Salud no tiene política pública frente al alza de COVID

 

CLARIDAD

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El curso que sigue la pandemia del COVID-19 en Puerto Rico, denunciado por médicos y científicos miembros de la organización Ciencia PR, es de un alza en contagios y el abandono de una política de salud pública por parte del Departamento de Salud (DS). Ese departamento no ha seguido con el rastreo efectivo de casos y no ofrece información sobre las consecuencias serias de salud a largo plazo. El peligro del COVID-19 no ha pasado.

La denuncia de la inacción por parte del DS para atender de manera proactiva la situación del COVID-19 en el País, a partir del comienzo de este año, fue presentada en un foro, moderado por la periodista Edmy Ayala, con la participación de los doctores Alberto Rosario, Brenda Mariela Rivera Reyes, la epidemiológa Fabiola Cruz López y el investigador de enfermedades infecciosas Marcos Ramírez Benítez.

La epidemiológa destacó que la positividad de 30 % de contagios que se está viendo en el país representa una cifra de 4,000 casos diarios. “Esto no es de la semana pasada, esto es que ya llevamos varias semanas dentro de esta misma carga”.

Añadió que los casos que no se están reportando afectan la positividad. Además, se está perdiendo de vista la educación que esos casos recibían por medio del sistema de rastreos municipales. Estos eran llamados y contactados por los sistemas municipales, la información que se obtenía guiaba sus investigaciones y servía para identificar otros contactos. Este proceso ya no se está dando en aquellos casos que se realizan las pruebas caseras y, por ende, no se están reportando al DS.

“Salud pública no es restricciones, salud pública mucho menos es solo hablar de tratamiento y de vacunas. Salud pública es la base para nosotros requerir que el pueblo tome decisiones individuales.  Tenemos que proveer las herramientas, y son las herramientas del conocimiento”, reclamó.

La iniciadora del proyecto de rastreo municipal en el pueblo de Villalba denunció que a partir de mayo del 2021 esos informes desaparecieron. Subrayó que cuando habla de informes de casos no habla de números, sino de cómo se le dice a las personas estos cuáles son los cinco síntomas principales, cuáles son las exposiciones principales, no tan solo en Puerto Rico, sino por regiones, para entonces tener la educación dirigida de cómo va la efectividad de la vacuna, dado a que se sabe que su efectividad va  menguando a través del tiempo.

Hay que saber a qué nos enfrentamos

 El doctor Marcos Ramos Benítez indicó, por su parte, que es importante entender el contexto en que estamos para poder entender  lo que tenemos de frente. Repasó que las vacunas, y más sin el refuerzo, no están 100 % garantizadas. Algunas personas que están en grupos de alto riesgo pueden desarrollar la infección aunque estén vacunadas y, aunque estén vacunadas y tengan el refuerzo, se pueden enfermar y terminar en la muerte. Una vez se entienda eso todo va a depender del contexto en que las personas se encuentren.

Este alertó de que cuando se tiene una tasa de positividad de 31 % significa que aproximadamente una de cada tres personas tiene COVID. Eso quiere decir que ya la probabilidad de que alguien dé positivo es alta. Estamos hablando de que si una persona entra a un sitio en que hay otras diez, es muy probable que tres de esas diez personas den positivo a COVID. Frente a esta situación, las medidas que se tienen que tomar son diferentes a las de un escenario saludable. “Tenemos dos años de práctica y, de repente, parece que lo olvidamos. Es ahí donde tenemos que ser mejores”.

Ante este contexto, recabó la necesidad de evitar la infección regresando al uso de la mascarilla en lugares cerrados y abiertos, mantener la distancia, procurar actividades al aire libre, campañas de educación y la vacunación.

Los científicos —todos— recalcaron que esta enfermedad no es un ‘catarrito’, como muchas personas creen.

En ese aspecto el médico primario Alberto Rosario, expuso su experiencia.

“Desde abril-mayo, que es cuando comienza todo este desbarajuste, el Departamento de Salud realmente se rindió en lo que es la prevención, cuando basó sus esperanzas en decir que no va a haber restricciones porque ahora hay tratamiento, hay antivirales, monoclonales, que ya no hay que presentar restricciones, me di cuenta de que había dejado de hacer lo que es salud pública. Eso no es salud pública”.

