Nacionalistas. Providencialismo y Nación en Francisco Matos Paoli (notas)

El papel del pensamiento católico en el nacionalismo puertorriqueño es un hecho demostrado. Aquella convicción estaba asociada a su sincera hispanofilia y al esfuerzo de recuperación y afirmación de la cultura latina ante lo que consideraba la amenaza anglosajona, en el contexto de la invasión de 1898. Su conexión con el arielismo ha sido discutida en numerosas ocasiones. La interpretación nacionalista, un virtual choque de civilizaciones, culturas o razas, como se estilaba en la época, ha sido reducida a una expresión más del conservadurismo nacionalista. En ello han coadyuvado las miradas seculares socioeconómicas y materialistas históricas así como las interpretaciones críticas del nacionalismo articuladas en el corazón del posmodernismo criollo. La penetración del asunto no ha sido mucha. La siguiente reflexión es un intento de problematizar el asunto a la luz de uno de sus voceros más notables.

Francisco Matos Paoli (1915-2000) es un poeta-pensador que, por un lado, apoya su interpretación del mundo en los principios del Idealismo Filosófico. Su metodología interpretativa se encuentra en las fronteras entre el Idealismo Trascendental y el Idealismo Absoluto, es decir, entre las posturas de Immanuel Kant y George Friedrich Hegel con mucha comodidad. En ese sentido no está muy lejos del Alejandro Tapia Rivera de las Conferencias sobre estética y literatura (1881).

El idealismo kantiano o trascendental presume que el sujeto cognoscente y el objeto cognoscible son esferas separadas. Sobre esa base establece la capacidad del sujeto para conocer el objeto, pero establece que la misma está mediada por los juicios o formas a priori que expresan el orden de la naturaleza, las leyes universales. Kant concebía el conocimiento como el resultado de la transacción entre la Razón Práctica y la Razón Pura por medio del Imperativo Categórico que hacía posible que la una coincidiera con la otra. En el caso de Matos Paoli se trata de la relación entre la racionalidad humana y la racionalidad divina o entre el ser humano y Dios y sus manifestaciones. La transacción o mediación se apoya en esos mismos signos que carga desde la infancia. El monólogo que se manufactura en el Canto de la locura (1961) en donde el poeta se convierte en intercesor o médium entre Dios y Pedro, con Luzbel como “otro” sugerido, es un excelente modelo de ello (Matos Paoli, Canto… 63). Pero cuando avanza hacia la locura, el médium es Susana, esa poderosa figura materna que le brinda seguridad (Matos Paoli, Canto…90-91). La mirada de Matos Paoli identificó la locura, esa enajenación radical de la materialidad y la racionalidad, con lo Absoluto que es Dios.

Por otro lado, como cristiano convencido y práctico, piensa la historia desde la postura del Providencialismo: la realidad es una teofanía o la manifestación expresa de la divinidad. El sitio que el ser humano ocupa en el tiempo y el espacio, en la historia y en la sociedad, es sólo la materialización de la permisibilidad de Dios. En una conversación con el poeta Manuel de la Puebla en 1985, Matos Paoli decía que “el verdadero cristiano mantiene la fe enhiesta. Sabe que el providencialismo divino existe y se manifiesta en el curso de la historia” (De la Puebla 44). Su Providencialismo reproduce las posturas clásicas del pensador del siglo V y Padre de la Iglesia, Agustín de Hipona, quien las formuló sobre las bases de dualismo maniqueo más elemental en La Ciudad de Dios contra paganos (412-426). En Agustín, Dios es la estructura de la realidad y la autonomía humana ante su voluntad es poca.

Pero en otras ocasiones el poeta se ubica en el territorio incierto en donde el Dios de los teólogos tradicionales y la Razón de los modernos se intersecan, según se significa en la obra de Giambattista Vico, Ciencia Nueva (1725). La necesidad de Vico, un pensador cristiano cuya influencia está presente en numerosos pensadores liberales del Puerto Rico del siglo 19, se justifica por la forma en que aquel introdujo en la discusión providencialista una concepción más secular o moderna de la historia concreta, del acontecer humano. A Agustín y los providencialistas tradicionales del cristianismo primitivo no les interesaba el acontecer humano en realidad, sino la historia como teofanía. La interpretación de Vico, por el contrario, reconocía cierta agencia a la humanidad y alguna autoridad a la racionalidad humana respecto a la voluntad de Dios. A la altura de siglo 18, cuando escribe sus reflexiones, la metáfora de Dios, que es un concepto histórico, se ha transformado de la figura autoritaria e inconmovible propia de la tradición judía, en la figura piadosa y tolerante de los cristianos. El providencialismo de Matos Paoli se apoya en Vico a la hora de tratar de comprender la historia de su Nación. Vico entendía el acontecer como la expresión de una “Historia Ideal” (la Estructura) en una serie de “Historias Concretas” o “Historia Particulares” entre las cuales la historia de una nación era una de ellas. El telos o meta de todas esas “historias” era el “equilibrio”, esa condición de “sosiego” que sugiere en los liberales de los siglos 18 y 19 la idea de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

