Especial para CLARIDAD
El año pasado, en mayo, participé de la reunión del Comité Especial de Descolonización o C-24 de las Naciones Unidas. Fui invitada como experta en ambiente, economía y sociedad de pequeños países insulares y exponer sobre el cambio climático y sus efectos en estas. En la misma pude escuchar los planteamientos de los embajadores de los países miembros, los países llamados potencias administradoras (antiguas potencias colonizadoras), los gobiernos (administradores) y grupos independentistas de los países no considerados autónomos sobre el proceso de libre determinación e independencia. El proceso de descolonización es el derecho de autodeterminación de estos países, para elegir el tipo de relación política que quieren mantener respecto de su metrópoli. De los 17 territorios no autónomos, tres pertenecen a EE. UU.: Guam, Samoa Estadounidense e Islas Vírgenes Estadounidenses, Puerto Rico fue excluido de la lista luego del Estado Libre Asociado. Puerto Rico no es parte de este grupo de 17 pero como colonia tenemos muchas coincidencias con algunas de ellas.
Estados Unidos casi nunca participa, pero el año pasado enviaron a un funcionario, que cuando escuchó de los países el reclamo por la independencia de Puerto Rico señaló que nosotros, Puerto Rico, éramos parte de EE. UU. y que habíamos decidido. Eso me consternó, porque, aunque Puerto Rico fue sacado de la lista debido a la creación del Estado Libre Asociado, no somos parte de EE. UU. pues la doctrina señala que somos territorio no incorporado, una colonia. Este funcionario desconoce sobre la Cláusula Territorial, los casos insulares en una serie de decisiones del Tribunal Supremo de los EE. UU. y en Sánchez Valle vs Estado Libre Asociado y lo que sucede en la colonia. Así que pedí la palabra, y luego de los embajadores amigos de Puerto Rico que le contestaron, me permitieron poder exponer donde aclaramos la condición colonial de Puerto Rico. Puerto Rico es un territorio no incorporado de EE. UU.: pertenece a Estados Unidos, según los Casos insulares resueltos por la Corte Suprema de Justicia de EE. UU., los derechos constitucionales no son extendidos automáticamente a todos los territorios bajo el control estadounidense y no somos parte. El poder reside en el Congreso de los Estados Unidos al amparo de la Cláusula Territorial, por eso creó la ley PROMESA que impone una Junta de Supervisión Fiscal que es el ejemplo de dominación colonial de la “potencia administradora”, basada en la dominación exógena, organizada o apoyada por el Congreso de EE. UU. La Ley Promesa reafirma sin equívocos que Puerto Rico es una colonia de Estados Unidos. Además, que el plebiscito que se realizó era uno bajo condiciones coloniales y es no vinculante. Le añadí que en las colonias no existe democracia, y los plebiscitos o consultas que se llevan a cabo en las colonias sin existir un proceso de descolonización y bajo criterios de dominación no son válidos. Un pueblo colonizado no puede decidir si no se da un proceso de descolonización, de transferencia de poderes y que no sea dirigido bajo el país interventor. Para EE. UU. fue sorpresa que alguien de Puerto Rico estuviera allí y le contestara, en especial alguien que no representa a la administración colonial y quedó claro el desconocimiento que la persona tenía de Puerto Rico. Ellos esperaban que fuera sólo contestados por los países amigos de Puerto Rico que se encuentran en el C-24 y no por una puertorriqueña.
En el evento C-24 expone lo que hacen los administradores de las colonias para resolver su estatus político y definir su relación con las metrópolis o potencias administradoras, y le dan un turno a un grupo de la oposición en algunas circunstancias. Lo que denota es que los procesos aparentaban ser democráticos, pero en su mayoría eran controlados por la metrópolis y sus administradores, en muy pocos casos los movimientos de liberación lograban el acceso al poder para decidir. Había casos donde se escogía estar bajo la condición colonial, pero cuando uno investigaba eran países que habían sufrido colonialismo de poblamiento o colonialismo de asentamiento. Este tipo de colonialismo es cuando los colonos extranjeros se mudan y residen permanentemente en las tierras ya habitadas por residentes, los desplazan, les quitan sus tierras, con el objetivo de desplazarlos, controlarlos, eliminarlos y reemplazarlos con una sociedad de colonos. En estos casos la política y la economía están bajo el dominio de los colonos. En esos casos en los plebiscitos o consultas deciden quedarse como colonia. En los casos donde los residentes son mayorías se dan diversos modelos de consultas y buscan la descolonización para poder decidir.
