El desamparo de los haitianos
En medio de la violencia, criminalidad e inseguridad que se vive en su país, los haitianos se encuentran en un total desamparo de poder emigrar hacia Estados Unidos, debido a la política antimigratoria adoptada por el presidente, Donald Trump.
Ambas situaciones fueron abordadas en el conversatorio Haití también existe, efectuado en días recientes en el Colegio de Abogadas y Abogados (CAPR). El foro fue gestión del Comité de Solidaridad con el Pueblo de Haití (CSPH) y la Comisión de Derechos Humanos, Civiles y Constitucionales del Colegio.
En una apretada síntesis histórica de 186 años, el profesor de Geografía Política, doctor Carlos Severino Valdés, abordó parte de los hechos políticos que han desembocado en la situación de guerra civil que, de facto, ocurre en el hermano país caribeño. Para empezar, señaló, fue a los 186 años de su independencia, en el 1990, cuando Haití logró elegir a su primer presidente de manera democrática, es decir, mediante elecciones. Jean-Bertrand Aristide marcó un momento histórico en el país después de un proceso de dictadura muy cruel de la familia Duvalier, primero Francois Duvalier y luego su hijo, Baby
Doc Duvalier.
Para entender la situación de violencia que vive en la actualidad Haití, una huella importante fue que Aristide abolió el ejército, el cual ya estaba marcado por la represión, el crimen, persecuciones y asesinatos. Desde ese momento, el problema de seguridad se convirtió en un asunto importante porque ya existía una historia de grupos claramente paramilitares asociados a la dictadura duvalierista. Gran parte de ese elemento militar y paramilitar quedó impune y siguieron operando en forma de grupos que ejercían la
violencia paralelamente, indicó.
Otro elemento que señaló como importante para entender la crisis son las 10 intervenciones que ha tenido el país desde el 2004 hasta el 2017, llamadas la MINUSTAH (Misión de estabilización de la Naciones Unidas en Haití). “Es importante destacar que el motivo de estas intervenciones era, primero, crear un entorno seguro y estable en el país y, en segundo lugar, fortalecer las instituciones del Estado.
Esas intervenciones demuestran que han sido inútiles, no han logrado su propósito de establecer, pacificar, el país ni siquiera fortalecer las instituciones del Estado. Eso está claro”.
A lo anterior se suman las grandes implicaciones sociales que fue el terremoto de 2010. Para el geógrafo político es imposible hablar de la crisis haitiana sin mencionar el terremoto de una escala de 7.2 que ocasionó una matanza en el país que ya de por sí estaba siendo víctima de grandes problemas, políticos, sociales y económicos.
Después del terremoto en el 2011, llega al escenario político el cantante Michelle Martelly, con un nuevo partido, Respons Peyizan (Respuesta Campesina). Martelly ya tenía trascendencia política por haber participado en el golpe de Estado contra Aristide y estaba cerca de los Tontons Macuotes y otros grupos creados después de la salida de los Duvalier.
Contrario a las expectativas del pueblo, Martelly dejó claro de inmediato que su agenda era instaurar un gobierno neoliberal: “Un país empobrecido, no necesitaba ese tipo de política”, acotó Severino.
Cuando Martelly tiene que abandonar el país, también por la oposición política, su sucesor Jovenel Moïse, con un nuevo partido continúo con la política neoliberal e instauró el ejército, el cual nunca ha tenido las condiciones para ser un verdadero ejército, sino que ha tenido unas personalidades que van y vienen que han sido parte del problema.
Así que persisten las llamadas pandillas. El experto en geografía política hizo la observación de que el nombre de pandillas es uno creado por los medios de información. Expuso que no es tan sencillo adjudicarles el nombre de pandillas, ya que las pandillas no tienen un sentido ideológico fuerte ni de oposición al Estado. En este momento, existen en Haití unas 200 pandillas que no son homogéneas, sino que son de diversidad ideológica, de edad, de jerarquía, de territorio y también de número, que varía desde algunas que tienen 30 personas hasta unas 1,500. Son casi ejércitos armados, describió.
Encima de esto está el tráfico de armas, las cuales atribuyó llegan desde Estados Unidos y por República Dominicana. Contrario a otros países, en Haití la gente pide que se desarme el país, pero esto nunca ha tenido eco en los poderes fácticos de Haití. Los grupos armados tienen componentes ideológicos, algunos de ellos operan en partidos de la oposición, otros, la mayoría, opera cercano al gobierno, por lo que son parte de la mentalidad del gobierno, como lo fueron de Duvalier. Hay además los grupos armados, que se les llama grupos de autodefensa. Son sectores comunitarios que, cansados de lo que ha sucedido, se han armado para defenderse.
“¿Hacia dónde va el país con este cuadro?”, cuestionó. Los sectores populares han manifestado oposición a todo tipo de intervención de la ONU, incluida esta nueva intervención que ya está en curso con tropas de Kenya y Guatemala. Mientras tanto, la mejor suerte que ha tenido el país, quizás, entre todo este cuadro tan desolador es tener un Consejo Presidencial de Transición que ha mantenido claro la intención de que
haya elecciones de algún modo lo más pronto posible, planteó el doctor Severino.
La situación migratoria de los y las haitianas
Por su parte, el licenciado Francisco Concepción Márquez expuso la situación que enfrenta la comunidad haitiana dentro de EE. UU., la cual puede llegar hasta 900 mil personas. Es la decimoquinta comunidad extranjera más grande en EE. UU. de los 46 millones de personas extranjeras que hay en ese país. Observó que el número personas haitianas en EE. UU. puede llegar a casi el millón, porque hay que recordar que el número del censo no va a reflejar la presencia real, sino la presencia documentada o legal.
