Claro de Poesía : Llegar vivos a la noche

Especial para En Rojo

Lo insoluble, aquello que no se puede disolver ni descifrar, puede que sea el modo más preciso de caracterizar la materia del hacer poético. En Filosofía y poesía, María Zambrano alcanza esta sospecha al subrayar que “las cosas están en la poesía por su ausencia, es decir, por lo más verdadero, ya que cuando algo se ha ido, lo más verdadero es lo que nos deja”. La poesía de Ivelisse Fonseca Lago (San Juan, 1981) aspira a situar lo insoluble en la médula de su artesanía. La pormenorización de la vivencia está aquí en función del autoconocimiento, y la puesta en escena de ese tránsito se traduce en una singular experiencia de lectura. En ese afán de registrar la trascendencia de la mirada, la majestuosa poesía de Fonseca Lago se asemeja a la de Alejandra Pizarnik, cuyo sujeto encuentra una “visión del mundo” en las cosas más pedestres, y a la de Ángela María Dávila, que puntualiza el mismo proceso en la fórmula de “lengua, razón y cuerpo”. Los poemas de Ivelisse Fonseca Lago dibujan trazos de una nueva ruta en la poesía secreta de Puerto Rico.

Empanadas de guerra

Empanadas de guerra
Para todo el que tenga hambre hoy
Sabiendo aún que va a morirse
Dentro de poco
Con el estómago lleno
Aquí las preparamos
Con amor para el mundo
Para que conozcas sin hambre la muerte
Hacemos empanadas de guerra
Para descuartizar la carne
Y para llenarnos la boca de sonrisas
Y para postergar lo que…
No tiene nombre
Por las ganas de amasar un cuerpo

Enfermo de ansiedad
Y traerlo horneado a la vida vibrante
De calor
Con algunos ingredientes y materiales
Que sobreviven en la sangre
Con cuchillo y sueños de cenas artesanales
De besos por todo el territorio de la cocina
De cultura por delante
Hasta morir
Como todos los días
Y sacar toda la harina de repuesto
La sal la luz el agua el balde
Mezclar palpar hundir hasta encontrarte
Entre una multitud hambrienta
Rellenar de pollo las que son para los niños
Que esperan en las escaleras
Sacar las pizcas de bebida que quedan
Repartir empanadas de guerra en las casas vacías y en las casas llenas
Y debajo del sol
Amasando, horneando, llevando empanadas de guerra por todos lados
¡Empanadas de guerra!
Gritando
Para que sepan que estoy aquí.

 Tiempo para ser árbol

Doña María me dio dos sacos de maíz
Del maíz con el que alimentaba las gallinas
Los sacos vacíos
Que me apreté al pecho
Después de abrazarla
Para empezar a caminar
Con sandalias
Por los caminos de piedra

A ella se le ocurrió que podría dormir sobre los sacos
En la intemperie donde cayera
Como un papaya fresca con limón
Sobre la tierra o el piso helado de la terminal

Me llevé el mazo del tarot
Mi cuerpo de mujer joven desconocida
La sonrisa de Teresa
El pájaro de la ventana
La vaca completa
Las albahacas
El viento
La muerte del perro en la puerta
El corazón de las paisanas
Los gritos
Las ratas
Las partes extrañas

Tenía un traje corto
La cara lavada
La caña de azúcar
Y los sacos de maíz que acomodé en el suelo
Cuando ya no había camino
Sino un toro negro frente a mí
Tenía un toro negro de frente mirándome a los ojos
Paz en las entrañas
Ganas de entender el infinito
Tiempo para ser árbol.

Veinte años

El día que cumplí veinte años
Me puse un traje corto que había traído de Cuba
Tenía la espalda desnuda
La luna en mis manos
Tenía veinte años exactos
Y todavía los ojos me dolían al sol
Había una voz
Metida en un octubre raro
Despertándome a cantazos
Y en medio de la noche
Caminando
Feliz cumpleaños
Soy el hombre que escapó de la cárcel
Que recoge niñas de la calle para subir a la Montero
Y apretarles el cuello
Yo soy la niña que esperan en casa de mi madre
Para cantarle
Soy la que empieza a descubrir cosas importantes
La que baila rumba en el callejón
La niña que quiere vivir
Tengo ganas de vivir
¡Por favor, por favor!
Me están esperando para cantarme
Tengo veinte años
Voy camino a la casa de mi madre
Quiero estudiar y llegar a tiempo

Tienen el bizcocho en la mesa
Muchos detalles
El amor de mamá en toda la fiesta
Mis hermanas
Me esperan después de veinte años
Para juntas decir que ya son veinte
y que ya son veinte años juntas
Creciendo lado a lado
Cada cosa que hemos visto juntas derrumbarse
Para juntarlas año por año
Y hacer crecer las flores
Que somos nosotras caminando
De día o de noche
Alegres de vivir
De diferentes colores
Déjame llegar sin sangre
Al menos sin sangre
Al menos llegar
A mi fiesta de cumpleaños.

(Inéditos)

 

 

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