¡Comuna o nada! (2)

 

 

El futuro de la Revolución Bolivariana

Poco antes de que la muerte lo traicionara, Hugo Chávez Frías se encargó de dejarle al pueblo venezolano lo que entendía era su más preciado legado: la comuna como la nueva forma social, cultural, política y económica sin la cual la revolución bolivariana no podrá culminar su agenda liberadora.

Chávez entendía que no es cuestión de hablar del socialismo sino que de realizar las transformaciones estructurales que lo materializan. Al fin y al cabo, en la práctica está la prueba de fuego de las ideas y de los discursos. Debía entonces afinar bien su legado como huella imborrable y eterna que debía habitar en la consciencia del soberano popular, ese sujeto fundante y permanentemente constitutivo del presente y futuro de la revolución bolivariana. Bien lo había advertido el Che Guevara: la revolución es sobre todo una cuestión de consciencia. Y esa consciencia necesita hacerse comunal, insistía Chávez.

En esa dirección, el mandatario propuso que ello requiere de una modificación radical del papel del Estado, el cual pasa a un plano auxiliar y facilitador de ese nuevo marco de gobernanza económico-político basado en la generalización de mecanismos de autogestión, incluyendo la planificación y regulación democrática de la economía. Llamó así al desarrollo de una revolución política a partir de la cual se potenciase a su vez la revolución económica.

Comuna y Revolución

Fotos provistas por el autor.

En una intervención suya ante el Consejo de Ministros, del 20 de octubre de 2012, conocida con el título de Golpe de Timón, Chávez puntualizó que el poder comunal debía desarrollarse como “una red que vaya como una gigantesca telaraña cubriendo el territorio de lo nuevo”. Si no fuera así, advirtió, el proceso revolucionario “estaría condenado al fracaso; esto sería absorbido por el sistema viejo, se lo traga, es una gigantesca amiba, es un monstruo el capitalismo”. De ahí que sentenció: “¡comuna o nada!”.

En ese sentido, los lineamientos generales del proyecto ético-político representado por la revolución bolivariana está en su propuesta comunal. Chávez entendió que si bien el Siglo XX había sido el tiempo del Estado y la Revolución, el saldo histórico demuestra, particularmente luego del colapso de la URSS y el campo socialista europeo, entre otras experiencias, que el Socialismo del Siglo XXI no puede estar predicado en las mismas premisas. El nuevo siglo es el tiempo de Comuna y Revolución.

Ya Marx había encontrado en la comuna la nueva forma política que progresivamente debía sustituir la forma Estado del capital. A partir de la Comuna de París de 1871 entendió que se había puesto sobre el tapete la posibilidad histórica de otra forma de poder, desde, por y para los trabajadores, los verdaderos creadores de valores y riqueza, los únicos que no tienen nada que perder a la hora de apostar por una ruptura con un orden que sólo representa para ellos la miseria. En todo caso, puntualiza Marx, si algo había que aprender de la derrota de los comuneros parisinos de 1871 era que el reto de ahí en adelante era saber organizarse para garantizar la permanencia de la revolución comunal. La idea y las diversas experiencias históricas de la comuna fue tema central en sus investigaciones durante los últimos diez años de su vida.

La Comuna Socialista El Panal

Durante mi estadía reciente en Caracas, tuve la oportunidad de visitar una comuna venezolana. Se trata de la Comuna Socialista El Panal, localizada en el histórico barrio caraqueño 23 de enero, conocido por ser bastión en el pasado de colectivos revolucionarios armados que, por ejemplo, participaron activamente en la histórica rebelión antineoliberal de 1989 conocida como “el Caracazo” y que constituyó el acontecimiento fundante del actual orden constitucional bolivariano. Por ello también allí se encuentra ubicado el Cuartel de la Montaña, lugar que sirve de mausoleo donde yacen los restos mortales de Hugo Chávez Frías.

Nos recibió y atendió el compañero Asdrúbal, mejor conocido en la Comuna como Tijuana, porque dicen que parece mexicano. El miembro del equipo de dirección colegiada de la Comuna nos explica que el nombre “El Panal”, es una especie de metáfora representativa del hecho de que de la misma manera que todas las abejas participan por igual, como obreras, en la construcción del panal, todos los que viven en la Comuna participan por igual en su construcción y conducción. La Comuna tiene 15,000 habitantes, con aproximadamente 3,000 familias. Está compuesta por nueve consejos comunales, representativos de los siete bloques y dos barrios que la integran.  La máxima instancia de gobernanza son las Asambleas Populares y Patrióticas Permanentes, mientras que los Consejos Comunales cumplen la función de ejecutar lo decidido en las Asambleas. Existen también comités de acuerdo a las necesidades.

