Otra vez la Guerra Civil Española

Especial para En Rojo

No estoy seguro de cuándo fue que supe por vez primera sobre la Guerra Civil Española (1936-1939).  Lo que sí sé es que una vez descubrí en mi adolescencia la poesía y la vida de Federico García Lorca mi interés por este conflicto bélico me ha llevado a leer lo que cae en mis manos sobre el tema, especialmente lo que lo relaciona con nuestra historia.  Por ello adquirí tan pronto pude un nuevo libro que acaba de salir sobre el tema: Puerto Rico y la Guerra Civil Española: la voz de los intelectuales (Madrid, Punto de Vista Editores, 2022), libro con introducción, estudio y edición del historiador español Aníbal Salazar Anglada.  Este es parte de una serie que estudia la repercusión de este conflicto en el contexto intelectual hispanoamericano.  Ya han aparecido otros volúmenes de esta colección, pero sólo he visto este.   Sería interesante y revelador comparar los textos aparecidos para evaluar mejor este estudio, pero tal tarea no se me ha hecho posible.

Sí es posible y necesario comparar este volumen con tres libros anteriores sobre temas relacionados.  Salazar Anglada conoce estos textos y como intelectual honesto los cita y les da crédito a sus autores cuando se deja guiar por la investigación ya hecha por ellos.  En 2001 apareció Puerto Rico en la Guerra Civil Española: Prensa y testimonios, 1936-1939 de Luis A Ferrao; en 2015 José Alejandro Ortiz Carrión, con la ayuda de Teresa Torres Rivera, publicó Voluntarios de la libertad: puertorriqueños en la defensa de la República Española, 1936-1939; y en 2019 Rafael Ángel Simón Arce nos dio “Volverán banderas victoriosas…” Historia de la Falange en Puerto Rico, 1937-1941.  Estos tres libros aportan importantes materiales en los cuales Salazar Anglada se basa para escribir el suyo, que tiene como aportación máxima una muy amplia selección de textos que sirven para sustentar su tesis y, sobre todo, para demostrar la importancia que tuvo esta guerra entre nosotros.

Hay que apuntar de inmediato que este voluminoso texto – tiene 797 páginas – se compone de dos partes.  La primera, el estudio del autor, estudio que de por sí hay que ver como un libro, tiene 141 páginas.  La segunda, la recopilación de los documentos, constituye el gran cuerpo del libro y, para mí, es la contribución mayor que Salazar Anglada hace con esta obra.

La primera parte, el estudio introductorio, depende grandemente de la investigación ya hecha por otros y así, con gran honestidad, lo reconoce su autor.  Pero hay aquí materiales nuevos como la sección sobre la repercusión de la muerte de García Lorca entre los poetas e intelectuales boricuas.  Pero la inclusión de las secciones previamente publicadas, sin dejar de ser de interés, interrumpen el flujo de la argumentación central del texto.  No por ello la introducción deja de ser de importancia ya que le da coherencia y relevancia a la investigación ya hecha, particularmente a los tres libros ya mencionados que investigan aspectos más específicos de la Guerra Civil Española en la Isla: la repercusión en la prensa (Ferrao), la actividad de la Falange entre nosotros (Simón Arce) y los voluntarios boricuas en la guerra misma (Ortiz Carrión).  Ahora tenemos un cuadro más completo de la repercusión de la Guerra Civil Española en Puerto Rico por el estudios de Salazar Anglada que se aprovecha muy honesta e inteligentemente del trabajo ya hecho por otros historiadores. Y también añade aportes propios

Como apuntaba, para mí la gran contribución de este libro es la amplia recopilación de textos sobre el tema que forma el cuerpo del libro.  Todos los bandos quedan representados en esta muestra.  Por ello aparecen artículos y manifiestos de los fascistas que apoyaban a Franco, como Dionisio Trigo y Eladio Rodríguez Otero.  Y también aparecen documentos y artículos de los defensores de la República, como José Enamorado Cuesta y Emilio R. Delgado, quienes lucharon en España en defensa del legítimo gobierno republicano.  Aparece también al menos un texto que demuestra la pugna interna que este conflicto producía en algunos intelectuales, como es el caso de Emilio S. Belaval, quien intentaban mantener un equilibrio liberal entre las dos facciones sin darse cuenta que, en el fondo, defendían a los fascistas al darles voz.  Este texto de Belaval – la presentación de un conferenciante falangista en el Ateneo Puertorriqueño – revela sus ambiguas posturas políticas y, sobre todo, de su profunda hispanofilia.  En este revelador texto Belaval habla de “[l]os que aún nos sentimos españoles” (190).  Los estudiosos de su obra tendrán que releer cuidadosamente este texto que tanto dice sobre Belaval.

