Editorial:  En peligro el Recinto de Ciencias Médicas, arteria principal de la salud del pueblo

 

Imaginemos por un momento qué hubiese ocurrido si durante los pasados dos años, Puerto Rico no hubiese podido contar con la infraestructura de salud pública adecuada para organizar y poner en vigor las medidas de contención y respuesta a la pandemia del Covid- 19, la cual ha sido la más profunda crisis de salud mundial desde la mal llamada gripe española del 1918.  Durante aquella pandemia, en Puerto Rico fallecieron cerca de 11,000 personas a causa de la gripe de una población total de 1.8 millones de personas. El libro de la historiadora y profesora Mayra Rosario Urrutia La epidemia reinante da cuenta de la devastación causada por la pandemia de “la gripe española” en nuestro país.

En esta ocasión, el costo en vidas ha sido significativamente menor,  y mayor la  robusta y amplia respuesta salubrista y de la población, y las altas tasas de vacunación, factores que han contribuido decisivamente a contener el avance de la epidemia. Poner el foco  sobre el impacto de esta emergencia de salud tan fundamental  en nuestra historia es particularmente pertinente ahora que el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) ha sido notificado de que está en riesgo su acreditación por la Middle States Commission on Higher Education, entidad acreditadora de los programas universitarios en Puerto Rico. A la luz de esa realidad, procede que pongamos en foco también la cadena de eventos y personajes que han colocado a la UPR y al RCM en su actual situación de extrema inestabilidad y vulnerabilidad financiera y estructural.

Primero, la ofensiva ideológica de una camarilla de malos puertorriqueños que ven en la UPR un obstáculo para su agenda de convertir a Puerto Rico en un estado de Estados Unidos, y creen que liquidar la universidad puertorriqueña les facilita la faena. Son las y los mismos que se han plegado, tras bastidores o públicamente, a los excesos neoliberales de la Junta de Control Fiscal (JCF), y a los recortes y aumentos indiscriminados que este organismo del gobierno de Estados Unidos ha impuesto en la UPR y sus recintos.

Segundo, la corrupción rampante que es resultado del prolongado dominio bipartidista de la gestión pública, lo cual ha terminado por pudrir a la UPR a sus más altos niveles. Las últimas movidas gerenciales en la UPR y el RCM así lo subrayan. En tiempos recientes, la UPR ha tenido dos presidentes (uno renunció y el otro fue despedido de forma tan irregular que dio paso a un pleito legal en el Tribunal de Distrito Federal que está aún por resolverse). Tras el despido, se nombró a la actual presidenta interina en un proceso atropellado. Tanto, que ella fue la tercera persona nombrada a dicho cargo por la Junta de Gobierno en el lapso de una semana. Por otra parte, en el RCM hubo un rector que renunció, una rectora interina que fue sustituida por la actual rectora, la cual fue nombrada por la Junta de Gobierno  en un proceso controvertido bajo alegaciones de conflictos de interés.

Un tercer factor ha sido la incompetencia, compañera de la decadencia y dejadez en el liderazgo institucional de la UPR y sus recintos. Si los gobiernos y partidos ven a la UPR como una extensión de su dominio político, así también lo hacen los funcionarios en los puestos más altos y de confianza. Por eso, en los altos mandos de la UPR y el RCM, salvaguardar los estándares académicos e institucionales ha pasado a un segundo plano entre sus prioridades. Por ese trastoque, se le ocultó al país por varios días la misiva de la Middle States Commission advirtiendo el riesgo para la acreditación del RCM, y la reacción pública de la rectora fue restarle importancia a las advertencias del organismo acreditador.

Más allá del orgullo y prestigio institucional que representa el RCM para el sistema universitario del país, está su impacto en la salud de nuestro pueblo. Como una arteria principal, el RCM nutre a todos los componentes del sistema de salud pública de Puerto Rico con lo mejor y más excelente en todas las profesiones relacionadas a la salud- médicos, dentistas, farmacéuticos, enfermeros,  científicos e investigadores, y  especialistas en las diversas disciplinas de la salud y el bienestar. Las y los egresados del RCM son un recurso fundamental que tiene Puerto Rico para dispensar los servicios primarios, secundarios y terciarios de salud a la población. Igualmente, son altamente apreciados en el extranjero por sus magníficas cualificaciones y desempeño. El RCM es un centro universitario indispensable para Puerto Rico.  Por eso, no puede permitirse que regentes y administradores incompetentes, politiqueros e intelectualmente corruptos pongan en riesgo su salud financiera y la acreditación de sus programas académicos.

Artículo anteriorCiencias Médicas sigue luchando por su acreditación
Artículo siguiente Hay que mantener la guardia contra el COVID