En el 1980 eran cerca de 92 mil porque los procesos de deportación eran mucho más acelerados, por lo que el crecimiento de la emigración haitiana ha sido uno exponencial. Esta migración, la del 80, era directa desde la isla hacia EE. UU., prosiguió.
Para llegar a Estados Unidos, los haitianos siguen migrando a través de República Dominicana para llegar a Puerto Rico, pero no en esa cantidad tan grande. Algunos están migrando hacia Suramérica y están cruzando desde Colombia y Venezuela, cruzando todo Centroamérica. En esa ruta, en el 2022 se intervinieron a 73 mil haitianos en la frontera sur entre México y EE. UU., ruta que, de hecho, se ha convertido en la ruta más común de la migración haitiana, señaló.
Este dato es importante porque la frontera sur de EE. UU. es por la que el presidente Trump declaró que los están invadiendo, por lo que cerrar esta frontera va a implicar que la presencia de los migrantes haitianos va a ser cada vez menor porque van a tener que buscar otras vías para entrar a EE. UU.
El experto en casos de migración expresó que, sinceramente, a veces él mismo no se explica las razones por las emigraciones del Caribe. “Sobre todo, teniendo la realidad que estamos viendo dentro de EE. UU. De que al día de hoy, que se está convirtiendo en un Estado autoritario, xenofóbico; un Estado donde la política pública oficial es antinmigrante. No es aplicando la ley, la ley no ha cambiado un ápice”.
A eso es lo que se va a enfrentar la comunidad haitiana, expuso el licenciado Concepción Márquez. Una de las vías de protección que tenía la comunidad haitiana era lo que se conoce como el Estado de protección temporal (TPS, siglas en inglés). Esto lo concede el presidente y es totalmente discrecional. Se les concede a las personas que están indocumentadas dentro del territorio de EE. UU. Las personas se registran y, cuando lo hacen, se les da un permiso de empleo, y ese permiso puede durar uno o dos años y
se va extendiendo periódicamente. Antes de irse, el presidente Biden había extendido el Estatus de protección temporal (TPS, en inglés) de los haitianos y, hace dos semanas, Trump lo canceló. Esto significa que los permisos se van a ir expirando hasta agosto del 2025. Destacó que casi 500 mil personas están bajo esa protección. Estas 500 mil son fuera del número de personas de los 900 mil. “Casi 500 mil personas pueden quedar expuesta a ser de inmediato deportadas”, advirtió.
Otra puerta cerrada a la comunidad migrante haitiana es la cancelación por Trump del Programa de auspicio, por el cual hay 85 mil haitianos dentro de EE. UU. que se beneficiaron . “Si hubiéramos previsto que Trump iba a ganar, no le hubiera dicho a nadie que solicitara dicho programa”. Este programa consistía en que si había ya un familiar o alguien que le auspiciara, la persona esperaba en EE. UU. con permiso de empleo a que se regularizara su estatus migratorio. Cancelado el programa, ya el Gobierno tiene toda su información y se expone a la deportación, al igual que con el TPS.
La otra alternativa que por lo normal los haitianos intentaban utilizar era solicitar asilo, lo que en Estados Unidos, es más difícil que ganarse la lotería, destacó. Solo en el 2023 se radicaron 5,272 solicitudes de asilo de la comunidad haitiana y se concedieron apenas 217. Señaló que pedir asilo en EE. UU. es en extremo difícil, ya que la definición que se usa es la del 1951, en la que la persona tiene que demostrar que está huyendo de su país porque ha sido perseguido por razón de raza, religión o política.
El licenciado Concepción describió que la gran mayoría de los migrantes haitianos que están llegando a la frontera sur de EE. UU. llega sin nada. Una vez se logra llegar a la frontera para la petición de asilo, la persona tiene que pasar por una entrevista que se conoce como de Temor creíble. Hay que explicarle a un oficial de inmigración gringo lo que le pasó y convencerlo de que su historia es creíble, y como las historias son tan parecidas, lo que hacen los examinadores es que dicen que eso es un testimonio acartonado, que es mentira. Si no se pudo convencer al oficial, ahí se acabó el proceso y la persona es deportada.
A los casos de las intervenciones en el mar, los calificó de peores. El año pasado, dijo, se intervino con 7,200 haitianos. En todo el Caribe hubo 22 mil intervenciones en el mar. El único recurso que tienen las personas intervenidas en el mar es la entrevista de Temor creíble. De los 7, 200 intervenidos, menos del .2 % de las entrevista fueron positivas, todos los demás fueron deportados.
En el caso de los menores, aunque se les permite la entrada, estos se van a perder en el sistema y nadie los va a encontrar. En la primera administración de Trump entraron cuatro mil menores que al presente no se saben dónde están, reveló.
Un asunto que trajo a la atención es que una de las primeras cosas que hizo Trump fue eliminar los derechos de los refugiados de los programas de reasentamiento, que es la manera de ayudar a sanar a los países que están en crisis. Al eliminarse los fondos, se elimina el derecho de asilo. Aunque sigue existiendo la ley de asilo, la política pública es que a todas las entrevistas de Temor creíble la determinación primaria es no.
“Me parece que estamos viviendo tiempos difíciles y oscuros, que estamos viviendo tiempos en que la solidaridad es más necesaria que nunca, y en este caso, las comunidades haitianas que están buscando protección, que salen de su país porque no pueden seguir dentro de las condiciones que están y que quieren desde fuera seguir ayudando a la gente que dejaron en su país tienen el derecho absoluto de que nosotros los acojamos, les protejamos, les defendamos y les escondamos”, concluyó.