¿Quién responde por el genocidio en Palestina?

Izando la bandera de Palestina. Foto por: Víctor Birriel

 

 

En toda guerra  hay agresores y agredidos. Hay perpetradores y cómplices. Y cuando regímenes poderosos diseñan estrategias de exterminio o represión extrema,  aislamiento, tortura y otros crímenes  contra sectores de su población, hay ejemplos en la historia donde la movilización inmediata de gobiernos, pueblos, medios y organismos internacionales han logrado denunciar, señalar y eventualmente, encausar y penalizar a los responsables por dichas barbaries en la alta cúpula del régimen ofensor. La legislación internacional sobre derechos humanos tiene lineamientos expresos que prohiben dichas prácticas extremas, los cuales han sido puestos en vigor para castigar a los.violadores y perpetradores de crímenes contra los derechos humanos en otros momentos de la historia.

Así pasó con los Nazis luego de la Segunda Guerra Mundial, con las dictaduras en Chile y Argentina tras el regreso de la democracia a dichos países, con el régimen de «apartheid» en África del Sur y con los excesos de la segregación racial en Estados Unidos, entre otros casos de sociedades que han sido obligadas, desde dentro y fuera de sus fronteras, a desistir de sus prácticas extremas de odio hacia sectores de su propia población.

Sin embargo, hacia la estrategia de ocupación,.colonización y exterminio que el estado de Israel ha desatado por décadas contra la población de los territorios palestinos- motivada por obvias razones de odio etnico y religioso- se ha utilizado una vara diferente. A Israel se le ha tratado «con guante de seda» y se le justifican sus excesos bajo el falso pretexto de su «derecho a la autodefensa».

Tanto es así,  que desde el.pasado 7 de octubre, el mundo mira con estupor cómo el gobierno de Israel «campea por su respeto» en los territorios palestinos, desarrollando, sobre los cadáveres de decenas de miles de palestinos, una de las más atroces campañad genocidas de la historia reciente.

Ante la barbarie, las élites  internacionales han.preferido ignorar lo obvio y han levantado una enorme pared, donde de un lado se reverencia a Israel, mientras del otro se mira con indiferencia y recelo la agonía de un  pueblo palestino asediado inmisericordemente por las fuerzas militares israelíes.

Este comportamiento cómplice es motivo de vergüenza ajena y debiera helarle la sangre a cualquier persona de buena consciencia. Es indignante ver a los todopoderosos gobernantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, y a los directivos de la Unión Europea en Bruselas plegarse cobardemente ante las atrocidades de Israel, y no atreverse a levantar un dedo para.mitigar la indescriptible tragedia humana que se desarrolla en Gaza, con una población de millones de palestinos atrapados y sin escapatoria posible del fuego de sus enemigos.

Tras dos meses de guerra, ya hay más de 16 mil muertos en Gaza, el 75 porciento de los cuales son mujeres, niñas y niños, incluyendo bebés prematuros que fallecieron porque el gobierno de Israel les cortó la electricidad que mantenía funcionando las incubadoras y otros equipos en los hospitales. Ante atrocidades de esa naturaleza, nadie con poder ha levantado un dedo para frenarlas, ni tampoco para evitar las matanzas en hospitales,  escuelas, mezquitas, iglesias, mercados, vecindarios residenciales y condominios en todo el territorio de la franja de Gaza, primero,  en el norte devastado, y ahora en el sur también.

Por otro lado, amparados por el foco de atención mediática que provoca la situación en Gaza, el gobierno israelí también ha seguido adelantando su agenda de despojo en el territorio de Cisjordania, donde nuevos colonos israelíes han atacado, arrestado o asesinado a cientos de sus residentes para sacarlos a la fuerza de sus casas y tierras, con el apoyo de las milicias israelíes. Ciertamente, estas prácticas no ocurren por casualidad. Son parte de  una estrategia concertada para expulsar y exterminar la población palestina, y su propósito final es repoblar dicho espacio con nuevos asentamientos de población israelita. ¿Desplazamiento forzado?  ¿Limpieza étnica? ¿Genocidio? Llámesele como se le llame, el resultado es el mismo: la eliminación física de los palestinos, habitantes originarios de una geografía que, desde milenios atrás, ha sido un espacio compartido por diversas etnias, razas y credos.

Afortunadamente, hay una gran humanidad sacudida por las particularidades de esta guerra, un conflicto de una crueldad tan escalofriante, y una desigualdad tan avasalladora, que ha conmovido la fibra de millones de personas en el mundo entero. Así se manifiesta en las multitudinarias concentraciones a favor de Palestina en todos los países del mundo. Por fin, a pesar de los gobiernos cómplices de la barbarie, ha comenzado a descorrerse el velo de la invisibilidad ante la oprobiosa  y colonial situación de Palestina. Ya millones en el mundo reconocen la fea cara de la arrogancia e intención genocida de la élite dominante de Israel, y de sus cómplices en Estados Unidos y demás potencias de Occidente. Serán estos llamados «poderosos» quienes juntos tendrán que responder por las consecuencias de una guerra que han desatado con su cobardía y apoyo a las políticas nefastas de un Israel que no se detiene ante nada ni nadie.

 

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