Urge la activación del movimiento sindical

 

 

Especial para CLARIDAD

Desde este espacio hemos tratado de analizar e identificar los retos y dificultades del movimiento sindical en Puerto Rico. No debe ser secreto para nadie que hoy los sindicatos enfrentan el periodo más adverso ante las medidas neoliberales que se han implantado en el país durante los pasados cuarenta años. Existe un mínimo de organización sindical en el sector mayoritario de la economía, el sector privado. Se implantó una serie de leyes para eliminar derechos y condiciones de trabajo para los nuevos empleados lo cual dificulta el reclutamiento y retención de empleados. El cierre de empresas y la migración de trabajadores han provocado la pérdida de más de 200,000 empleos en la empresa privada durante las pasadas décadas.

La organización sindical en el sector público ha tenido similar suerte con otros agravantes. Los convenios colectivos se han congelado, se han eliminado derechos y condiciones de trabajo negociados en los convenios, se despidieron más de 30,000 empleados y se han subcontratado parcialmente quienes los sustituyeron. Las modalidades de privatización se diversifican sin reconocer el derecho de organización sindical ni sus representantes exclusivos a los empleados impactados.

Los sistemas de retiro públicos para empleados del estado y el magisterio han sido desmantelados y privatizados, eliminando el derecho a una pensión para los empleados activos y nuevos. Se atenta contra la existencia de los dos sistemas de retiro públicos existentes (AEE y UPR) bajo el racional ideológico de que las pensiones son un gasto que el estado no debe asumir.

La quiebra del gobierno ha sido la excusa del imperio para actualizar el modo de gobernar el país mediante la designación desde el Congreso de los EEUU de una Junta de Control Fiscal, JCF, con amplios poderes sobre el poder ejecutivo, legislatura y la rama judicial. La JCF determina el presupuesto y todo gasto del gobierno.

Ante este cuadro típico de la política del shock, el liderato sindical no ha podido desarrollar una estrategia efectiva, destacándose la dispersión y división del movimiento en sus acciones. Las autodenominadas centrales sindicales (Central Puertorriqueña de Trabajadores, CPT y Federación del Trabajo de PR-AFL-CIO) no han podido mostrar fuerza ni dar dirección ante estos ataques. El sector sindical que reclamaba tener un análisis clasista (Coordinadora Sindical) está inactivo y desmovilizado.

Frente a las políticas neoliberales del gobierno y la JCF han surgido reacciones y propuestas de otros sectores sociales que se han fortalecido. Ejemplo de ello son comunidades que resisten el desplazamiento y el discrimen, la fuerza de organizaciones ambientales que se auto convocan reconociendo la necesidad de una sola voz, sector de las mujeres, los y las activistas por derechos humanos destacándose los derechos de género y movimientos políticos, entre otros.

Hay otro elemento a reconocer. La presencia cada vez más fuerte de organizaciones que ofrecen servicios mediante propuestas y donativos privados o del gobierno. Este sector puede ser crítico del sistema o puede ser un brazo de coaptación. Muchas de estas organizaciones están ligadas a organizaciones en EEUU lo cual debe mirarse como parte del proceso colonial existente.

El surgimiento de luchas dispersas y la debilidad del movimiento sindical tienen el efecto de desplazar a la clase trabajadora como el actor principal en la lucha de clases dentro del conflicto de la sociedad capitalista y sustituir el conflicto de clases por uno de sectores. Este fenómeno no es exclusivo en Puerto Rico, pero en nuestro enclave colonial tiene otras implicaciones.

Así las cosas, en el sector sindical se nos anuncia esta semana el despido de más de 300 empleados del complejo de Hospitales HIMA, la Corporación de Servicios Legales de PR que lleva cerca de cinco años negociando el convenio de los abogados unionados informa que se levanta de la mesa para poner en vigor su última oferta, entraremos a otro semestre escolar con un nuevo secretario de Educación, (el anterior fue despedido sin justificación), los ataques a la UPR continúan y continúa el proceso de privatización de la AEE con la contratación de GeneraPR sin reconocer derechos sindicales a los empleados desplazados.

Como nota positiva, trabajadores en huelga de la empresa V’Soske en Vega Baja, notifican haber logrado negociar su convenio colectivo después de 19 semanas de huelga. Por otro lado la Comisión Laboral del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico realizaron un foro sobre la Jornada Laboral de 4 días con la participación de los alcaldes de Peñuelas, Vega Baja, patronos, abogados laborales y representantes de Justicia Laboral. Al final, nadie estaba en contra de la reducción de jornada, los alcaldes y la empresaria la han implantado en sus municipios y empresa con resultados positivos. La nota lamentable, la ausencia del sector sindical, de dirigentes sindicales.

Todo lo anterior debería ser motivo de análisis y discusión en el movimiento sindical. Sin embargo esta discusión no está ocurriendo. Los golpes continuos mantienen al liderato a la defensiva, atendiendo sus problemas inmediatos y no han podido observar su realidad de manera estratégica y critica. Hemos insistido en anteriores artículos la necesidad de establecer relación con otros sectores sociales, la urgencia de atender la formación y educación sindical y sobre todo la creación de un Frente contra el neoliberalismo.

Por iniciativa del Junte de Mujeres Sindicalistas, este mes de agosto se ha convocado al liderato sindical del país a discutir un plan de acción con la intención de cambiar la realidad que se vive en el sindicalismo. Esperamos que esta iniciativa sea consistente y ponga en vigor una agenda de trabajo y lucha.

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