A 20 años del adiós: Pedro Juan Soto, inmortal

 

 

Especial para En Rojo

En los próximos días se cumplirán 20 años de la despedida física del respetado escritor Pedro Juan Soto, uno de los pilares de la llamada Generación del 50 en Puerto Rico.

Entre otros géneros, Soto escribió cuentos, novelas y teatro con temas sobre el colonialismo, el retorno a la isla amada, el viaje, las fronteras, el lenguaje. Se le reconoce, principalmente, por ser un aguerrido defensor de la identidad nacional y porque, desde sus letras, fue un férreo crítico del coloniaje en el país.  Nos dejó el 7 de noviembre de 2002, pero su espíritu y su estilo particular, sin embargo, están presentes.

No tuve la dicha de hablar con él cuando estaba entre los mortales. En cambio, tuve la fuerte impresión y la gracia de que mientras hacía mi tesis doctoral sobre la novela Usmaíl el espíritu de Soto se sentaba a mi lado para estar en el proceso, quizás para asegurarse de que yo escribiera lo que él quería.  Quizás fue mi imaginación o estrés estudiantil, pero Pedro Juan Soto en su autobiografía confesó que en su temprana juventud consultaba a un espiritista, acompañado de su padre.  Eso no prueba nada, cierto es.

No obstante, en mi tesis demostré que en Usmaíl, su primera novela publicada en 1959, Soto hace referencias al espiritismo, a la teosofía, a la religión yoruba, a la masonería. En fin, que conocía muy bien el espectro espiritual, el tema de la reencarnación y la inmortalidad, la constitución septenaria, de las doctrinas secretas milenarias, de la Naturaleza como fuente espiritual del Ser.  Para mí es suficiente evidencia de que todo este conocimiento no se perdió con su partida.  A Soto le ha sido útil toda esta sabiduría para continuar vivo y, como un verdadero combatiente, transgredir la imposición de la muerte.

Y si algo le agrada a Soto es jugar con números y hacer referencias a la llamada geometría sagrada.  Por ejemplo, son seis las novelas publicadas de Soto y he estudiado tres de ellas: La sombra lejana y Ardiente suelo, fría estación, además de Usmaíl. Hasta ahora, me parecen un conjunto de un gran rompecabezas en exactamente 40 años de producción literaria.

No me canso de hablar de lo que escribió Soto o del autor mismo: ese es mi tema favorito y, confieso más.  Todavía no lo domino por completo porque el Viejo, como le llamo de cariño como si fuera mi papá, presenta temas sublimes.  Siempre tengo algo nuevo que decir, siempre hay un suceso que me recuerda una escena en una de sus novelas y siempre hay algo que releer en él. Es un autor culto que hay que leer con detalle porque, aunque utiliza un lenguaje sencillo, sus referencias son complejas, universales. Allí radica su genialidad inmortal e infinita.

Confieso que, aunque estudio a un ritmo menor de lo deseado, también reconozco que la obra del doctor Soto me lleva a un alto nivel de concentración por lo que debo hacer pausas para entender los simbolismos, para buscar algunas referencias que estaban adelantadas a su tiempo y para entender la humanidad del mismo Soto.

Puede creerlo o no, pero le aseguro que Soto sigue vivo. Si veo una película, las transiciones de escena me lo recuerdan porque Soto amaba el cine y así lo plasmó en sus novelas.  Lo llevo en las camisas que mandé a imprimir para honrarlo; una taza que me obsequiaron lleva su rostro.  Está vivo cuando lo leo y trabajo en mi sanación espiritual para entenderme a mí, al mundo y al universo, gracias a sus letras.

Y para reafirmar lo anterior puedo casi asegurar que La sombra lejana, su última novela publicada en 1999 a sus 71 años, es una catarsis y enfrentamiento consigo mismo, a su yo.  Soto se enfrenta a sus penas, a sus luces y sombras, y al perdón.  Como investigadora en la diáspora, en esta etapa no puedo determinar si en su plano físico Soto expresó verbalmente su dolor o su perdón, pero esta novela me parece que fue un gran paso espiritual que dio con toda su lucidez y consciencia para vivir en paz más allá del sol.

La autora tiene un doctorado en Literatura Puertorriqueña del CEAPRC. Reside en NJ y trabaja en una serie de ensayos sobre las novelas de Pedro Juan Soto.

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