Mientras el pasado 1ero. de enero el mundo entero celebraba la llegada del año 2023, en Cuba se celebró también el 64to. aniversario desde el triunfo de su Revolución en 1959, evento que marcó un antes y un después para las luchas de liberación y autodeterminación de América y el mundo.
En Puerto Rico, Antilla hermana y colonia de Estados Unidos desde 1898, aquel triunfo también resonó fuerte, sobre todo entre los luchadores y luchadoras por la libertad e independencia de nuestro archipiélago puertorriqueño, entonces cabeza de playa principal de la feroz Marina de Guerra de Estados Unidos. Para la armada estadounidense no fue simpático el triunfo de la Revolución Cubana, y mucho menos que esta tuviera tanto impacto en el resurgir de la actividad y militancia independentista en un Puerto Rico que ellos creían apaciguado tras la pantalla del llamado Estado Libre Asociado, la farsa de “autonomía” que escudó a la élite política del país, encabezada por el entonces todopoderoso Partido Popular Democrático (PPD).
Pero también se mantenía firme la histórica tradición libertaria que unía a Cuba y Puerto Rico en un mismo propósito, la cual fue cultivada desde los tiempos de las grandes luchas del siglo 19 y de la amistad y admiración mutua entre José Martí y Ramón Emeterio Betances, y vibraba en el imaginario de los patriotas puertorriqueños y cubanos del siglo 20, con especial fecundidad en el líder de la Revolución Cubana, Comandante Fidel Castro Ruz. Este mantuvo a lo largo de su vida un compromiso firme- que se tradujo en acciones contundentes y consecuentes de solidaridad- con la independencia de Puerto Rico y con los y las patriotas que la han representado con dignidad, valor y sacrificio. Por eso, apenas 10 días después de instalado el nuevo Gobierno Revolucionario en La Habana, en Mayagüez se fundaba el Movimiento Pro Independencia de Puerto Rico (MPI), organización que insufló nuevos bríos y dinamismo a la teoría y práctica independentista en Puerto Rico. Una de las primeras decisiones de la nueva organización, fue reconocer y felicitar al pueblo de Cuba por el triunfo de su Revolución. Desde Puerto Rico, nuevamente se reafirmaba con fuerza el pacto de hermandad que une a cubanos y puertorriqueños, como a las dos alas del mítico pájaro del poema de Lola Rodríguez de Tió.
En aquellos momentos, la llamada Guerra Fría entraba en uno de sus períodos más álgidos, y el imperialismo estadounidense hacía avanzar el poderío que lo convirtió en la fuerza hegemónica y avasalladora que arropó nuestro hemisferio. Al utilizar a su colonia puertorriqueña como plaza militar estratégica, Estados Unidos apuntaló su control de los mares y océanos en nuestra región. Y Cuba, que combatió y derrotó todos los intentos de invadir su territorio por parte de milicias armadas y adiestradas por Estados Unidos, que repelió repetidos ataques desde su espacio aéreo, que sofocó decenas de intentos de subvertir y derrocar su gobierno, y burló múltiples atentados contra su líder Fidel Castro- a la vez que mantenía la más abierta política de solidaridad con las luchas y aspiraciones de los pueblos del mundo- pronto se convirtió en el blanco propicio de la feroz y agresiva política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y El Caribe. Castigar a Cuba, aislarla económica y financieramente del resto del mundo para debilitarla, colocarla de rodillas y hacerla fracasar se ha convertido en una obsesión- y en faena cotidiana- del gobierno y las fuerzas de inteligencia de Estados Unidos. Por eso, lleva más de 60 años el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, un acto criminal de venganza que pretende sitiar y estrangular a todo un pueblo e impedirle satisfacer sus necesidades básicas. Pero Cuba y su pueblo noble y valeroso, han prevalecido ante esas infames agresiones, a las que se suman los embates recientes de huracanes, tragedias, desastres, y la pandemia del COVID- 19. Al cabo de 64 años, Cuba ahora es liderada por una nueva generación de dirigentes, nacidos y criados al calor de las luchas de las pasadas seis décadas, y un gobierno encabezado por el Presidente, Miguel Díaz Canel. Sobre esos hombros, y los de todo el pueblo, descansa ahora la responsabilidad de proteger la integridad del territorio cubano y procurar el bienestar de la población. Para ellos y ellas, y el querido pueblo cubano, ¡que vibre por siempre la solidaridad!