiarnos las campañas y luchas entre partidos y, en algunos casos, dentro de las mismas colectividades políticas. Las más encarnizadas ocurren entre el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP), los cuales se pelean por habitar la Fortaleza y para abordar el avión que les trasladará a Washington para ocupar la inútil silla de la Comisaría Residente desde la que pueden hablar con apagada voz, pero con voto limitado en algunos comités. El llamado Partido Dignidad tiene su propio rollo interno por la candidatura a la gobernación, que inició con el triángulo del Dr. César Vázquez, la abogada y pastora Ada Norah Henríquez y el todavía alcalde de San Sebastián, Javier Jiménez. Luego de varias metidas de pata, propias de su fanático machismo, Vázquez dejó la ruta de la gobernación para aspirar a un puesto en el Senado por el Distrito de Bayamón.

Las mujeres que decidamos ejercer el sufragio en el proceso electoral debemos estar conscientes de que conformamos un 53 por ciento de las fuerzas votantes, que podemos influenciar y hasta decidir quiénes serán las personas que ocupen puestos electivos y que, por lo tanto, tendrán la capacidad de impactar nuestras vidas y el país que amamos con sus actuaciones. Esto nos impone una gran responsabilidad para evaluar y decidir a quienes favoreceremos. La capacidad que ostentamos es absolutamente desproporcional a los espacios que ocupamos en las posiciones electivas, tanto en los partidos políticos, desde los cuales salen las candidaturas como en la rama ejecutiva, la legislativa y en los municipios. Por ello, es importante promover la participación de las mujeres, pero de aquellas que tengan conciencia de género, que están comprometidas con la reivindicación y ampliación de nuestros derechos y con el bienestar colectivo de la sociedad y no con el partidismo político, la ambición y los intereses personales.

Desde esta perspectiva podemos evaluar la candidatura a la gobernación de la Sra. Jenniffer González, espacio que se disputará en primarias con el incumbente, Pedro Pierluisi.  Aunque solamente hemos tenido una gobernadora, la Sra. Sila María Calderón y la puerta de la equidad debería ampliarse para que más mujeres tengan la misma oportunidad a partir de sus méritos y capacidades, la todavía Comisionada Residente está muy lejos de tener un compromiso con la equidad de género, el bienestar colectivo, el diálogo y la participación democrática, con los principios necesarios para lograr justicia social y equidad, independientemente de su ideal en cuanto a estatus político. Más bien, en su incumbencia como legisladora y luego en el ejercicio de las funciones en Washington, la hemos visto desempeñarse como una mala actriz de teatro que finge tener poder y contactos para beneficiar a Puerto Rico, pero pertenece al rancio partido republicano y, peor aún, apoyó al porta estandarte de la agenda anti mujer, la violencia, el racismo y la exclusión, el expresidente Donald Trump. Como parte de la función manipuló a las huestes del PNP sobre si retaría al gobernador en primarias para lo que utilizó, incluso, información sobre su vida personal y familiar hasta que, finalmente, hizo el pronunciamiento que ya no sorprendió a nadie.  No hay bailecito, boda, ridículo arribo a la convención de su partido en un vehículo Can Am con sus iniciales y “chillando” gomas, ni anuncios relacionados con su intimidad, que nos hagan olvidar la falta de identificación con las necesidades y los derechos de las mujeres y de otras poblaciones no binarias, pero sí con fuerzas políticas que se mueven en nuestra contra.  Seguimos recordando episodios más lejanos en el tiempo pero que son muestra de lo que es capaz de hacer por oportunismo político, como su participación en el asalto a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres en el 2002, junto al Ingeniero Carlos Pesquera, en el afán por colocar la bandera de Estados Unidos en aquel espacio que entonces dirigía la compañera María Dolores (Tati) Fernós.

Aclaro, sin embargo, que la falta de méritos de la pre candidata a la gobernación por el PNP, en absoluto justifican las desaforadas expresiones del Dr. César Vázquez, presidente del Partido Dignidad sobre su estado de embarazo.  Tampoco las que utilizó en contra de la Lcda. Ada Norah Enríquez, en las cuales lanzó sombras sobre su carácter, mientras alababa al alcalde Jiménez, quien compite con él en conservadurismo, pero es varón.

Debemos prestar atención sobre todas las candidaturas, pero especialmente las que ya conocemos por su agenda actual para menoscabar derechos de las mujeres, como es el caso de la senadora Joanne Rodríguez Veve y de la representante Lisie Burgos, ambas del Partido Dignidad.  El dúo ha presentado todos los proyectos posibles para atentar contra la disposición constitucional que protege la intimidad y el derecho a tomar decisiones sobre nuestra salud sexual y reproductiva.  Otras personas de esa colectividad no se alejarían de ese propósito, si resultaran favorecidas. Los partidos políticos de mayoría, están lejos de ser esperanzadores en cuanto aspirantes a ocupar puestos legislativos y en los ayuntamientos. Un número considerable ha estado varios cuatrienios en la Legislatura y en las alcaldías sin que haya nada sobresaliente que decir sobre su historial de trabajo.

Análisis aparte merecerá el reciclaje del gobernador Pedro Pierluisi para el 2023. Sin pudor alguno ha afirmado que transitando en nuestros autos podremos comprobar la obra que ha realizado y que, según él, lo hacen merecedor de ser reelecto.  En el análisis que para las próximas elecciones haremos diversas organizaciones, como la Organización Puertorriqueña de la Mujer Trabajadora (OPMT), podremos desmentirlo.

Mientras tanto, tengamos paciencia para resistir la cantaleta de las campañas partidistas durante doce largos meses.  El anuncio que hagan el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana sobre la alianza en la que han estado trabajando y las candidaturas que esperamos presenten, contribuirán a que nos preparemos mejor para ejercer el voto de forma consciente e informada. Aun las personas que no acuden a las urnas por principios u otra razón igualmente respetable, pueden con sus opiniones contribuir a estructurar una opinión pública y una corriente de activismo con exigencias de políticas y acciones que sean de beneficio para el Pueblo, especialmente para las mujeres y los sectores vulnerables.  Como exhortó la compañera Tati Fernós en una columna que escribió en relación a las elecciones de 2020:

 “Por ello el 3 de noviembre tenemos que respaldar aquellas candidatas que han defendido nuestros derechos por años y no a quienes vienen a destrozar nuestros logros por visiones oscurantistas.”

 

 

 

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