Asegurar de ver en “streaming”: Don’t Look Up, The Lost Daughter, C’mon C’mon

 

En Rojo

Todavía mirando el 2021 y escogiendo algunos de los filmes que las plataformas de streaming lanzaron en los últimos meses del año, comento cuatro producciones que los críticos en general le han prestado atención, ya sea impulsando a los lectores a verlas o tratando de quitarle méritos recién estrenan. NetFlix ha lanzado dos de las mejores producciones del año anterior: The Power of the Dog que comenté la semana pasada y The Lost Daughter que nos deja confundidos y sorprendidos simultáneamente.

Don’t Look Up

Director: Adam McKay; guionistas: Adam McKay, David Sirota; cinematógrafo: Linus Sandgren; elenco: Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Rob Morgan, Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Timothée Chalamey, Melanie Lynskey, Ron Perlman, Ariana Grande.

No es Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964) y sabemos que Stanley Kubrick hubiera hecho algo completamente distinto si fuera parte de la realidad que nos encubre en el siglo XXI, pero Don’t Look Up es una mirada satírica al presente que parece destinado a trazar su propia destrucción por el lucro personal de unos pocos. Quizá incluye demasiadas líneas narrativas que no terminan o avanzan la trama principal—un asteroide gigantesco chocará con el planeta tierra en seis meses—pero lo que se da en ese espacio de tiempo es la realidad social en que vivimos. Están los incrédulos que juran que la normativa es eterna; los que han decidido vivir como quieren sin sentido comunitario ni futuro previsto; los que ven ganancia individual y para su pequeño grupo en cualquier avance técnico o desastre; los políticos que evaden su responsabilidad pública y se niegan a tomar medidas drásticas a problemas críticos; los representantes de los medios visuales y electrónicos dispuestos a ocultar la verdad o, al menos, darla en pedacitos para que el público siempre esté entretenido y vuelva a sintonizarlos o leerlos; y están los que creen en el estudio serio de lo que nos acontece en la tierra y el espacio.

Cuando lxs astrónomxs Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) y Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) confirman científicamente que no hay margen de cambio en la trayectoria del asteroide que han estado observando, informan de su hallazgo (no por 1era vez) a NASA y al Dr. Teddy Oglethorpe (Rob Morgan). Este hace los arreglos para informar a la Casa Blanca por su carácter de urgencia y es ahí donde precisamente comienzan los obstáculos para llevar la verdad a la población y encontrar alguna manera de detener el desastre. La presidenta Janie Orlean (Meryl Streep) tiene otras prioridades y sólo cuando entiende que algo puede ayudar a su popularidad (votos) decide dar a conocer la noticia. Pero sus consultores y expertos tienen que ser parte de su equipo, lo que significa estar de acuerdo con todas sus decisiones. Al Mindy, Dibiasky y Oglethorpe optar por presentar la verdad en uno de los más populares programas mañaneros de la TV (el guion parece ser el mismo ya sean de Puerto Rico, Miami, ABC, CBS, NBC), todo se convierte en un chiste y lo que vale es cómo se proyectan en cámara, pues su contenido es nulo. Tener a Cate Blanchett y Tyler Perry como esos presentadores es sátira sobre sátira. Puede que la medida de Metacritic sea muy baja—aunque los expertos climáticos han respaldado el filme a pesar de que la industria de combustibles fósiles no aparece como el factor #1 en esta debacle—pero el hecho de que Netflix lo promueve, ha hecho de Don’t Look Up un “must see”: 152.29 millones de horas en una semana.

The Lost Daughter

Directora y guionista: Maggie Gyllenhaal; autora: Elena Ferrante; cinematógrafa: Hélène Louvart; elenco: Olivia Colman, Jessie Buckley, Dakota Johnson, Ed Harris, Peter Sarsgaard, Dagmara Dominczyk, Paul Mescal, Jack Farthing.