El doctor Rosario destacó que la labor de la salud pública debe ser prevenir que las personas lleguen a usar medicamentos. Este entiende que el DS falló en su rol salubrista al descansar en los tratamientos y los medicamentos cuando la mejor herramienta para evitar hospitalizaciones y consecuencias es la prevención. Este difiere de la posición del DS de que una persona vacunada que estuvo expuesta a una persona con covid no tiene que hacer cuarentena.

“Comoquiera, se está expuesto, la vacuna no evita que uno contagie a otras personas. Entonces vimos ese boom de aumentos”.

La crisis del COVID persistente

El DS no está atendiendo la prevención y tampoco está tomando en consideración  lo que es el COVID persistente, subrayó el doctor Alberto Rosario.

“Como médico primario estoy viendo el covid persistente de toda esta ola que surgió de diciembre-enero. Me he encontrado con pacientes para los que la realidad del covid no es un catarrito. El COVID causa una respuesta inflamatoria en todo el cuerpo especialmente en las células Tenemos que personas que no eran diabéticas ahora son prediabéticas; prediabéticas que ahora son diabéticas; hipotiroidismo con crisis hipertiroidea, personas que tuvieron COVID asintomáticos que llegan con fibrosis en los pulmones, personas con problemas neurológicos por la famosa neblina mental, que es un daño neurológico por la pérdida de memoria”.

Expuso que hay una serie de condiciones que poco a poco están revelando la crisis que deja el COVID persistente, que además de provocar una crisis hospitalaria, deja al descubierto la crisis de especialistas que hay en el país. Reveló que en el área norte está viendo que los hospitales están dando de alta a los pacientes para que el médico de cabecera los refiera al especialista. Esto antes lo hacía el hospital antes de dar de alta al paciente. Y ahora la carga está recayendo en los médicos primarios.

La doctora Brenda Mariela Rivera Reyes, al comparar este año  2022 con los dos anteriores, declaró: “Nunca nos pudiéramos imaginar que estaríamos ahora mismo peor que cuando comenzamos, desgraciadamente. Tuvimos un excelente control de infecciones hasta que llegó ómicron. Después de ómicron todo pasó a un tercer plano como si fuera un chiste realmente de mal gusto”.

Esta aclaró que la carga principal que crea cualquier enfermedad no es la muerte, sino  la morbilidad, que es lo que eventualmente va a ser el saldo a pagar. Expuso que en el caso de Puerto Rico, de acuerdo con lo que dicen los informes, hay un número entre 5 % a un  40 % de personas infectadas que van a desarrollar alguno de los síntomas de COVID persistente. Si a esto se le añade que alrededor de 30 % de la  población de Puerto Rico  tiene como mínimo una condición crónica, estas personas están más propensas a contagiarse del virus.

En Puerto Rico, desgraciadamente, no se tiene una clínica de covid persistente, reveló. Estas clínicas y la información sobre el covid persistente comenzaron en abril y mayo del 2020 en otros países.En Puerto Rico no.

La preocupación de la doctora Rivera Reyes  es que en Puerto Rico tenemos dos poblaciones dentro del COVID. Una, la población entre los 60 a 65 años con alguna enfermedad crónica. Ese va a ser del grupo donde habrá mortalidad. El otro grupo, según los números de contagio totales, está entre las edades de  20, 40 a 50 años: “Ese grupo de nuestra sociedad— que viene siendo el motor, los que trabajan, los padres, cuidadores—, dentro de esa población estamos desarrollando personas con enfermedades crónicas . Esto va a tener otras consecuencias no solo en la salud de esas personas, sino sociales y económicas”.

La doctora Rivera Reyes insistió en que todavía hay muchas personas que no se han dado cuenta de esta parte de la pandemia del covid, cuando ya está probado que el COVID persistente provoca una discapacidad. Esta es una población que en el futuro va a necesitar ayuda económica, social y mental.

 

 

 

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