Los haitianos refugiados y su situación en Puerto Rico

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En términos legales los refugiados haitianos no tienen ningún trato ni prerrogativa distinta que otros refugiados en Estados Unidos. No la tienen, ni la han tenido históricamente. El hecho de que una embarcación naufrague y que las personas que transportaba resulten heridas, golpeadas y necesiten atención médica no significa que reciban algún trato especial más allá de recibir la atención médica esencial.

El recién episodio de la embarcación que naufragó con más de 86 personas, la mayoría de nacionalidad haitiana, con el resultado de 11 muertos, 13 sobrevivientes y los demás desaparecidos ha conmovido a Puerto Rico. Algunas de las personas sobrevivientes se encuentran todavía en la isla recibiendo atención médica, pero eso no los exime de un proceso de deportación.

En entrevista, el licenciado Fernando Zambrana Avilés este explicó cómo son los procesos legales de deportación que enfrentan las personas que pretenden llegar al país de manera irregular, lo que algunos llaman “ilegal o de manera indocumentada”.

Para empezar, en Puerto Rico las leyes de migración de Estados Unidos aplican como en cualquier otro estado. Los procesos de deportación pueden tomar varias formas. Está el que es sumario, que se hace normalmente, conocido por a la frontera. Un muelle, un puerto, una playa es una frontera para propósitos de migración. Está la detención sumaria, que sucede cuando la persona recién está llegando a territorio estadounidense. Puede ser por la vía regular, legal. Por ejemplo, pasar por un puesto fronterizo o un aeropuerto. Igual que si se está tratando de ingresar de forma irregular, los oficiales de inmigración en el área fronteriza tienen la discreción de ordenar una deportación sumaria sin que haya una audiencia ante un juez. “Esto es un universo completo”, expresó.

La otra manera puede ser el procedimiento regular de remoción, como se le llama de manera oficial. Observó que hace ya más de 20 años que no le llaman deportación, sino remoción, en el que se puede dar un procedimiento regular que no es sumario.

Este procedimiento, dijo, se hace con unas garantías llamadas debido proceso de ley, que son un poco más elevadas porque tienen una audiencia ante un juez de emigración que se supone que sea un adjudicador imparcial. Se tiene que presentar prueba que demuestre que la persona en efecto es deportable de EE. UU. De la otra parte se supone que la persona tiene oportunidad de pedir remedio para detener su remoción – deportación. También hay un procedimiento para personas que tienen órdenes de deportación previa y que son hallados en EE. UU. o que están tratando entrar. Se les puede aplicar una orden previa sin tener que pasar por todo el procedimiento de nuevo.

Zambrana Avilés narró que las personas que pretenden llegar a Puerto Rico y son detenidas por los agentes de emigración, por lo general, son trasladadas a la Florida, dado a que en la isla ya no hay centros de detención. Respecto al tiempo que toma el traslado y cuál es la oportunidad que tienen de pedir asilo, en particular las personas haitianas que intentan llegar a Puerto Rico, admitió que aquí “el problema es que estos procesos son bien opacos y las decisiones que toma un oficial de deportaciones de ICE (Inmigration Central Enforcement) tienen una discreción bien amplia de qué hacer”.

Por ejemplo, una persona que llega a la isla de Mona y es puesta bajo custodia de los federales, usualmente, la patrulla fronteriza tiene la prerrogativa de ordenar su deportación sumaria. Lo montan en un avión a la primera oportunidad que se pueda dar para devolverlo a su país de origen o puede ser referido a procedimiento de deportación de forma regular. Ahí es que ocurre el traslado de las personas, por lo normal, a la Florida. O en algunos casos, aunque cada vez es menos común, se tenía la opción de que la Patrulla Fronteriza fichaba a las personas y las repatriaba sin una orden de deportación. Pero hace mucho tiempo no se ve un caso así.

“Qué destino les espera a estos haitianos que llegaron recientemente, no sé, porque todo depende que estos oficiales con la amplísima discreción que tienen decidan tomar”.

Sobre ese aspecto indicó que de la única manera que estas personas no podrían ser deportadas de manera sumaria es si en la entrevista que siempre se hace a la hora de tomarle los datos y ficharlos, reclaman que tienen miedo de ser regresados a su país por estar sujetos a persecución. Los argumentos de persecución se limitan a motivos de raza, religión, políticos o grupo social particular. Cuando se presenta alguna de estas alegaciones, por virtud de ley y obligación internacional de parte de EE. UU., se supone que no haya una deportación automática de forma sumaria y se refiera a un proceso de deportación regular que toma más tiempo. “Esa persona puede estar detenida hasta que un juez de migración pueda atender su caso, y eso se puede demorar a veces hasta años”, declaró el abogado que ha representado a personas en estos procesos.