Luego de la reunión se comunican conmigo los grupos independentistas de Nueva Caledonia me felicitan y agradecen que expresara que en las colonias los plebiscitos y consultas no son democráticas mientras se den bajo el dominio de las “potencias administradoras”. En la conversación encontramos varias similitudes entre el archipiélago de Nueva Caledonia y el de Puerto Rico. Ambas además de colonias son enclaves militares y económicos, ambas tienen la ciudadanía de sus metrópolis, sus residentes son pobres, ambas tienen una economía de la dependencia de fondos externos de la metrópolis (como forma de dominación) y, los asuntos exteriores, la defensa, seguridad y la moneda están en manos de la metrópolis y en el caso de ellos la justicia está en manos de Francia. En ambos se está dando un traslado de población de la metrópolis al archipiélago con el propósito de dominar las decisiones políticas y económicas, colonialismo de poblamiento.
El estatus que posee Nueva Caledonia, otorgado luego de luchas y como parte de la descolonización negociada, es Collectivité Sui Generis, es un estatus único dentro de la República Francesa, donde se sitúa entre el de un país casi soberano y un departamento de ultramar francés. En 1946, el archipiélago se convirtió oficialmente en un territorio francés de ultramar. En 1998 se firmó el Acuerdo de Numea, por el que Francia se comprometía a conceder una mayor autonomía y participación política a los neocaledonios, en especial a los canacos (la población autóctona). Establecen un Congreso de Nueva Caledonia y un gobierno propio, que legislan los impuestos, leyes laborales, salud y comercio exterior. Participan en elecciones políticas ya sea a nivel municipal, territorial o provincial además de elecciones legislativas, presidenciales y europeas. Los ciudadanos franceses envían dos representantes a la Asamblea Nacional Francesa y un senador al Senado de Francia, que casi siempre son franceses.
En Nueva Caledonia se creó una ciudadanía de los neocaledonios, que incluye a los “canacos” como se llaman la población autóctona que son el 40% de la población, y los residentes antes del Acuerdo de Numea (los nacidos y sus descendientes) que son el 24% que incluye población de origen francés, llamados lealistas o caldoches y los franceses que residían. Es un acto de soberanía el crear una ciudadanía de ellos (basado en el Acuerdo de Numea), donde decidieron que sólo los ciudadanos de Nueva Caledonia tienen el derecho a votar en las elecciones locales. Con la nueva ciudadanía pueden escoger a sus políticos, ocupar puestos en el gobierno y decidir lo que van a hacer con sus relaciones con Francia. Esta medida no es del agrado de Francia (aun cuando son parte del acuerdo) y alegan que convierte a los ciudadanos franceses que viven en Nueva Caledonia, que llegaron luego del acuerdo, en ciudadanos de segunda clase, ya que estos no poseen la ciudadanía de Nueva Caledonia. Francia impone su poder político y legisla un proyecto de reforma electoral donde señala que sí pueden votar e impone su poder militar para defender esta decisión.
Por eso Nueva Caledonia es noticia ahora, por la situación de protestas que se vive, es un pueblo reclamando su derecho a existir y en resistencia. Los residentes originales cuestionan la ley que Francia impone para asegurar que los colonos o franceses que llegaron después de 1998 que viven en la isla puedan votar en las elecciones y el plebiscito que se va a realizar. Y reclaman que esa política diluye el peso electoral de los independentistas canacos y detrás de la misma se encubra un intento de Francia de ejercer un control más directo sobre el territorio, decidiendo en las elecciones, controlando los puestos públicos, el poder político y decidiendo en el plebiscito. El pueblo de Nueva Caledonia sabe que son los ciudadanos sujetos de autodeterminación son los que deciden el futuro del país al derecho de libre determinación e independencia, pero Francia no reconoce eso. Francia impone el colonialismo por poblamiento o colonialismo de asentamiento para dominar el control administrativo colonial.