El optimismo filosófico del Providencialismo de Agustín y de Vico es el mismo que anima el nacionalismo católico y místico de Matos Paoli. La seguridad que muestra el nacionalismo en que la libertad es alcanzable no debía ser puesta en duda. La concepción compartida entre Matos Paoli, Pedro Albizu Campos (1893-1965) y tantos otros comprometidos con la lucha por la independencia, tarea que era apropiada como un deber sagrado y un propósito alcanzable, derivan no solo de las concepciones deterministas y causalistas que heredaron de la cultura política liberal del siglo 19, sino también de esa otra herencia -la católica- que reverdece después de la invasión de 1898 ante la amenaza del “otro” cristianismo, el evangélico. La oposición arielista entre latinos y sajones se proyectaba, sin duda, en aquellas consideraciones. El optimismo de Matos Paoli, similar al que manifestó al Partido Nacionalista de 1922 y el de 1930, compartía además la convicción de que la Nación Puertorriqueña, una forma espiritual o cultural madura, era “inasimilable” y sostenían esa postura en el principio de que “la soberanía del pueblo es ínsita…nadie nos puede absorber” (De la Puebla 23).

La seguridad cultural y política que aquella aseveración brindaba estaba acompañada por otro interesante criterio. El catolicismo con el cual se identifica Matos Paoli en los momentos cruciales de Luz de los héroes (1954) y Canto de la Locura (1961), redactados durante sus sucesivas estadías en prisión en 1950 y 1954, apela a los signos de un misticismo de base popular que no puede ser pasado por alto. En Luz de los héroes el poema “Destino de hijo”, dedicado a Albizu Campos, coloca a este “sobre el Tabor de aquella loma” (Matos Paoli, Antología minuto 44). Tabor es el mítico monte galileo de la transfiguración de Jesús, pero también en el signo de igualación social al cual apelaron los adictos al separado o hereje Juan Hus en 1420 cuando este reformista cristiano de base popular intentaba liberar a los bohemios del poder de una Roma que no representaba bien a los pobres. La selección del signo por Hus y Matos Paoli no me parece al azar: la idea de la revolución como transfiguración está presente en Albizu Campos como una constante. Jayuya-Tabor es un símbolo complejo que parece apelar además a la necesidad de castigar a los traidores-pecadores que se oponen a la liberación-salvación.

Las metáforas de Canto de la locura, me dicen que el poeta no se percibe como un cristiano cualquiera. La apelación a Francisco de Asís, el místico del siglo 12, se hace visible en las alusiones a una naturaleza que se apropia como expresión concreta de la divinidad: las aves y las flores pueblan estos versos hermosos y herméticos. En el Canto… el nombre Francisco es un yo que se desdobla en la persona del poeta y en la del monje rebelde. No hay que olvidar que los discípulos de Francisco, considerados también separados o herejes por la Iglesia Católica y conocidos como los “Fraticelli” o “Hermanos Espirituales”, reclamaron en nombre de la “Dama Pobreza” la demolición del poder de Roma y la disolución y redistribución de su riqueza entre los desposeídos. Del mismo modo, el culto a la pobreza evangélica es visible en numerosos lugares del texto: “sin poder, sin aquí (…) y rico de pobreza”, “Estoy con los pobres ahora / los infelices claros, / los mendigos…”, “…vuelvo a mi madre, la mística, / coronada de pobres…” (Matos Paoli, Canto… 64, 68, 88). Al final del poema la pregunta retórica se impone: “¿Cuándo vendrá la florecita / de Francisco de Asís, / el de la fina humillación en las cosas, / a retener la isla jubilosa / en que no moría mamá, / alta, alta…” (Matos Paoli, Canto…114).

Por último, Matos Paoli hizo afirmaciones categóricas en contra del dualismo maniqueo del cual se le podría acusar desde la perspectiva de la teología ortodoxa: “Yo no soy maniqueo. Creo que, a la larga, el bien se impondrá sobre el mal” (De la Puebla 44). Con aquella afirmación reproducía los argumentos de Agustín y Tomás de Aquino, los refutadores medievales del maniqueísmo. Pero ante la imposibilidad de explicar el problema del mal sin presumir que procedía del mismo Dios que significaba el bien, aceptaba que el “mal tiene categoría ontológica”, es decir, existía diferenciado de Dios con lo cual esgrimía un argumento maniqueo.

La cultura religiosa, literaria y política de Matos Paoli caminan por la misma ruta. La elites católicas intelectualizadas del nacionalismo no fueron homogéneas. En su seno convivían una diversidad de propuestas. El estudio sereno de es complejidad está todavía por comenzar.

Fuentes sugeridas
Agustín de Hipona (1964) Obras de San Agustín XVI La Ciudad de Dios. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.
—– (1965) Obras de San Agustín XVII La Ciudad de Dios. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.
Matos Paoli, Francisco (1954) Luz de los héroes. San Juan.
—– (1976). Canto de la locura. San Juan, P.R.: Instituto de Cultura Puertorriqueña.
—– (1977). Antología minuto. Mayagüez: Colección de Poesía Jardín de Espejos.
—– y Manuel de la Puebla (1985). Francisco Matos Paoli, poeta esencial. Río Piedras, P. R.: Ediciones Mairena.

Tapia y Rivera, Alejandro (1881) Conferencias sobre estética y literatura. San Juan: Tipografía de González y Co.

Vico, Giambattista (1985) Ciencia Nueva. Vol. I. Barcelona: Orbis.

—– (1985) Ciencia Nueva. Vol. II. Barcelona: Orbis.
Artículo anteriorPresentan el libro 60 Años del Medio Maratón San Blas
Artículo siguienteToma auge la discriminación por edad en los centros de empleo