La Comuna cuenta con unas unidades de producción autogestionada dentro del territorio comunal donde, por ejemplo, en una textilera fabrican, entre otras cosas, uniformes escolares para los niños y adolescentes que asisten a las escuelas comunales; en otra unidad de producción se cultiva tilapia orgánicamente en una piscina vieja que han convertido para ese propósito; también está un huerto en el que se cultivan granos y vegetales, todo ello para el Comedor Escolar, el cual es autogestionado y autofinanciado. Existe también un mercado central, igualmente autogestionado y autofinanciado. Además, la Comuna posee unas tierras en el campo que le fueron otorgadas por el Estado y donde, por medio de unas alianzas, producen allí alimentos para sus habitantes.

“Más que una empresa somos una trinchera. Estamos luchando por un cambio en el modo de producción”, afirma el director de la textilera, una Empresa de Propiedad Social que el Estado ha puesto en manos de la Comuna, junto con los recursos necesarios para su operación. Aún con las dificultades creadas por el bloqueo imperialista, se nos asegura que esta empresa comunal no ha dejado de producir.

El compañero Tijuana reafirma lo dicho por su compañero: De lo que trata la Comuna es la construcción de un nuevo modo de producción. “Se está desarrollando un cambio de modelo económico productivo que dé poder al pueblo”, puntualiza y abunda: “En el pasado la industrialización y la proletarización de nuestros barrios bajo el capitalismo sólo sirvió para empobrecer más a la gente. Ahora los trabajadores producimos planificadamente y repartimos los frutos de lo producido equitativamente. Es lo que sucede cuando la economía y la política está organizada comunalmente. (…) Los medios de producción pertenecen a la Comuna y se le rinde cuentas permanentemente a la comunidad sobre su operación”.

La Comuna Socialista El Panal es conocida por haber creado su propia moneda, llamada “el panal”, en medio de la crisis del bolívar. “Con la moneda comunal ‘el panal’ podremos modificar nuestro diferencial cambiario para contener la inflación, ampliar nuestro circulante e incidir en nuestros precios. Es hora de producir el mundo que soñamos de verdad, sin mentiras, ni medias tintas”, publicó en una declaración del 12 de diciembre de 2017 la Comuna y el colectivo Fuerza Patriótica Alexis Vive (FPAV).

La Comuna posee su propia Radio Comunitaria, conocida como Radio Arsenal (98.1 FM) y cuya señal llega hasta la Gran Caracas. También posee un canal de televisión —Arsenal TV— que transmite por cable. Asimismo, están en proceso de construir lo que será el Hospital Comunal.

La Comuna está dirigida por el Partido Podemos, integrante del Gran Polo Patriótico, cuyo objetivo es buscar soluciones a los problemas inmediatos y construir la Nueva Venezuela Socialista.  Entienden que toda crítica debe hacerse desde la práctica, con hechos constructivos y afirmativos. Operan una escuela de formación de cuadros.

Posee su propia organización de defensa para garantizar su seguridad. El enfoque es preventivo y no represivo. Por ejemplo, consideran que la delincuencia es un problema social y, por ende, no creen en castigos retributivos sino que en la rehabilitación como derecho. ¿Cómo se hace justicia? Hay que trabajar con el hecho social que sirve de caldo de cultivo de los actos delictivos.

La visita continuó con una caminata por los barrios de Camboya y Santa Rosa. En este último barrio se nos unió la compañera Judith Guerra: “Los barrios son deudas históricas que se tienen con los que en un momento vinieron a la ciudad en busca de un mejor futuro. En el 2006 cuando la comunidad se empezó a organizar, el barrio era muy inseguro por el tráfico de drogas y la delincuencia, pero la comunidad decidió tomar el espacio y los malhechores no tuvieron otra alternativa que irse”.

La dirigente del barrio Santa Rosa nos explica que en el pasado, no tenían nada. Sin embargo, hoy son parte de un pueblo constructor que ha transformado el barrio y reconstruido sus casas con el apoyo del Estado. Transformaron sus ranchitos en viviendas de cemento. “Nos organizamos para construir la dignidad”, señaló.   Cuando nos encaminábamos hacia la salida de la Comuna, nos topamos con unos jóvenes practicando futbol. Su maestro Adolfo Villorio se nos acercó para hablarnos de cómo el deporte era para ellos una actividad integral. En la preparación del joven se hacen previamente evaluaciones tanto físicas, cognitivas y psicológicas. En estas evaluaciones, se incluyen también a las familias de los jóvenes. El maestro nos dijo que no se trataba de sólo enseñar una disciplina deportiva. Es mucho más lo que se proponen: la formación moral y cívica, el desarrollo del espíritu de compañerismo, “la formación del hombre nuevo y la mujer nueva”.

Estado y Comuna

 Hoy existen 49,000 Consejos Comunales y 3,500 Comunas por todo el territorio nacional venezolano. No ha sido fácil el  avance de la comunalización como forma alternativa de gobernanza y producción pues mientras hay quienes en el gobierno reconocen, como el presidente Maduro, la importancia estratégica de la comunalización de las estructuras del poder, se me asegura que hay otros que no necesariamente están convencidos de la tesis marxista acerca de la extinción gradual de la centralidad de la forma política estatal en dirección a una nueva forma política comunal. En ese sentido, existen contradicciones al respecto en el seno de la izquierda. No obstante, en el resultado final del despliegue de éstas está en juego la existencia continuada de la revolución bolivariana como revolución permanente, como bien sentenció Chávez.

