Empresarios del otro lado de la historia

 

 

CLARIDAD

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Resulta una contradicción, una  ironía, que sectores empresariales del país hayan exhortado a sus trabajadores a votar en contra de los partidos políticos con las mejores plataformas económicas, según calificadas por la Asociación de Economistas de Puerto Rico (AEPR).

Muy en particular, los sectores empresariales presionaron a sus trabajadores a que no votaran por  la Alianza de País, conformada por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).

Una vez pasada la elección y conocidos los resultados de que el Partido Nuevo Progresista resultó ganador, los portavoces de la Asociación de Industriales de Puerto Rico (AIPR),  la Cámara de Mercadeo, Industria e Importación de Alimentos (MIDA), la Cámara de Comercio (CCPR) y de la Asociación de Contratistas Generales (ACG) expresaron su satisfacción de que  los electores no hayan votado por la Alianza de País y sí por el PNP.

Mientras, un estudio de las plataformas económicas de los cuatro partidos políticos presentado por la AEPR en su reciente asamblea anual señalaba:

“Las propuestas de PIP y PPD son posiblemente las propuestas económicas más específicas y completas, enfocadas en el desarrollo sostenible, la deuda y apoyo a la economía local y sectores emergentes. Se observa un enfoque hacia la economía solidaria y el cooperativismo. Las propuestas de PNP y PPD carecen de un enfoque claro, basándose en proyectos de reconstrucción y en la atracción de inversión extranjera, pero sin establecer claramente cómo se medirán los resultados”.

Al planteamiento de la contradicción que representa la postura de los sectores empresariales, el economista Ricardo Fuentes, expresidente de la AEPR, admitió en entrevista que desde que vio los resultados de la elección, pensaba lo mismo. Señaló que hay que reconocer que en el sector empresarial en Puerto Rico hay diferentes empresarios  y quizás hay algunos  jóvenes que no tienen una misma visión de mundo, que no necesariamente es la misma a la que se escucha en los medios. “Los que se ven mucho en los medios y que exhortaron a votar a favor del PNP responden a unos intereses bien específicos, bien particulares que sin duda alguna se benefician del estatus quo”.

Indicó que, por el contrario, la propuesta económica del candidato de la Alianza es una que implicaba  empezar a producir localmente, que a muchos de los sectores empresariales más poderosos en el país, precisamente el sector que los hace poderosos, es  la importación de mercancías de Estados Unidos. “Así que un proyecto nacional de producir localmente va en contra de los intereses de los empresarios locales que se han amparado  en el sistema económico a través de la importación de mercancías”.

Fuentes expuso que la propuesta económica del PIP era un cambio que sin duda podría haber beneficiado a la clase empresarial a la larga y resaltó que es mejor una economía  dinámica y de crecimiento y desarrollo sostenible para la clase empresarial, lo que les hubiese convenido sin duda alguna. A a la misma vez, desde la perspectiva de estos, ello representaba un riesgo, sin embargo, las decisiones de negocios al final del día son análisis de riesgo. Afirmó creer que la propuesta económica del PIP sí representaba un cambio de cómo típicamente se ha dado la actividad económica en Puerto Rico.

Aunque apuntó que una economía sólida no puede depender solo de la importación,  hizo la anotación de que ahora mismo ese sector está generando  ganancia y el riesgo a perder las ganancias que tienen ahora por unas ganancias hipotéticas en una economía  nacional, los hace inclinarse a quedarse con las ganancias que tienen. “Creo que esa fue la visión de los empresarios”.

Al planteamiento de que esa postura denota una poca disposición al esfuerzo,  reconoció que eso es un debate que siempre se ha dado en las economías  nacionales, de si son realmente capaces de llevar a cabo desarrollo económico porque siempre tienden a tener posiciones cómodas.

El economista reparó en que le  impresionó mucho el mapa de los municipios respecto a la
gobernación al ver el apoyo al candidato de la Alianza en la zona oeste, en el Área Metropolitana y algo del centro. “Nos hemos concentrado en las ciudades y es hora de que los movimientos sociales se enfoquen fuera de la ciudad. Por otro lado, creo que tenemos que tener más acceso a la información. Para mí, el tema fue vital y el tema de los fondos federales”.  Sobre el particular, analizó que si hay una economía  donde tantas familias dependen de los fondos federales y un partido que se reclama como el único que asegura esos fondos, eso representa  “una desventaja que hay que ver cómo se desmiente que no va ser así. A su vez, destacar la importancia del desarrollo económico, de sacar a las personas de la dependencia de esos fondos. Hay que vincular el voto  a esa situación”.

