La paz de un gran villano: Reseña de Avengers: Infinity War y Tiempo de morir (1965)

Let the blood and entrails of my opponents

scrub away my pain and sorrow.

Thanos, Infinity Gauntlet

Te lo debo a ti. Aprendí a tejer esperando tus cartas.

Juan Sáyago, Tiempo de morir

He sido un asiduo lector de comics desde mi niñez. Todavía recuerdo brincar de felicidad cuando recibía algún número nuevo de Astérix y Obélix, de Kalimán, de Mafalda o de los Avengers. Son textos que me marcaron profundamente y que sirvieron de escape a todas las tensiones de mi infancia. A mis 46 años, todavía considero que la mejor manera de manejar la incomodidad de los trenes de Nueva York durante el temido “rush hour” de las cinco de la tarde es con un buen cómic. Y no hay mejor historia que The Infinity Gauntlet (1991), escrita por Jim Starlin y dibujada por Rom Lin y George Pérez (un artista muy respetado en el medio y que nació en el Bronx de padres puertorriqueños). Esta cuenta cómo Thanos, el Titán demente (“the Mad Titan”), resucita y crea el Infinity Gauntlet, cuyas piedras le dan el poder de un dios. Thanos está enamorado de la Muerte y decide probarle su amor llevando a cabo un plan maestro que amenaza toda la vida del universo. Los superhéroes de todas las galaxias y entes de diferentes planos astrales unen fuerzas para evitar el desastre. Pero, ¿cómo derrotar a un dios cuyo guante dorado le permite dominar el tiempo, alterar la realidad y hasta poseer todo el conocimiento? Cada héroe enfrenta a Thanos de una manera diferente y todos caen a sus pies. Como en todo cómic, se restablecerá el orden al final, pero no sin antes pagar un precio muy alto. Esta historia es la base de Avengers: Infinity War (dir. Anthony y Joe Russo, EEUU, 2018).

La nueva película en la saga de los Avengers continúa expandiendo el universo cinematográfico de Marvel. Desde hace diez años, cada película de estos estudios ha explorado muchas de sus figuras principales y han ido preparando el terreno para el gran evento, la lucha de todos sus héroes contra Thanos. Esta es una épica que lleva a cada grupo de superhéroes, desde los Guardians of the Galaxy y los habitantes de Wakanda hasta los Avengers y el misterioso Doctor Strange, a enfrentar a un poderoso nihilista que llega acompañado de un ejército de criaturas dispuestas a sacrificarse por el plan de su amo.

Avengers: Infinity War es una historia sencilla que se hace algo pesada por la inclusión de un sinnúmero de personajes provenientes de películas marcadas por estilos muy variados. Mientras que Guardians of the Galaxy (dir. James Gunn, EEUU, 2014) y Spider-Man: Homecoming (dir. Jon Watts, EEUU, 2017) son historias que establecen un buen balance entre el humor y las amenazas que enfrentan sus personajes; Captain America: The Winter Soldier (dir. Anthony y Joe Russo, EEUU, 2014) y Black Panther (dir. Ryan Coogler, EEUU, 2018) tocan temas políticos muy serios dentro del mundo de Marvel. Esta diversidad de estilos afecta la primera parte de la película. Tampoco soy partidario de la acción de ritmo precipitado que no permite disfrutar de una coreografía de pelea bien lograda. A pesar de que en Captain America: Civil War (EEUU, 2016), los hermanos Russo le dedican de manera más efectiva su momento a cada lucha entre los dos ejércitos de héroes, en Avengers: Infinity War, los Russo hacen de la acción algo ininteligible por los brincos rápidos de batalla en batalla, especialmente en el enfrentamiento final. Sin embargo, es Thanos y su búsqueda de cada una de las piedras que le dan el poder a su guante dorado lo que hace de Avengers: Infinity War otra película sólida en el universo de Marvel.

La semana pasada, estuve pensando mucho en el héroe ya que revisité la película Tiempo de morir (Mexico, 1966), dirigida por Arturo Ripstein y escrita por Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Esta película no me hizo considerar el viaje del héroe (aunque Joseph Campbell y su obra, El héroe de las mil caras, pasó muchas veces por mi mente), sino el del antagonista o villano que, cuando se cuenta una buena historia, es hasta más interesante. El villano entra a alterar el statu quo de un espacio forzándonos a cuestionar todo lo que aceptamos como la norma. He aquí el villano necesario. Este personaje puede ser responsable de actos horrendos. Pero inevitablemente nos vemos reflejados en lo monstruoso de sus acciones.

En Tiempo de morir, Juan Sáyago (Jorge Martínez de Hoyos) regresa a su pueblo después de cumplir una condena de catorce años en prisión por matar a un hombre de apellido Trueba. Sáyago le ganó en una carrera de caballos, pero la arrogancia de Trueba tomó el triunfo de su contrincante como un agravio. Por esto, le hizo la vida imposible hasta que Sáyago mató a Trueba de un tiro. Al regresar a su pueblo, Sáyago es perseguido por el hijo mayor de Trueba, Julián (Alfredo Leal), que le asegura que lo matará si no se va para siempre. El protagonista, que es un hombre paciente que prefiere tejer junto a su amada Mariana (Marga López), evita la violencia a toda costa. Tiempo de morir es un Western, y por eso sabemos que habrá una confrontación final entre el hijo que necesita vengar a su padre y el hombre que lo asesinó. Los toques del Gabo, de Fuentes y de Ripstein nos dan un personaje pacífico que prefiere un hilo y una aguja a un revólver, pero que arrastra consigo un pasado violento que amenaza la armonía del lugar donde se crió. Muchos le ofrecen caballos y fortuna si se va, pero Sáyago los rechaza porque prefiere la paz con la que sueña y que nunca conseguirá en su pueblo.

Thanos y Juan Sáyago son personajes míticos dentro de sus historias. Thanos es un dios por su guante y Sáyago es el hombre al que no le entran las balas, como lo describe el doctor de su pueblo. Ambos se mantienen férreos ante todo ataque por lograr su propia serenidad, sacrificando las vidas de muchos a su alrededor. A pesar de que Sáyago no es necesariamente el antagonista en Tiempo de morir, su terquedad arremete contra la tranquilidad de sus seres queridos, llevándolo así al final que el título de la película anuncia (y no he revelado nada con esta aseveración). Por otro lado, el final de Thanos no queda claro al concluir la película, por razones que no revelaré para no arruinarles la experiencia. Pero en el cómic, Thanos pierde el control de su guante y continúa su vida sembrando la tierra en un planeta solitario. El villano que amenazó el universo entero, termina vestido de campesino y mirando hacia la lejanía gozando de la paz que Sáyago tanto deseó. Denle una oportunidad a Avengers: Infinity War y a Tiempo de morir, que pueden encontrar entera en YouTube. Sus villanos demuestran las posibilidades monstruosas de la búsqueda de la paz.

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