Con una cámara que nunca se aparta de la cara y cuerpo de Leda (Olivia Colman), la profesora universitaria de literatura comparada que ha decidido pasar estos días de receso académico en una costa griega que al principio parece ser idílica por su belleza y alejamiento, Maggie Gyllenhaal logra, como directora de su 1er largometraje de ficción, transferir la intimidad, recuerdos, confusión y resolución de una mujer de 48 años con dos hijas en sus veinte que son recordadas a la distancia. Pero este aparente paraíso se desmorona muy rápido cuando una familia de Queens (NY), de descendencia griega o italiana invade la costa y pretende imponer su estilo de vida porque así lo han hecho cada verano. Leda asume un papel de observadora crítica, nunca neutral, que la hace recordar su propia experiencia de estudiante graduada (Jessie Buckley) con dos hijas pequeñas y un marido en búsqueda de una buena posición en el campo académico. Y aunque mantiene su distancia, tocará y rozará con Callie (Dagmara Dominczyk), quien asume el papel de matriarca a pesar de tener 42 años (aquí las mujeres se definen y las definen por su edad y si son madres) y estar preñada de su 1er hijo; Lyle (Ed Harris), el cuidador de su lugar de arrendamiento que intenta complacer a su inquilina sin acercarse demasiado; Will (Paul Mescal, el Connell de “Normal People”), el “beachboy” a cargo de complacer los gustos de lxs playerxs; Nina (Dakota Johnson), la joven con una niña pequeña que la hace pensar en su propia etapa de ser madre a pesar de todo.

Cuando vemos actores veteranos como Ed Harris (Alamo Bay, Walker, Pollock) en papeles de reparto donde aparece en pocas escenas, pero por esos minutos agarra nuestra mirada, reconocemos su magia para cautivarnos. Mientras la cámara resalta la belleza, sin dudas, de Dakota Johnson al detener la cámara en ella sin casi decir palabras, con Olivia Colman es la mirada externa que capta los detalles que le rodean y, al mismo tiempo, la expresión facial cuando sus memorias invaden el presente. Es un filme (ganador de mejor guión en Festival de Venecia) pausado que esconde tantos sentimientos encontrados y decisiones tomadas con resultados que nunca pueden cambiarse y pesan en nuestra conciencia por el resto de nuestras vidas.

C’mon, C’mon

Director y guionista: Mike Mills; cinematógrafo: Robbie Ryan; elenco: Joaquín Phoenix, Gaby Hoffmann, Woody Norman, Scoot McNairy, Molly Webster, Jaboukie Young-White, Deborah Strang.

La historia se cuenta híbridamente (documental ficcionalizado) y en blanco y negro, como las producciones de 2021 Passing, Belfast y The Tragedy of Macbeth. Johnny (Joaquín Phoenix) es una especie de psicólogo/sociólogo/periodista investigativo radial cuyo proyecto—que incluye varios asistentes—consiste en recoger testimonios de niños y preadolescentes sobre su visión del presente y su esperanza de futuro. Los tres lugares estratégicos para las entrevistas son Detroit, el caso de una ciudad en bancarrota que poco a poco tuvo que reconstruirse de manera distinta para evitar quedar paralizado económicamente (¿suena familiar?); Nueva York, ciudad de familias de inmigraciones recientes tanto de Centroamérica como caribeñas y del oriente lejano; New Orleans, ciudad que quedó sumergida y destruida por el huracán Katrina en 2005 y que ha tenido que reinventarse para superar el miedo de pasar nuevamente por una experiencia similar. Lo maravilloso de estas entrevistas es lo esperanzador que son sus respuestas del futuro. Esta experiencia de trabajo se cruza y se incorpora con la relación de Johnny con su hermana, Viv (Gaby Hoffmann) y su sobrino, Jesse (Woody Norman), quien se convierte en el centro de la historia al Johnny hacerse cargo de él cuando Viv decide, que a pesar de los problemas creados y los fracasos de sus intentos de cambiar comportamiento, mudarse sola al apartamento de su marido, Paul (Scoot McNairy), para ayudarlo a superar su más reciente crisis mental.

El filme presenta la integración de ambas realidades al Johnny utilizar todos los choques que tiene con Jesse para analizar su propio comportamiento y ver sus deficiencias y logros en la vida. Como niño al fin, Jesse no tiene filtro y puede preguntar cosas íntimas como ¿cómo es posible que a tu edad no tengas una familia como yo? ¿Has amado a alguien o alguien te ha amado? ¿Por qué siempre discutes con mi mamá y llevabas un año sin hablarle? ¿Acaso ella no es tu única familia? Es un filme, como The Lost Daughter, intrigante y perturbador, donde se presenta la presión desmedida que la sociedad pone en las madres que parecen ser las únicas responsables de la crianza. Aquí Johnny, el tío/padre designado por Viv, cuestiona esas relaciones familiares impuestas y busca otros caminos de expresión afectiva.

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