Zambrana Avilés describió como bien problemático la oportunidad que tiene una persona de probar que está siendo perseguida en su país de origen por la razón que aluda, debido a que la ley de asilo, desde el 2005 al presente, tiene el requisito de que todo planteamiento que se hace por una persona que reclama miedo a ser perseguido tiene que ser corroborado con evidencia, “y eso es bien problemático, precisamente, porque estas personas llegan por lo general, literalmente, con lo que tienen puesto”.

Añadió que la mayoría de las personas que entran en trámites de deportación no cuentan ni pueden pagar por una representación legal. Debido a la falta de recursos, los casos de asilo son muy difíciles de probar e incluso hay veces que un tribunal de inmigración o el mismo Servicio de Inmigración, como se tienen dos foros, puede determinar que el testimonio es creíble y corroborable con otra evidencia interna, como informes de organizaciones de su país de origen, que puedan dar credibilidad a la persona. Pero la norma es que se espera que el extranjero corrobore lo que está planteando a la agencia. “Es bien difícil, créame. Hasta los casos más documentados son bien cuesta arriba”.

Aun cuando el licenciado Zambrana Avilés rechazó que exista prejuicio contra los migrantes haitianos, al menos de parte de los oficiales en Puerto Rico, sí considera que el sistema, como está diseñado, descansa en prejuicios: “Definitivamente, uno se da cuenta de eso”. Considera a que el sistema necesita reformarse para que funcione bien y sea uno más humanitario y abierto a la migración, porque descansa sobre premisas incorrectas que tienen prejuicios integrados.

Comentó que aunque la mayoría de las personas que llegan a Puerto Rico de manera irregular son dominicanos y haitianos, últimamente hay de otras nacionalidades, “de todos los extremos del planeta. Aquí yo he visto casos de China, Paquistán, Rusia, hasta de África, Antillas Menores y hemos notado un aumento de venezolanos. Pero las personas que por lo regular llegan en embarcaciones son las de menos recursos en sus países de origen, los más vulnerables a ser atropelladas por el sistema de migración estadounidense. Es un sistema que demanda mucho, es muy complejo. Y las personas llegan sin ningún documento, hasta sin pasaporte, que a veces damos por sentado. Eso es un problema”.

En entrevista por separado, el licenciado Francisco Concepción Márquez, miembro de la Mesa de Diálogo Martin Luther King declaró que a la luz de su experiencia, la probabilidad de que los migrantes haitianos reciban asilo en EE. UU. es muy baja. Al igual que su colega, apuntó que la persona tiene que presentar evidencia, demostrarlo y convencer a un juez de migración, no es suficiente con alegarlo. Añadió que la probabilidad de pedir asilo no solo para los haitianos, sino para todos los inmigrantes, hoy en día, es bien baja, excepto para algunos casos en específico. En los tribunales, menos del 10 % de los casos que se presentan se aprueban, incluido Puerto Rico.

La opinión de Concepción Márquez es que, a largo plazo, es bien poco probable que las personas que sobrevivieron al recién naufragio se puedan quedar en EE. UU. A menos que haya un cambio en que el residente extienda alguna protección especial, algún cambio en la ley, una nueva regulación, las probabilidades de que se queden a largo plazo son bastante bajas.

Ambos entrevistados coincidieron en señalar que ya no existe ningún privilegio para ningún migrante irregular en EE. UU. Ya no existe ni siquiera el que había para los cubanos. La manera en que se trata a los diferentes grupos poblacionales y a diferentes grupos de migrantes en general, en Estados Unidos, depende de lo que la administración de turno quiera hacer. Por ejemplo, bajo la presidencia de Donald Trump, el sistema se endureció y se eliminaron varias protecciones que se habían creado por orden ejecutiva de Barak Obama. Cuando el asesinato del presidente de Haití, Jouvenel Moise, el presidente Biden emitió una orden de permiso de empleo y de detener la deportación solo para las personas que ya estaban en EE. UU.

Para Concepción Márquez es importante resaltar el hecho de que en Puerto Rico hay unos sectores religiosos que se han movilizado para darle protección a estos hermanos haitianos, para atender facilidades para cuidarlos, y hay personas que se movilizan con ellos para ayudarles a que vayan al hospital y en su salida. “Sí hay un movimiento importante de sectores religiosos dándoles ayuda y protección a estos hermanos haitianos para tratar de buscarles alternativas, cómo se logran procesos y espacios y facilidades para que ellos puedan quedarse”.

 

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