Estados Unidos en declive dentro y fuera de sus fronteras 

 

 

En Estados Unidos permea una atmósfera de desilusión y pesimismo entre la población que ha ido creciendo, especialmente durante estos últimos años. Atrás han quedado los mensajes de cambio y esperanza ( «Hope and Change») que catapultaron a Barack Obama a la Casa Blanca. Lo de ahora es distinto y no solo se trata del efecto de los errores en política exterior, ni de las guerras y conflictos permanentes que Estados Unidos mantiene y promueve en diferentes partes del mundo. Lo de ahora es peor. Se trata de un mal profundo y sostenido al interior de la sociedad estadounidense. Es algo mas bien anímico, como el presentimiento de una catástrofe mayor,  o una inquietud incontenible que se anida en el seno de las y los ciudadanos de esa nación. Las encuestas frecuentes así lo reflejan en un renglón que clasifican como «direction of the country», en español, «rumbo del país». Es ahí donde los encuestados reflejan su pesimismo, con índices de insatisfacción con el rumbo del país que van desde un 58 a un 75 por ciento de las muestras, en un pais que vive y muere por las encuestas.

 

Tiene graves problemas internos un país, que se proclama baluarte de la democracia, y donde sólo entre el 25 y el 44 por ciento de la población piensa que el rumbo colectivo está en buenas manos y marcha por buen camino. Ni siquiera los grandes periódicos ni las cadenas televisivas al servicio del » establishment», siempre tan listos para fabricar consensos a favor de las posturas oficiales, pueden «maquillar» estas cifras que se repiten encuesta tras encuesta, reflejando un amplio sentimiento de derrota  y falta de visión de futuro entre los residentes de los 48 estados de Estados Unidos.

 

Tristemente para nosotros en Puerto Rico y para todos los habitantes de la órbita colonial del imperio del Norte, también tiene graves repercusiones el malestar interno que agota a aquella sociedad. El plan colonial se ha diseñado para que, cuando allá llueva, aquí y en los demás «territorios» se desborde el torrente.

 

Tomemos por ejemplo algunos datos que, al margen de las políticas pero provocados por estas, pueden arrojar luz sobre las razones tras los indicadores tan alicaídos de las encuestas en Estados Unidos. Por ejemplo, la inflación o el aumento acelerado de precios en renglones básicos, que se ha elevado a niveles históricamente altos en los últimos dos años, está creando severos disloques en las finanzas familiares y personales, forzando a un 25% de los estadounidenses a reducir su nivel de ahorros para el retiro. Además,  un 30% tiene problemas para afrontar sus gastos básicos, y un 26% ha aumentado su nivel de endeudamiento, según un estudio del TIAA Institute y George Washington University.

También los últimos tiempos han traído  el recrudecimiento de problemas que ya se han tornado insostenibles, como el tráfico y acceso a drogas sintéticas y fabricadas ilegalmente, como el fentanilo y la metanfetamina, que el año pasado sumaron 107,477 muertes por sobredosis, según datos de los CDC.

Las masacres y tiroteos en masa son otro problema incontrolable. El 2022 fue el segundo año con más tiroteos en masa registrados, con 611 hasta el mes de noviembre, según el Gun Violence Archive. Este año, sólo en el corriente mes de abril, se han registrado 49 tiroteos con múltiples víctimas en Estados Unidos y aún el mes no ha terminado. Algo anda intrínsecamente mal en un país que reproduce esa clase de violencia y no hace nada para evitarlo.

Hay otros problemas endémicos que también se han recrudecido en los últimos años, especialmente tras la pandemia del Covid-19 que tuvo efectos devastadores en Estados Unidos, con más de un millón y medio de fallecidos por la enfermedad. Ya desde el año 2020, el Censo arrojaba la realidad de una pobreza aplastante, con 37 millones de estadounidenses viviendo bajo los estándares de pobreza.  En el mes de febrero de 2022,  habia 3.4 millones de niños más viviendo en pobreza que durante el mismo período en el 2021, según datos del centro para el estudio de la pobreza de la Universidad de Columbia.

En educación, salud y salud mental, los datos más recientes son también alarmantes. Según las estadísticas oficiales más recientes del National Center for Educational Statistics, en el año 2020 dos millones de estudiantes, entre las edades de 16 a 24 años, abandonaron la escuela.

En cuanto a la salud, la pandemia del Covid- 19 hizo aflorar los graves problemas con el acceso a servicios de salud en el país más rico del mundo. Más de 30 millones de personas carecen de acceso adecuado y la salud mental refleja un cuadro abismal. Durante el período de 2020 a 2022, más de 50 millones de estadounidenses reportaron problemas de salud mental, entre ellos 2.5 millones de adolescentes y jóvenes, según datos de Mental Health Awareness. En abril de 2022, el diario The New York Times publicó datos recientes de los CDC que reflejaban un aumento alarmante  en la tasa de  suicidios entre niñas adolescentes, a raíz de la pandemia.

Todo lo anterior sostiene el cuadro desolador de desconfianza, apatía y desesperanza que reflejan las encuestas. Peor aún es el.ambiente político enrarecido en Washington, donde se toman las decisiones  importantes para la población y se actúa a contracorriente de lo que ésta dice y reclama en las encuestas. En la capital, el debate y las soluciones sobre los asuntos que impactan al pueblo son un balón político. Se ignoran los problemas, se esconden las desigualdades y se trafica con  la division, la desinformación, la confusión y la mentira. Hoy, tras el anuncio del presidente Joe Biden de que buscará la reelección a un segundo término por el Partido Demócrata, es casi seguro que se repetirá el circo político que enfrenta a Biden con Donald Trump, candidato favorito en las encuestas para ganar la primaria del Partido Republicano. Será la extensión de la contienda con visos de farsa, que se inició en 2016, y aún no expira. El pueblo estadounidense merece un mejor trato de su clase política. No en balde está decepcionado. La política en Washington es el oscuro reflejo de lo peor de un imperio en declive dentro y fuera de sus fronteras.

 

 

 

Artículo anteriorCrimen ambiental con la extensión de la carretera 10
Artículo siguienteEl Festival de apoyo a CLARIDAD es para Josefina Pantoja Oquendo