Navidad cósmica de Cristo en la Madre Tierra

 

Especial para En Rojo

 

Mientras muchas comunidades cristianas celebran los nueve días preparatorios que componen la novena de la fiesta, este domingo 17 de diciembre, la liturgia católica inicia la Semana Santa de la Navidad.

El apóstol Pablo dijo que Cristo resucitado «unirá todas las cosas». Su resurrección significa el comienzo de un universo reconciliado (Gal 6,2 y 2 Cor 5,14 ss). La Navidad no debe ser sólo el aniversario del nacimiento de Jesús. Celebramos esta fiesta el 25 de diciembre, fecha del solsticio de invierno en el hemisferio norte, para recordar que Cristo es el Sol de justicia que resurge para renovar nuestras vidas.

El mundo de hoy parece cada vez más enfermo y dividido. Los efectos de la resurrección de Cristo en el universo aún no son visibles. Por eso, en Navidad, celebramos la anticipación profética de la renovación del universo cristificado, es decir, totalmente tomado por la presencia de Cristo resucitado.

El mes de diciembre comenzó con más una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la COP 28. Allí, las más diversas religiones expresaron su responsabilidad hacia la Madre Tierra.

En estos días, las comunidades judías celebran Hanukkah, la Fiesta de la Luz. Hoy, las lámparas del Templo de Jerusalén ya no se encienden para iluminar la oscuridad del invierno. Ahora, el templo de Dios es el universo y las luces de Hanukkah se encienden en los hogares judíos para que iluminen los corazones y las vidas de todas las personas de buena voluntad con el fin de liberar al mundo de la oscuridad de la falta de amor y de la indiferencia.

En la Abya Yala, nuestro continente amerindio, los pueblos originarios escuchan a los chamanes que, en los cantares, hacen revivir los espíritus de los bosques, heridos por las empresas que destruyen la naturaleza en busca de petróleo o de minerales y por los incendios provocados por quienes quieren criar ganado o plantar soja.

Es importante que las comunidades cristianas vinculen la celebración de la Navidad con el cuidado de la tierra, del agua y de toda la naturaleza. Hoy, el universo es el verdadero pesebre del Cristo Cósmico. Aunque sigue siendo invisible, viene hoy a este mundo. La liturgia de la última semana antes de Navidad invoca a Jesús como Salvador para el mundo de hoy. Cada día, una nueva invocación llama a Cristo Resucitado, como Sabiduría, otro día, como la nueva Zarza Ardiente, en la cual Dios se revela a los Moisés de hoy. Por último, se le llama Emmanuel, presencia divina en medio de nosotros.

Durante las celebraciones del 24 de diciembre, las antiguas comunidades entonaban un versículo extraído del libro del Éxodo, en el episodio del maná en el desierto. Dice así: «Hoy sabréis que viene el Señor, y mañana veréis su gloria». Que la celebración de la Navidad sea signo y un paso más hacia el advenimiento del Reino de Dios en el mundo.

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