¿Por qué es importante Nueva Caledonia para Francia? Además de su ubicación geoestratégica en el Pacifico que asegure la presencia francesa en el área, las bases militares y el uso de las islas para prácticas militares, el archipiélago permite controlar la presencia de China en la región que le interesa el níquel. El archipiélago tiene valor geoeconómico ya que tiene una cuarta parte de las reservas mundiales estimadas de níquel, además de metales raros que son pilares de la economía, en especial para baterías eléctricas de los automóviles y la fabricación de acero inoxidable. El archipiélago se encuentra en un área de muchos minerales en su superficie terrestre y marítima, una gran riqueza que es parte del conflicto político y social y la razón por la cual Francia no quiere la independencia. Las minas están dominadas por franceses, que se llevan las riquezas mientras las desigualdades sociales y la falta de equidad en la distribución de los ingresos son grandes entre los canacos. A eso se une el desempleo elevado, la falta de servicios y las viviendas precarias. El pueblo independentista canacos sabe que esta riqueza de la industria minera es fundamental para obtener una solución política y económica de libre determinación e independencia. El intento de Francia de consolidar su dominio sobre el archipiélago es dominar el control administrativo colonial y evitar la independencia.
Entre 2018 y 2021 se organizaron referendos y en el primero el 57% y en el segundo el 53% de los votantes optaron por mantener a Nueva Caledonia como parte de Francia. En 2021, el tercero, fue boicoteado por los votantes independentistas debido a la muerte de miles de canacos por el COVID-19 y la fecha de la votación no respetaba sus tradiciones de duelo e impedía hacer campaña. Así que la opción de permanecer en Francia ganó con un 97% de los votos, Francia se dio cuenta que puede consolidar su dominio. Tras este referéndum, las autoridades francesas y neocaledonias empezarán a negociar un nuevo estatuto de autonomía para el archipiélago, que también debería aprobarse por referéndum en el 2023, que no se ha dado.
Francia controla el poder económico, el poder militar y dominan los medios para decidir, mientras los residentes, los independentistas canacos, sólo tienen el poder de convencer persona a persona, pero son el 40% de la población. Si Francia sigue enviando franceses al archipiélago controla las decisiones políticas. Ante los disturbios, los medios de prensa francesa han presentado noticias distorsionada, presentan como violentos a los canacos, no la represión de parte de Francia, las condiciones de pobreza y desigualdad en la que viven. Los canacos son los que votan por la independencia, la población de origen francés, llamados lealistas, los franceses, sus empleados y asociados votan a favor de ser colonia.
Para Nueva Caledonia es importante tomar control de su gobierno para poder decidir y establecer políticas públicas para su gente. Para poder establecer un modelo económico diversificado y utilizar las riquezas que se generan de la minería, que actualmente las llevan a Francia, para beneficio de la sociedad con un fondo de inversión social que mejore las condiciones de vida. La lucha de poder económico, político y militar es parte de ese debate para poder crear una economía que sea diversificada, que ayude a superar la dependencia económica y social (que es parte del dominio colonial) que los mantiene en pobreza. La soberanía y la independencia de Nueva Caledonia requiere descolonizar para poder decidir entonces qué tipo de relación quieren con Francia incluyendo el uso del territorio para acciones militares. Y aunque el gobierno francés ha prometido que la reforma electoral no entrará en vigor hasta finales de junio, los canacos saben que las elecciones no son democráticas mientras el control político esté en manos de los franceses. Para decidir primero necesitan el control político y económico, tener soberanía para descolonizar, demostrar que la independencia es posible y entonces poder decidir. Mientras la lucha y resistencia sigue.