La relación actual entre el Estado y la Comuna se encuentra en proceso de transición y maduración de las condiciones para que la forma comunal se haga progresivamente hegemónica. Es un proceso de liberación gradual con efectos tanto territoriales como políticos y económicos, que obligará eventualmente a que el poder constituyente vuelva sobre su Carta Constitucional de 1999 para reconocer formalmente en su texto la forma comunal —o el Estado Comunal, como le llaman— como nuevo hecho fundante y estructurante de las relaciones sociales y de poder. Ello deberá producir la reestructuración de las funciones públicas que ha ejercido, bajo la prevaleciente forma-Estado, el gobierno actual en sus distintas manifestaciones (central, estatal y municipal) y sus cinco ramas.

Cada formación social produce sus propias formas tanto políticas como normativas. La forma-Estado es una forma política más propia de las sociedades de clases y a partir del capitalismo constituye una derivación de sus relaciones sociales y de poder, basadas en la dominación de la clase capitalista y sus lógicas reproductivas. Lo que está propuesto en el caso venezolano es más bien una nueva forma política no-estadocéntrica como expresión de una nueva formación social, la comunal, con unas muy otras relaciones sociales y de poder.

De ahí que estamos más bien ante lo que podría llamarse más propiamente el no-Estado, lo que tanto Marx como Engels sugerían que sería el desenlace de la gradual extinción de esa forma política llamada Estado en dirección a una forma política encarnada en la comunidad. Claro está, ambos también advertían que la forma-Estado difícilmente se extinguiría mientras se siga en una sociedad de clases, atravesada de luchas de clases.

En relación al proceso de extinción de la forma-Estado tal vez nos enfrentamos a lo que Hegel se refería como la Aufhebung, esa dialéctica en que la superación de la contradicción por medio de lo nuevo nunca es absoluta, pues incluye siempre la persistencia de aspectos de lo viejo. La historia en ese sentido nos demuestra que no existe un afuera de la contradicción y, por ende, la revolución constituye una trinchera sin fin.

Las Ciudades Comunales

Entretanto, en lo que se ha interpretado como un nuevo paso significativo para la transformación radical de la forma política en Venezuela en dirección al Estado comunal, el presidente Maduro anunció el pasado 20 de octubre que se constituirá la primera Ciudad Comunal en el Cerro o Parque Nacional Waraira Repano, también conocido como el Cerro El Ávila. Ello se hará a la luz de la nueva Ley de Ciudades Comunales que está pendiente de aprobación por la Asamblea Nacional. Será la primera de aproximadamente 309 Ciudades Comunales que se están evaluando. Estas representan un agrupamiento de 16,395 consejos comunales y 1,678 comunas.

Obrera textilera en la Comuna El Panal. fotos suministradas por el autor

Por Ciudad Comunal se entiende “instancia territorial y política del sistema de agregación comunal, donde los ciudadanos y ciudadanas fomentan los valores necesarios para la construcción del socialismo, consolidan las instancias del Poder Popular para el desarrollo integral de todo el sistema de gobierno en el ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica, consolidando el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia” (Artículo 1).

Según el Artículo 5: “La Ciudad Comunal tiene como propósito fundamental el desarrollo pleno de la democracia participativa, protagónica y el principio de corresponsabilidad en la gestión de las políticas públicas y una nueva institucionalidad del poder popular en el marco de la Ley Constitucional del Plan de la Patria para la conformación y ejercicio del gobierno por parte de las Comunas a través del Sistema de planes, decisiones, recursos, competencias, proyectos, gestión, seguimiento y gobierno, la administración y gestión de las competencias desarrolladas o que le sean transferidas, el establecimiento de normas de convivencia y socialización, y mecanismos legislativos territoriales y de contraloría social para el tránsito hacia la sociedad socialista.”

Sobre la nueva legislación comunal puntualizó Maduro: “Nuestra defensa más grande de la democracia es ejercerla, es ejercer la participación, el protagonismo de manera permanente. La democracia no solo puede medirse con elecciones, sino hay que medirla de acuerdo al nivel de empoderamiento real del ciudadano común, del poder real que tengan los sectores sociales, que tenga el pueblo, de sus derechos constitucionales, y en Venezuela hemos avanzado en una democracia directa, una democracia real y comunera”.

¡La Comuna parece que se niega a ser nada y va ahora por el todo!

 

Este artículo es la segunda parte de una versión editada por el autor del aparecido bajo el título “¡Comuna o nada! El futuro de la revolución bolivariana” en el Boletín “Crítica jurídica y política en Nuestra América”, Número 11, Grupo de Trabajo Crítica jurídica y conflictos sociopolíticos del Consejo Latinoamericano de las Ciencias Sociales (CLACSO), noviembre-diciembre 2021, Buenos Aires, pp. 25-45.

 

 

 

Artículo anteriorAdvierten sobre nueva ley que limita el uso de drones
Artículo siguienteEventos a observar en el 2022