El encanto del poder: Guayama

 

 

Especial para En Rojo

“… aquí, donde todo apellido extranjero tiene sonoridades simpáticas en nuestros oídos de colonos sometidos y bien hallados con el tutelaje de los extraños; aquí en este ambiente de aldea y campanario, corroídos por bajas pasioncillas de rencor y de odio, divididos en minúsculos bandos, como Montescos y Capuletos, persiguiendo unas mismas finalidades políticas y, sin embargo, separados definitivamente por puro espíritu de bandería…>> (José Antonio Vicente Palés y Anés, ca. 1912).

La una vez ciudad cosmopolita caribeña hoy se encuentra sepultada entre la memoria y el olvido. Los recuerdos de esa ciudad que hoy no es, pero desde el presente fue y podría ser, deambulan por sus calles históricas. El “vive el encanto” impulsado desde las entrañas de la corrupción del gobierno municipal de Guayama ha sido todo un “trampantojo” político-turístico. El concepto de “encanto” se limitó a los que estaban, y hoy continúan, en el poder. Encanto que desde el inicio fue un engaño.

El pasado sábado, 7 de mayo, la ciudad de Guayama fue sometida al sacrilegio de una elección limitada a tres candidatos por uno de los partidos que una y otra vez le ha fallado al País. Partido que es parte de un bipartidismo burdo y absurdo. El binomio político PPD-PNP lleva años en el poder y precisamente por esos años es que ha quedado evidenciado que no le interesa el bienestar de los puertorriqueños y las puertorriqueñas. Su interés es el poder; el capital. ¿Por qué el mismo partido al que pertenecía -o pertenece aún- el pasado alcalde acusado de corrupción es el que decide el porvenir de Guayama? ¿Qué han hecho por Guayama esos tres candidatos más allá de ser parte de un partido que “vive el encanto” del poder? ¿Qué han hecho por la calidad de vida de todo un pueblo? ¿Cuánto conocen realmente de Guayama?

Es menester mencionar, como “vivencia” social actual en Guayama, que a la contaminación ambiental por parte de AES (Applied Energy Services [Systems]), y de empresas dedicadas al cultivo transgénico -específicamente, entre Guayama y Juana Díaz [Monsanto; DuPont Pioneer y otras]-, además de otras industrias en el pasado, se le suma el ruido nocturno de una variedad de armas de fuego, y de sonidos indeseados y nada agradables que surgen de algún “lado” indeterminado. Las noches en Guayama se convierten en una pesadilla, particularmente, los fines de semana. Y es que en el centro urbano de Guayama, además de las iglesias, proliferan los locales en donde el único “bien común” es el consumo desmedido de bebidas alcohólicas. Cabe señalar que es el único “bien común” que parece interesarle al gobierno municipal. ¿Por qué no se han interesado por la creación de espacios culturales en la zona histórica? ¿Cuál es el rol de la Legislatura Municipal de Guayama en este asunto? ¿Qué tiene que decir al respecto el alcalde recién electo de Guayama? En la actualidad, como parte de su plataforma de gobierno, el municipio solamente cuenta con el Museo Casa Cautiño como espacio cultural “abierto” al pueblo. No obstante, nos cuestionamos tal “apertura”. La realidad es que limitan dicho espacio a sus propios intereses “personales”.

Lo previamente expresado nos lleva al tema del derecho a la cultura y a la educación. Si los diversos gobiernos PPD-PNP que arropan todo el archipiélago realmente se interesaran por el ámbito cultural y educativo de cada municipio, estaríamos hablando hoy de una verdadera calidad de vida para los puertorriqueños y puertorriqueñas. Más arte en sus diversas manifestaciones multiplicado abundantemente por todo el País. Esto es, más escuelas de artes plásticas y de música; al igual que, más teatros, cines locales, galerías, museos, bibliotecas, librerías, mercados artesanales y agrícolas al aire libre en cada plaza pública de Puerto Rico. Los salones o locales donde se despachan bebidas pueden ser parte de cualquier sociedad, pero deberían ser un “complemento”, esto es, parte de una red comercial y cultural a la que todo centro urbano -y zona histórica- debería aspirar; jamás debería ser la única alternativa para nuestros jóvenes. La voluntad existe entre los mortales, no debería ser una utopía.

Por último, regresa a nuestra memoria la escena de unas elecciones primarias del Partido Popular Democrático a la alcaldía en Guayama. Uno de los candidatos en esas primarias fue el hoy ex alcalde popular acusado de corrupción. Ya fungía como alcalde. Ya, y lo sabemos hoy, se apropiaba del dinero que le pertenecía al pueblo. En ese momento, alguien cuestionó la necesidad de esas primarias. Y nos preguntamos: ¿Hoy pensaría igual? Recordemos, por favor, que el dinero que roba cada político disfrazado de servidor público es dinero que no llega a las necesidades reales de un pueblo. En Puerto Rico existe la pobreza. Los derechos humanos de cada ciudadano y ciudadana de Puerto Rico son violentados a diario. ¿Por qué al “final del día” algunos -que son muchos- terminan elogiando al político corrupto? ¿Por qué es difícil ampliar nuestra mirada? ¿Por qué se desdibuja nuestra solidaridad como pueblo?

La autora es doctoranda en Historia, UPR-Río Piedra yPresidenta de la Junta de Directores Museo de Historia y Arte de Guayama

 

 

 

 

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