En Rojo
0.El 30 de Octubre de 1950 marca una fecha importante en la narración de nuestra historia. Un proceso largo de consolidación de símbolos tiene ese día su momento climático. Los símbolos juegan un papel importante en los relatos que crean identidad. Son reafirmaciones de los elementos comunes, sacralidades que están más allá de lo cotidiano, una fuerza aglutinante que provee comprensión de nuestra idiosincracia. Estoy parafraseando a Emile Durkheim. Sí, como dicen algunos enemigos de la nacionalidad -ésta es una especie de religión trasmutada en patria, enmarcada en sus específicos colores, ritmos, rituales y simbologías.
Por otro lado, Desde la perspectiva antropológica de René Girard, la relación entre la violencia y lo sagrado es fundamental y se articula a través de su teoría del «chivo expiatorio» y el «deseo mimético». Según Girard, la violencia surge de la imitación de deseos entre los individuos; al desear lo que otros desean, se genera competencia y rivalidad, lo que puede llevar a conflictos violentos.
El «sagrado» en este contexto se refiere a las prácticas y rituales que surgen para canalizar y controlar esta violencia. Girard sostiene que las sociedades antiguas, al enfrentar la amenaza de la violencia interna, desarrollaron mecanismos de sacrificio y rituales que permitían a la comunidad unirse en torno a un chivo expiatorio, un individuo o grupo que era culpable de los males de la comunidad y que, al ser sacrificado, restablecía el orden social y la paz.
Así, la violencia y lo sagrado están entrelazados: el sacrificio se convierte en un acto sagrado que busca mitigar la violencia inherente a las relaciones humanas. A través de estos rituales, las comunidades pueden evitar la anarquía provocada por el deseo mimético y encontrar una forma de cohesión social. En resumen, para Girard, lo sagrado surge como una respuesta a la violencia, ofreciendo un medio para manejar y redirigir las tensiones inherentes a la condición humana.

René Girard propone que la relación entre la violencia y lo sagrado es intrínseca y se manifiesta a través de su teoría del chivo expiatorio y el deseo mimético. Según Girard, el deseo humano es mimético; es decir, las personas tienden a desear lo que otros desean, lo que puede generar rivalidades y conflictos. Esta dinámica puede llevar a la violencia en las sociedades.
Para manejar esta violencia potencial, las culturas desarrollan rituales y prácticas que elevan a ciertas víctimas, los chivos expiatorios, a un estatus sagrado. Estos individuos son culpados de los problemas de la comunidad y, al ser sacrificados, se busca restaurar el orden social. Este sacrificio se convierte en un acto sagrado que permite a la comunidad unirse y canalizar su violencia de manera controlada.
En este sentido, lo sagrado se convierte en un mecanismo para mitigar la violencia inherente a las relaciones humanas, ofreciendo una solución temporal al conflicto y permitiendo la cohesión social. Así, Girard argumenta que la violencia y lo sagrado están interrelacionados, con el sacrificio como un medio para gestionar las tensiones y rivalidades que surgen del deseo mimético.
- La Revolución Nacionalista de octubre de 1950 puede mirarse desde esos marcos de análisis. Por supuesto, esto se hace sin pretender decir que eso explica todo. Más bien se trata de una manera de reinterpretar sin que tengamos que obviar asuntos concretos como por ejemplo, que Octubre de 1950 es, como nos dice Mario Cancel, “una respuesta bien articulada a los retos políticos impuestos por la Guerra Fría”( Claridad-En Rojo(1ro de noviembre de 2022)
Si leemos El país de los cuatro pisos de José Luis González, ahí se habla de los procesos de resistencia armada en Puerto Rico como actos de propaganda. Y bien, digamos que el resultado pudo ser eso aunque no fue la intención única. El ataque al Congreso en 1954 fue para llamar la atención sobre la condición colonial. Sucedió porque el 30 de Octubre fue un acto de resistencia contra la Ley 53 o La Mordaza de 1948 -de la que se infiere entre otras cosas la prohibición el uso de la bandera- , contra la Ley 600 y contra la Asamblea Constituyente que le dio formalidad a la constitución del ELA. En ese sentido, como planteaba Cancel en al artículo citado: “ En un sentido simbólico representó la reinvención de la situación que produjo, con efectos análogos, la Insurrección de Lares en septiembre de 1868. La retórica nacionalista de aquel entonces realizó un esfuerzo ingente por demostrar la continuidad espiritual, cultural y política entre el 1868 y el 1950”.
- ¿Por qué conmemorar el 30 de Octubre de 1950. Partamos de la premisa de que el valor de la memoria histórica en los países coloniales es fundamental, ya que permite reconocer y entender las dinámicas de poder, opresión y resistencia que han moldeado sus sociedades. Por lo tanto, la memoria histórica ayuda a las comunidades a reafirmar su identidad cultural, reconociendo sus raíces y experiencias pasadas.
Por otro lado, reconocer la violencia que se ejerció sobre aquellos y aquellas que fueron elaborando modos de contestar al coloniaje puede ser un paso crucial hacia la reconciliación y la reparación. Estos pasos ni siquiera se han comenzado a dar. Nadie se ha planteado un diálogo con respecto a qué organizaciones e individuos participaron de la brutal represión, digamos, el Partido Popular Democrático que administraba el territorio colonial y o los aparatos represivos del gobierno norteamericano. ¿Podrá aceptar esa organización su pasado represivo e iniciar un proceso de reconciliación nacional? ¿Qué se necesitaría para que los aparatos represivos norteamericanos reconocieran su papel en esa represión?
Además, el estudio de estos sucesos promueve la educación sobre la historia colonial, fomentando una conciencia crítica que permite a las nuevas generaciones entender las implicaciones de la colonización y sus legados en la actualidad. Sería un buen recurso para puede inspirar movimientos sociales y políticos que buscan justicia, igualdad y derechos humanos, utilizando el pasado como una herramienta para el cambio.
No hay duda de que sería coherente con perspectivas en la narración de la historia que desafían las versiones hegemónicas que a menudo minimizan o ignoran las experiencias de los pueblos colonizados.
- En 1960, Pablo Neruda publicó Canción de gesta, cuya primera edición fue de 25,000 ejemplares. En a dedicatoria el premio Nobel chileno plantea: “Primeramente medité este libro en torno a Puerto Rico. Su martirizada condición colonial, a la lucha actual de sus patriotas insurgentes. El libro creció después con los acontecimientos magnánimos de Cuba”… de modo que finalmente se trató de una dedicatoria a la Revolución Cubana, a los puertorriqueños y al Caribe en su lucha descolonizadora. Entonces, la memoria histórica es el proceso de componer nuestra canción de gesta.



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