También Salazar Anglada recogen textos que sólo muy indirectamente están relacionados con el conflicto.  Un ejemplo es la carta de 1943 de Jaime Benítez donde este le anuncia su nombramiento en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras a la filósofa María Zambrano; la misma sólo tiene que ver con el tema de manera indirecta.  Hay otros textos de Benítez que hubieran ilustrado mejor se actividad en defensa de los intelectuales españoles republicanos, labor que hay que aplaudir.  También sería importante comparar la posición liberal de Benítez con el conflicto interno de Belaval.

Pero, a pesar de la voluminosa selección de documentos, se nota la falta de otros de importancia.  Por ejemplo no aparecen nada del Jesús Colón ni de Bernardo Vega, intelectuales y líderes obreros puertorriqueños que desde Nueva York trabajaban por la República.  El mismo Salazar Anglada apunta que “de los 73 puertorriqueños registrados que participaron en la guerra española, aproximadamente la mitad pertenecía a aquellas bolsas de emigrantes que se trasladaron en la década de 1920 a Nueva York y fundaron en East Harlem la comunidad puertorriqueña conocida como El Barrio” (103).  Colón y sobre todo Vega podrían ofrecer buenas pistas para entender el origen y el desarrollo de las ideas progresistas entre esos puertorriqueños en Nueva York que lucharon por la República.

Hay que apuntar que cada texto que Salazar Anglada incluye viene precedido por un informativo comentario suyo que hay que leer como parte de su estudio introductorio pues complementa el cuadro histórico que construye en la primera parte del libro.

La lectura de este texto me hizo recordar una exposición sobre un tema relacionado que pude ver este verano en la Biblioteca Nacional de España: “El exilio intelectual español en Puerto Rico” (7 de junio al 3 de septiembre de 2023).  Una de las múltiples y grandes fallas de esa exposición – su limitada perspectiva de los participantes de ese movimiento – es, en contraste, el gran logro del libro de Salazar Anglada.  Mientras la exhibición en la Biblioteca Nacional se centra en Juan Ramón Jiménez y su esposa, este libro tiene una amplitud de miras que lo lleva a la inclusión de múltiples participantes y, así, ofrece una perspectiva más fiel a la historia.  Además y sobre todo, en la exposición de la Biblioteca Nacional Puerto Rico es meramente el lugar a donde llegan los exiliados españoles, mientras que Salazar Anglada construye un amplio contexto histórico y político de la Isla, contexto donde coloca mucho mejor el exilio español.  A pesar de que la exhibición en la Biblioteca Nacional se proponía reconstruir “el amplio contexto del exilio intelectual español en Puerto Rico, atendiendo a la vida cultural diaria de estos exiliados (sus proyectos, sus publicaciones, sus colaboraciones y amistades)” [Cito de la página informativa de la Biblioteca Nacional] , la misma se centraba casi exclusivamente en Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí.   El libro de Salazar Anglada, muy al contrario, tiene perspectivas mucho más amplias y cumple con los propósitos incumplidos por la exposición de la Biblioteca Nacional.  El autor de este nuevo libro  hubiera sido el comisario ideal de esa exposición fallida.

Por ello y a pesar de algunas ausencias y de saltos en el flujo del texto, hay que decir que Puerto Rico y la Guerra Civil Española es definitivamente una importante contribución a un tema que tiene más relevancia que lo a que primera vista parece.  El interés de los intelectuales boricua por la Guerra Civil Española no es un mero detalle en nuestra historia sino, como Salazar Anglada propone, es una importante clave para entender problemas relevantes, como el papel que desempeña la cultura española del siglo XX en la formación de nuestra identidad, especialmente en los intelectuales de la llamada Generación del treinta.  Salazar Anglada construye su libro a partir de la obra de otros historiadores anteriores, pero a la vez amplía el cuadro que ya teníamos y lo hace con rigor y entusiasmo.  Por ello, entre otras razones, la lectura de este libro vale la pena.

 

 

Artículo anteriorÁrbol
Artículo siguienteEl mueble puertorriqueño, orígenes y trayectoria