En entrevista por separado, la economista Martha Quiñones Domínguez, atribuyó esa contradicción a una falta de debate en materia política y, en especial, de política económica. “Existe una falsa perspectiva ideológica y de conocimiento que no permite que entiendan que una cosa es la libre empresa y otra la libertad económica.

Al respecto, expuso que en Puerto Rico se reconoce la libertad económica, en el marco del sistema de mercado mixto que se tiene. El sistema mixto combina el sector público y el sector privado, donde el Estado regula el funcionamiento del mercado y se delega en el mercado la asignación de los recursos, como una estrategia para corregir las problemáticas sociales y ambientales inherentes al libre mercado.

Explicó que la mayoría de las economías del mundo, incluyendo la de Estados Unidos, son economías mixtas. “Esto es así porque los poderes públicos deben proteger y garantizar los intereses ciudadanos, de buen vivir y deben velar por el buen funcionamiento del mercado. El interés público debe ser prioridad. Por eso en cualquier sociedad es difícil cambiar el sistema económico sin discusiones y análisis. Por eso observamos cómo los empresarios en Puerto Rico han apoyado campañas torcidas, con ideas falsas y mal interpretadas basadas en falacia de generalización apresurada. Esta se da por el error en la argumentación, estableciendo una conclusión a partir de un conjunto de pruebas insuficientes, llevando información incorrecta”.

Recalcó que la falta de debates hace que no se entiendan los términos complejos, provocando que se simplifiquen y se tuerzan. “La libre empresa que tanto se defiende es un concepto donde los ciudadanos son capaces de desarrollar o emprender una iniciativa sin trabas del gobierno; pero la misma tiene límites, que son los requisitos legales”. Es el gobierno el llamado a establecer las normas básicas necesarias para garantizar la seguridad, la propiedad y los derechos de todos los ciudadanos y velar por el interés público y protección de los consumidores, observó. Es por eso que en sociedades democráticas el gobierno regula, establece reglas y normas (permisos) y vela por el orden social y económico en el marco económico.

Por lo tanto, “la  libre empresa no existe, tiene límites. Cuando encontramos empresarios auspiciando campañas de información incorrecta y argumentando que se estaba en contra de la libre empresa, no es cierto en principio. Es no conocer lo que conlleva vivir en sociedad de ley y orden donde las personas importan”.

Sobre las propuestas de los partidos políticos examinadas por la AEPR, indicó que las propuestas del PPD eran una mezcla entre flexibilizar permisos y planificar el país dentro de la economía mixta. Las propuestas presentadas por la Alianza de País incluían desde cumplir con procesos de planificación y evaluación, reglas estrictas en los permisos (agilizados, pero bien evaluados) para que no se violenten conceptos como no construir en las playas o lugares inundables, hasta no permitir destruir tierras agrícolas.

Defendió que la propuesta del PIP era de “un proyecto de país diferente dentro del capitalismo de mercado de la economía mixta que tenemos. En ningún momento se expresó, por los menos del parte del PIP, ser “anticapitalista”, no apoyar la libre empresa o cualquier otra argumentación”.

La economista Quiñones Domínguez, concluyó: “Los empresarios no leyeron y analizaron los programas. Si lo hubieran hecho, encontrarían que había muchas contradicciones en el programa del PNP y PD, que tenían ideas buenas, pero como fue diseñado por pedazos, se contradecían. Por eso, en la evaluación que realizaron, varios compañeros economistas encontraron que era poco probable que se pudiera cumplir todas esas propuestas”.

Por el contrario, dijo, en las propuestas del PPD y PIP  hubiesen  encontrado buenas ideas que les ayudaría a enderezar la economía y alejarse de la dependencia de fondos externos creando una base empresarial ágil y fortaleciendo a la sociedad, en especial al trabajador, que es el que crea la riqueza. En todos los programas había propuestas que eran viables y que eran buenas para la sociedad en su conjunto, pero fueron ignoradas, y lo peor, no fueron evaluadas o debatidas.

 

 

 

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