Mirada al País-Derechos humanos sin exclusión

Manifestación boricua en solidaridad con Palestina. Foto por Alina Luciano

 

 

Especial para CLARIDAD

 

El pasado 7 de octubre vimos en los noticiarios las imágenes del ataque de la organización HAMAS hacia territorio israelí.  Sorprendieron a su poderoso ejército y sistema de inteligencia militar, pero tristemente también a la población civil que ocupaba los espacios que fueron blanco de la operación.  Fueron muchas las pérdidas humanas personas heridas, además de que se produjeron secuestros. Opino que fue una acción repudiable en la medida en que fue dirigida contra civiles.  Sin todavía escuchar la respuesta israelí, pero ante la exposición mundial de su orgullo herido, se sabía que la venganza sería implacable e indiscriminada, como han sido las actuaciones colonialistas, violentas, segregacionistas y con total impunidad que el Estado de Israel ha llevado a cabo contra Palestina durante 75 años.  Todo ello en total violación de las normas internacionales de protección a los derechos humanos, de la dignidad de los pueblos y de sus habitantes.  Lo temido ocurrió, pero multiplicado, con el agravante de que su incondicional aliado, Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, particularmente de la Unión Europea, como es costumbre y en defensa de sus propios intereses, se han posicionado del lado israelí. Han invisibilizado, una vez más las atrocidades que el presidente Netanyahu y su gente están cometiendo contra más de dos millones del pueblo Palestino acorralados en la reducida franja de Gaza, carentes de agua, energía eléctrica, alimentos, dependientes de la ayuda humanitaria, cuya entrada también ha sido detenida por la crueldad israelí.

Parecería que lo ocurrido el 7 de octubre justifica las actuaciones de la prepotente Israel, pero ha sido una excusa para arreciar su plan de desplazamiento forzoso del pueblo Palestino de las tierras en las que fueron arrinconados hace más de siete décadas y desde la cuales han resistido.  Esa resistencia se mantiene ahora ante el plazo que les dio el gobierno enemigo para desalojar Gaza, mientras continúa el bombardeo implacable contra blancos civiles, hospitales, viviendas. La amenaza consiste en arrasar con todo.  La niñez herida y sangrante, la tristeza e impotencia que se aprecia en la población, es conmovedora.  La realidad es que no tienen salida y no hay espacio hacia donde dirigirse, mientras no cesan los ataques.  Hay poca diferencia con los campos de concentración en las que el nazismo confinaba a las personas judías, antes de exterminarlas en los campos de concentración. Lejos de ser un acto de defensa, las actuaciones de Israel constituyen crímenes de guerra y genocidio, como han reconocido organizaciones de derechos humanos a nivel mundial.  Al mismo tiempo y, tal vez de forma menos visible, continúan los desplazamientos de población palestina en Cisjordania por colonos israelitas que ocupan sus tierras, por medio de las armas, fuerza y violencia.

Sabemos que en situaciones de guerra las mujeres enfrentan complejas situaciones relacionadas con la violencia de género y su utilización como forma de venganza.  En el lado palestino no están obligadas a participar de las fuerzas militares, pero sí recae sobre ellas la búsqueda de alimentos, de agua y cuidados para las personas heridas, gestiones que están plagadas de retos ante el asedio de Israel, lo cual ha empeorado en el escenario actual.  Las agresiones sexuales también son una demostración de fuerza y poder ante el enemigo.  No necesariamente esta información sale a la luz de inmediato, sino que como ocurre usualmente, se documentará en investigaciones posteriores.

Los derechos humanos de la población civil involucrada en el conflicto palestino-israelí, no son negociables; más bien, su defensa es incuestionables. Constituye un deber y una responsabilidad que nos obliga a no cruzarnos de brazos ante el horror que está ocurriendo en aquella parte del Mundo.  HAMAS no es lo mismo que Palestina. Es una poderosa organización político militar de creencias religiosas fundamentalistas que lucha en contra de Israel y que en términos de los derechos de las mujeres tiene creencias restrictivas.  Sin embargo, hay otras organizaciones que también defienden los derechos humanos, civiles y políticos del pueblo palestino.  En forma alguna los actos de HAMAS justifican peores respuestas de Israel, que actúa de forma genocida contra Palestina desde mucho antes del surgimiento de esa organización en el 1987.

Lo que nos corresponde hacer desde la distancia es unirnos a las denuncias de las organizaciones que mundialmente condenan las actuaciones del gobierno israelí y la complicidad del gobierno de Estados Unidos y de otros aliados occidentales. Tuvimos una muestra el pasado 17 de octubre, con una buena manifestación que convocó un grupo de entidades, lo que les agradezco mucho y felicito por ello.  Serán necesarias otras demostraciones y acciones para seguir exigiendo el cese del genocidio contra Palestina, la franja de Gaza y Cisjordania; que se respete y viabilice la entrada de ayuda humanitaria a la población palestina; que Estados Unidos deje a un lado su postura oportunista y, por el contrario, ejerza presión para que Israel se detenga; que los organismos internacionales centren sus esfuerzos en buscar una solución política y humanitaria al conflicto en la cual la dignidad del pueblo palestino, su derecho a la auto determinación y la libertad de su gente sea garantizada.

Unamos nuestras voces y posibles acciones al reclamo de Derechos Humanos para todas las personas.       

 

 

 

 

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